Ya hace tres días que estuve con Sai y sus hermanas. Tendré que esperar para volver a verlas. A estar con ellas. A disfrutar de sus cuerpos. De sus risas. Ya las echo de menos.
Shun ha subido a uno. Estuvo todo el día bastante excitada, probando lo que podía hacer con qi. Me vi obligada a ayudarla, rellenando su qi. Es decir, follarla. Alguien tiene que sacrificarse.
También estaba preocupada. Aunque se sabe que la leche materna en la etapa uno solo puede ser buena, no podía evitarlo. Darle de golpe a un bebe leche de una etapa muy superior es peligroso. Pero no es el caso. Solo es de la etapa inicial. Además, su leche inicial estaba mezclada. Ha ido poco a poco incorporando el qi de la etapa uno. Cuando Wei la ha tomado sin problemas, ha podido respirar tranquila.
Ahora estoy practicando a ordeñarla. Quería probar a hacerlo yo. Le estoy cogiendo el truco. Donde apretar. Con qué fuerza. Cuánto qi añadir para que sea más placentero para ella. Y de paso, aprovecho.
–¡¡Aaaahh!! Dijiste que querías probarlo pero… ¡Aaaaaah! ¿Tenías que hacerlo a la vez? ¡¡¡HHHhaaaaaahhhHH!!!– se queja.
–Así puedo ver el flujo de qi mientras lo hago– aseguro.
–¡Aaah! ¡Es solo una excusa! ¡¡AAaaaaahh!! ¡Song tiene razón! ¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAaaaaahhhHH!!!! ¡No pellizques mi pezón!
No puedo evitar reírme. La ordeñó mientras la follo. La tengo de pie. Los recipientes a los que van la leche sobre la mesa. Ella inclinada sobre ellos. Yo penetrándola desde atrás. Mis manos jugando con sus pechos. Estrujándolos. Sacando leche. Dándole placer. Ya se ha corrido dos veces.
–¿Qué hay de malo en ser un poco pervertido?– le pregunto entre risas.
–Si solo fuera un poco… ¡¡¡Aaaaaaaahhhhh!!!
Lo cierto es que follándola, puedo sentir cuánta leche le queda. No pasarme. Dejar suficiente para Wei. También es cierto que es muy erótico. Resulta sensual follarla mientras la ordeño. Estrujar sus pechos llenos. Entrar y salir de su húmedo agujero.
Ella lo está disfrutando. Por mucho que se queje. Yo también disfruto. De jugar con ella. De penetrarla. No es tan estrecha como las otras. Me muevo con más facilidad en su interior. Aunque sus paredes no me atacan con tanto placer. Aun así, es deliciosa. La acabo llenando mientras todo su cuerpo convulsiona de placer. Casi acabamos tirando los recipientes con la leche. Por suerte, los he guardado a tiempo. Antes de que ella se desplomara sobre la mesa.
Me sonríe y me da un beso cuando recupera el aliento. Abrazándome. Pegándose a mí. Muy sensual. No es la única a la que le ha gustado. Hemos disfrutado los dos. Cada vez es más atrevida. Pero sigue siendo servicial. Cualquier cosa que le pida, lo haría. Claro que las otras se enfadarán si me paso.
Me ayuda a vestirme. Parece disfrutar haciéndolo. Me vuelve a besar para despedirse. No puedo evitar cogerla del culo. Agarrarlo una última vez. Ella se ríe.
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Como otras veces, cuando salgo de copiar cuadernos, algunos me señalan. No se meten directamente conmigo, es un avance. Si alguno lo hace, lo ignoro. Por ahora, no ha ido a más otra vez. Pero sí sé que me critican a mis espaldas.
Me desprecian por haber sido un esclavo. Muchos creen que si he llegado al reino de Alma ha sido gracias a que he robado píldoras. Como si ellos no lo harían si pudieran. Y la realidad es bien distinta.
Cabe decir que son una minoría. Son estudiantes con baja autoestima. Lentos en cultivar. Que les fastidia que un ex-esclavo les haya alcanzado o superado. Y se sienten mejor menospreciándome. Si no va a más, me da igual. Espero no tener que dar otra lección.
Sé que también hay a quienes que no les caigo bien por otra razón. Tienen envidia por mi "éxito con las chicas". Aunque no soy ni mucho menos al que más tienen envidia por ello. De hecho, las estudiantes que están conmigo no son de las más admiradas. Además, algunos estudiantes internos suelen tener bastantes admiradoras. O admiradores. Y ya no hablemos de los de élite. O los discípulos de maestros de alto rango. Como Da Ting.
Por ahora, me paso a ver a Tai Feng. Parece que ahora ya sale de su cabaña. Yawen ha subido a uno. Ya puede cultivar. Le he avisado que vendría a verles. No quiero pillarles a mitad.
–¿De verdad? Vaya, es curioso– sonrío ante la revelación.
