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Daniel, el sin evolución

Hace más de 8000 años, un meteorito cayó a la tierra. El meteorito no hizo ningún daño, pero desprendió un extraño humo verde que rodeó la tierra por más de mil años. Cuándo el humo desapareció, los humanos cambiaron. Los humanos evolucionaron. Desarrollaron poderes mágicos y psíquicos. Daniel nació sin nada de poder mágico ni psíquico por alguna razón. Después de la pérdida de sus padres, Daniel decide vengarlos. Después de entrenar por varios años, decide intentar convertirse en un aventurero. Un grupo de ancianos usa a Daniel para un extraño plan.

Hector_Angel · Urbain
Pas assez d’évaluations
14 Chs

CAPITULO 4

-Cuatro días después-

Llego a un pequeño pueblo.

—Tengo hambre, tengo sed y estoy muy cansado.

Empiezo a caminar por el pueblo.

—Un restaurante, una posada, algo debe haber.

Veo un gran cartel.

—Restaurante y baños termales... Lo que necesito.

Entro y una chica me atiende. La chica es linda, tiene el cabello azul y largo y ojos azules.

—¡¡Bienvenido!!

—Una mesa, por favor.

—Niño, te ves mal, ¿Estás bien?

—Necesito comida y mucha agua, por favor, tengo dinero.

Saco la bolsa con monedas.

—Claro, sígueme.

Sigo a la chica y me siento en una mesa.

—¿Qué ordenarás?

—Lo que sea, por favor, y mucha agua.

—Está bien.

La chica se va y pongo mi cabeza en la mesa.

—Tengo mucho sueño.

Me quedo dormido y tengo un sueño raro.

—Hola, Daniel.

Veo a una mujer con alas. Tiene el cabello blanco y corto, ojos negros con cuatro círculos blancos en ellos y es muy alta.

—¡¡¿Eh?!!

—Solo quería saludarte y conocerte, adiós.

Me despierto.

—Oye, ¿Te sientes bien?

Volteo y veo a la chica.

—S-sí, lo estoy.

Saco una moneda de oro de la bolsa.

—Tome.

—Ahora le traigo el cambio.

La chica se va y empiezo a comer.

—¿Qué habrá sido eso?

-Minutos después-

Salgo del restaurante.

—El anciano me dió mil monedas de oro... ¿Por qué lo habrá hecho?

Sigo caminando por el pueblo.

—Bueno... Ya no tengo a mis padres... Estoy solo... Solo... Debo acostumbrarme a la soledad.

Veo una posada.

—Bueno, debo dejar de pensar en eso.

Entro y una chica me atiende.

—Bienvenido, ¿Qué puedo hacer por tí?

—Quiero una habitación.

—¿Solo eres tú?

—Sí.

Saco una moneda de oro de la bolsa.

—¿Por cuántos días me alcanza con esto?

—Para una semana.

Saco otras tres monedas de la bolsa.

—Quiero una habitación por un mes, por favor.

Le entrego las monedas.

—¿Escapaste de casa?

—No, mis padres murieron y ahora debo vivir solo.

Hay un silencio incómodo.

—L-lo siento.

—No te preocupes... No debe preocuparse.

Me entrega unas llaves.

—Tu habitación es la número cinco.

—Gracias.

Entro a mi habitación y me acuesto en la cama.

—No he dormido en días, tengo mucho... sueño.

Me quedo dormido.

-Godfer, mundo de los dioses-

Varios espíritus que parecen vapor están reunidos.

—Vaya, Mersa tiene nuevo amo.

—Pero solo es un niño.

—Ese niño logró soportar el poder de Mersa, es el indicado.

—Bueno, un niño sin magia y sin poderes psíquicos será el amo de Mersa, ¿Qué podría salir mal?... Lo sé, ¡¡Todo podría salir mal!!

-Al día siguiente-

Me despierto.

—No tuve sueños raros... Supongo que estoy bien.

Me levanto y hago sentadillas.

—No debo dejar mi entrenamiento, nunca.

-Cinco años después-

Llego al restaurante.

—¡¡Hola, Daniel!! ¡¡¿Lo mismo de siempre?!!

Crecí mucho y aunque no tengo muchos músculos, soy muy fuerte.

—Sí, por favor, Rias.

Me siento en una mesa.

—Por cierto, hoy cumples 13 años ¿Verdad?

—Sí, ya soy todo un hombre.

Me acaricia la cabeza.

—Todavía eres un niño.

—Jeje, lo sé.

Veo a un grupo de hombres.

—¡¡Vamos, tú puedes!!

—Rias ¿Qué pasa?

—Están jugando vencidas para saber quién es el más fuerte.

—Vaya, suena divertido.

Me levanto y me dirijo a ellos. Un hombre muy alto y que parece muy fuerte se levanta.

—¡¡Gané!!

—Vaya, se ve que eres muy fuerte, ¿Quieres jugar unas vencidas conmigo?

Todos empiezan a reír.

—¡¡Vete niño, no me hagas perder el tiempo!!

Saco unas monedas de la bolsa.

—Tengo veinte monedas de oro, apuesto que yo te ganaré.

—¡¡Eso suena interesante!!

El hombre saca una bolsa con monedas.

—¡¡Yo solo tengo 1500 monedas de plata!!

Guardo cinco monedas de oro.

—Está bien.

Dejamos las monedas en la mesa y me siento.

—Espero que sepas aceptar una derrota.

—¡¡Nunca pierdo en las vencidas!!

Nos tomamos las manos.

—¡¡Tres, dos, uno, ahora!!

El hombre intenta derrotarme. Fácilmente puedo soportar su fuerza.

—¿Es todo?

—¡¡¿Eh?!!

Muevo mi mano con toda mi fuerza y lo derroto fácilmente.

—Vaya, vaya, gané.

—¡¡¿Eh?!!

Me levanto y tomo el dinero.

—Fue un gusto, nos vemos.

—¡¡Espera!! ¡¡ ¿Cómo lo lograste?!!

—¡¡Eres muy delgado, es imposible que tengas tanta fuerza!!

—Bueno, eso ni yo lo sé.

Me siento en mi mesa.

—¡¡Daniel, eso fue increíble!!

—Lo sé, lo sé, soy genial.

—Ahora vuelvo con tu comida.

Rias se va.

—Que bueno que gané, me estoy quedando sin dinero.