Me alejo de ella.
—¿Qué soy? ¿También soy un demonio?
—No, tú eres un humano, pero también eres un elegido.
—¿Pero qué significa ser un elegido?
—No puedo decirte la respuesta aún.
—¿Por qué?
—No me lo permiten. Lo único que puedo decirte es que ser un elegido significa salvar a los seres vivos.
—¿Quién no te lo permite?
—Eso tampoco puedo decirte.
Me extiende la mano.
—Trabajemos juntos y seamos grandes aventureros.
—Eres un dragón... No creo que deba...
—¿No confías en mí? Te diré una cosa, los libros que haz leído sobre la guerra de humanos contra dragones, dicen puras mentiras. Te contaré lo que realmente pasó.
—¿Lo que realmente pasó?
Los habitantes del pueblo se acercan a nosotros corriendo y gritando.
—¡¡Gracias por salvarnos!!
—¡¡Estamos muy agradecidos contigo!!
—¡¡¿Cómo podemos pagarle?!!
Nos rodean.
—No me gusta estar rodeado de personas. ¡¡Largo!!
Se alejan poco a poco de mí.
—Parece que no te vieron cuando te convertiste en un... Ya sabes.
Me alejo de ella.
—Vamos, luego me cuentas la historia.
Me alejo de todas las personas.
—¡¡Llenen ese agujero, podría ser peligroso!!
Me dirijo a la casa y entro.
—Ese gordo dijo que tenía esclavas semi humanas. Ayúdame a buscarlas.
Las aventureras aún están en el suelo.
—¿Las maté?
Mersa revisa sus cuerpos.
—Están vivas.
—Está bien... Debe haber un sótano por aquí.
Nos separamos y empezamos a buscar.
—Ese noble tenía un gran poder mágico... ¿Por qué no luchó conmigo? Con su poder mágico podría haberme ganado... Esto es muy sospechoso.
—¡¡Amo, encontré el sótano!!
Me dirijo a Mersa.
—Aquí está.
Mersa abre el sótano y bajamos.
—Está muy oscuro... ¿Tienes aliento de dragón o algo parecido?
—Sí, amo.
Extiende su mano y de su mano sale fuego.
—Eres muy útil... Creo que me vendría bien tú ayuda.
Empezamos a caminar. En el sótano hay muchas jaulas.
—Es un gran sótano.
Volteo a ver las jaulas. En las jaulas hay esqueletos de semi humanos y de algunos humanos.
—Parece que le gustaba torturar a los semi humanos. ¡¡¿Hay alguien con vida?!!
No contesta nadie.
—Creo que deben estar dormidas... O muertas.
Seguimos caminando.
—Hay muchos cadáveres.
Llegamos al final del sótano y veo una jaula con dos chicas semi humanas.
—¿Están vivas?
Mersa abre la jaula y revisa los cuerpos.
—Están vivas. Solo están dormidas.
Las dos chicas son unas semi humanas con la piel peluda, orejas de gato, nariz de gato y cola de gato. Tienen el cabello rojo y largo.
—Bueno, despierta a las chicas, debemos irnos.
—Sí.
Mersa las sacude para que despierten. Me doy cuenta que tienen algunas heridas en los brazos y piernas.
—Sí, definitivamente le gustaba torturar semi humanos.
Las chicas se despiertan y me ven.
—¿Eh?
—¿Qué pasa?
—Ahora me pertenecen, soy su nuevo amo.
Las dos empiezan a temblar.
—¿N-nuevo amo?
—No tengo tiempo que perder, acompáñenme.
Mersa y yo empezamos a caminar.
—Vengan conmigo.
Las dos chicas empiezan a seguirme temblando de miedo.
—Bueno, Mersa, dime, ¿Solo puedo usar el fuego protector una vez al día? ¿Es todo lo que puedo usar cómo elegido?
—Para usar de nuevo el fuego protector, deberás esperar 22 horas, y aparte, deberás aprender a activarlo. El otro poder que tienes como elegido es la espada y el escudo. La espada puede absorber magia, y el escudo puede desviar la magia.
—¿Mi escudo también? Pero si mi escudo se lo compré a un vendedor... ¿Por qué puede desviar la magia?
—Eso no lo sé.
—Entiendo... ¿Y tú serás mi espada?
—Sí, amo.
—Eso también es raro... Necesito muchas explicaciones.
Salimos del sótano.
—Necesitamos otro caballo.
Saco la bolsa con monedas que me dio el noble y la abro.
—Son monedas de oro, que suerte tuve. Mersa, compra un caballo.
Le entrego la bolsa con monedas.
—Sí, amo.
Mersa se retira y volteo a ver a las chicas.
—Bueno, me presento, me llamo Daniel y soy su nuevo amo.
Les extiendo mis dos manos.
—Mucho gusto.
Las chicas me ven con miedo y me saludan de mano.
—M-mi nombre es Mei.
—M-mi nombre es Crismei.
Dejamos de saludarnos.
—Solo les diré algo, yo les daré un lugar en donde vivir y comida, ustedes solo deben hacer lo que yo les diga, ¿Entendido?
—S-sí.
—E-entendemos.
—Bien, salgamos.
Estoy a punto de salir de la casa y escucho una queja.
—Eso sí dolió.
Volteo y veo que una de las aventureras despertó.
—Vaya.
Me dirijo a la aventurera.
—El noble ya murió, ya no tenemos que pelear, las dejaré vivir.
Salgo de la casa y Mersa llega con un caballo negro.
—Un caballo negro. Tienes buen gusto, Mersa. Mei y Crismei, suban al caballo.
Las dos suben al caballo con Mersa.
—Bien, vamos.
Empiezo a correr.
—Vamos por mi caballo y nos iremos.
La aventurera sale de la casa y me ve.
—Nos derrotó de un golpe... Ese chico es increíble.