–Ja, ja, sí. Así le puedo dejar mi espada para que practique– se ríe él, rascándose la cabeza.
–Pero no dejes de practicar por mí. A mí me queda mucho para poder usarla bien– protesta ella, mirándolo entre molesta y afectuosa.
Los dos usan espadas a dos manos. Cuanto menos, curioso.
–Tengo esta. A mí no me sirve de nada. Está un poco rota, pero puedes usarla por ahora– le ofrezco una de las espadas que tengo en el Almacén.
Tengo otras mejores. Pero tampoco quiero que sospechen demasiado. Que me haya hecho con una espada rota no es tan raro.
–¿De verdad? Podrías venderla…– se siente un poco incómoda Yawen.
–Si Pen se entera de que la tengo y no te la presto, me pegará bronca, ja, ja– se la entrego entre risas.
–Yo… Gracias– la acepta ella finalmente.
–Te debo cada vez más– suspira Tai Feng.
–Es solo una espada rota, y somos amigos. Además, solo es un préstamo. De todas formas, había venido porque quería explicaros algo. Me ha sorprendido enterarme de que mucha gente no lo sabe. Para los que hacemos copias, es fácil…
Les explico lo de los cuadernos. Como quitarles el qi y ver lo que hay debajo. También les advierto de que eso solo sirve para que puedan identificar los patrones. Tienen que estudiarlos igualmente con qi. No pueden confiar en esas imágenes estáticas.
Como esperaba, se sorprenden al descubrirlo. Mis pervertidas y mi masoquista tampoco lo sabían. Igual que ellas, me lo agradecen. Aunque no como ellas. Ellas me lo agradecieron mucho más sensualmente. Demasiado sensualmente. No obstante, no me escapo de un una copa de un extraño licor. Es bastante fuerte. Toso un poco.
–Yo estuve peor la primera vez– se ríe Yawen al verme.
–Pero si es suave…– protesta él.
Yawen y yo lo miramos. Negamos con la cabeza. Nos miramos y reímos. Él se encoge de hombros y también ríe.
Estamos un rato hablando. Resulta agradable hacerlo. Con amigos. Sin más preocupaciones. Yawen casi todo el rato con la cabeza en su hombro. Él cogiéndola de la cintura. Siguen muy acaramelados.
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Cabe decir que Ning se ha esforzado estos días. Como premio, penetro su culo. Ella recostada de lado sobre la mesa. Una pierna en el suelo. Otra la cojo. Queda sobre mi hombro. Está salivando. Luego la haré limpiar la mesa.
A Rong ya la he devuelto. Está sobre su cama. Recuperando la respiración. Sin duda, el tamaño de sus pechos es espectacular. Y su culo no se queda atrás. No sé si seguir agrandándolos. A Rui la he usado antes para recuperar qi. Después de la segunda copia. No es que le haya importado. Sus gemidos decían incluso lo contrario. Hai está sobre la mesa. Con su culo alzado. Esperando. Resulta erótica.
Puedo ver los pechos de Ning rebotando mientras la follo. Su piel blanca, enrojecida donde la he azotado.
–¡¡Aaaaah!! ¡Amo! ¡Por fin mi culo…! ¡¡¡HHHHAAAAaaahhhHH!!!– gime ella excitada, dejándose llevar.
Cuando se corre, penetro a Hai. La empujo contra la mesa. Mientras Ning jadea y me mira. Expectante. Incluso se masturba. No es que me sorprenda.
Al cabo de un rato vuelvo a Ning. Luego a Hai. Hasta que las acabo llenando a las dos. Por supuesto, las ayudo a mejorar su cultivación. Sus meridianos. Acabo de retocar los pechos de Hai. Absorbo sus Yin para mejorar mi cuerpo. Para contraer los músculos expandidos con Yang. Recupero el qi que he gastado antes.
Luego me pongo a practicar un poco la técnica de movimiento. Solo algunas partes. Para otras, necesito más espacio. Quizás podría ir a la zona de prácticas. Aunque prefiero evitarlo. Sigue habiendo muchos que me miran mal. Mejor evitar tener contacto con ellos por ahora. Además, sé que ellas me torturarán tarde o temprano. Quiero decir, entrenarán.
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Salgo de la secta. Con mi rostro tapado. Mejor que no sepan quién soy. No soy ni mucho menos el único. Aprovecho para comprar algunas hierbas. Gan Ren me sonríe. Se muestra servicial. Sabe que soy yo. Supongo que por la voz.
Ahora voy a comprarle siempre a ella. Ya no miro otros. Wan la avala. Además de que es agradable. Bueno, no con todos. Acaba de echar de malos modos a una clienta. No sé muy bien la razón. Mejor no pregunto.
Me sigue sorprendiendo que sea tan enormemente obesa. Con qi debería poder corregirlo. Alguna razón tendrá. No voy a preguntar. No vaya a ser que se enfade por meterme donde no me llaman. No es asunto mío.
Como siempre, hay técnicas, armas y otros artículos. Como siempre, es un riesgo. Habíamos pensado en que debería comprar algo de carne. Para probar. Pero a Terror no parece gustarle la que encuentro. Está sobre mi hombro. Gira la cabeza al acercarme al puesto. Supongo que es por el olor. Yo no noto la diferencia. Antes miraba las plantas de Gan Ren con voracidad. Confiaré en ella.
Algunos miran a mi rata con curiosidad. No es algo habitual. Aunque tampoco excepcional. Además, sirve para mejorar mi disfraz. Que se sepa, el ex-esclavo Kong no tiene una rata.
Me acerco también a un puesto que dice comprar leche materna. No me sirve. Exige contacto con las "donantes". No queremos exponer a Shun. Ni siquiera se lo vamos a decir. O eso deduzco del gesto de Shi. Está conmigo ahora. Aunque aparenta ser casualidad que hayamos coincidido. Song esta vez no ha venido. Liang está comprando algunos utensilios de cocina. Creo.
Shi ha comprado algo para su huerto. Sorprendentemente, las plantas crecen bastante bien. También ha comprado algunos cristales de memoria. Han dicho que si el que molestaba a Ken vuelve, lo violarán analmente de verdad. Y lo grabarán. Luego lo filtrarán. He sentido un escalofrío al oírlas. Cuando están enfadadas, pueden ser terribles.
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Ken me ayuda entre risas a echar a las pervertidas. Han venido las tres juntas. Y ellas pretendían quedarse. Curiosamente, acaban haciendo caso a una esclava. Por mucho que hagan pucheros.
–Dejad de molestarle. Él no es tan vago como vosotras. Tiene que practicar– las arrastra finalmente Ken.
Aunque les he tenido que volver a prometer que iré al "segundo evento de combates y citas". Así lo llaman ellas. Quedan menos de dos semanas. Han acabado confesando todas las parejas que se han formado. Querían mantenerlo en secreto y sorprenderme. Pero no han podido resistirse.
Por supuesto, antes de eso hemos disfrutado de un buen rato de sexo. Su nueva lencería es casi como no tenerla. Está abierta por su vagina y pezones. Incluso Ken la llevaba. Ha pasado a verlas antes de venir.
Hoy han sido las tres extremadamente agresivas. No me han dejado respirar ni un momento. Al menos hasta que se han corrido por tercera vez. Sus cuerpos desnudos acostados y jadeando eran terriblemente obscenos. He sido incapaz de contenerme. De follarlas una vez más. De llenarlas.
Luego hemos estado acostados. Hasta que Ken las ha hecho vestirse. Casi las ha forzado. Ha sido divertido. Lástima que sea porque ella se tenía que marchar.
Mientras aún estoy pensando en eso, alguien llama a la puerta. Es Chen. Es uno de los esclavos con los que me llevaba bien. Le abro y le doy un fragmento de píldora. Se lo traga inmediatamente. Me hace una reverencia antes de irse. Les he prohibido darme más las gracias.
Es uno de los esclavos a los que ayudo. Al cortarlas a trozos, las píldoras pierden efectividad. Pero es suficiente, y no tengo de tan bajo nivel. Y sí muchas de entre la siete y la nueve. De la expedición, conseguí bastantes píldoras. Aparte de armas y otros objetos. Además de las que me dan a mí mensualmente. Yo no las necesito.
A Ken, Shu, Ai y Pen las ayudo de otra forma. Es más efectivo con sexo. Aunque les doy píldoras falsas para disimular. Al principio, Fen Huan quería negarse. Encargarse ella de Pen. Tras unos azotes, la convencí. Más bien, ante la amenaza de no azotarla más.
Aparte de Chen, hay otros dos. No puedo ayudar a más. Sería demasiado sospechoso.
Han prometido una y otra vez que me lo pagarán en el futuro. Sé que ahora hacen lo posible para ayudarme. Para investigar a mis enemigos. Incluso ayudar a mis chicas esclavas. Es todo lo que pueden hacer. Y no puedo prohibírselo. Supongo que es bueno tener aliados. Que te deban un favor.
Aunque preferiría tener amigos. Aparte de mis amantes, solo están Tai Feng y Yawen. Quizás Da Ting, aunque no puede decirse realmente que sea una amiga. A decir verdad, están los estudiantes "empollones" a los que ayudé. Y que supongo que estarán en el "segundo evento de combates y citas". Tampoco he hablado mucho con ellos. Supongo que los veré en unos días.
Como sea, me pongo a practicar otra vez. O me regañarán. Luego ya recuperaré el qi que me falte con mis esclavas. Y con las chicas. Quizás la parte que más me gusta de entrenar es recuperar el qi. Resulta muy… placentero.