Lin Tao se mueve con un poco de torpeza al principio. Nerviosa. Sus besos son tímidos también. Hasta que pongo mi mano en su nuca. Forzándola a pegar nuestros labios. Invadiendo su boca con mi lengua.
Después de devorarla, la suelto y la miro.
–Ahora tú– le exijo.
Obedece. Primero algo torpe y tímida. Pero va cogiendo confianza a medida que lo repite una y otra vez.
Gime y coge aire cuando nuestros labios se separan. Pero pronto los vuelve a unir.
Sus movimientos también son cada vez más rítmicos. Menos indecisos. Disfruta cuando la domino. Pero también le gusta llevar la iniciativa.
–La estás corrompiendo– me regaña Guo Xua.
Su voz es demasiado sensual como para tomarla en serio. Se ha apoyado en mi hombro. Susurrándome al oído. Saco una de las manos de la nalga de Lin Tao. La llevo la pierna de Guo Xua. Subo por su muslo. Acariciándolo. Hasta encontrar el lugar prohibido.
–¡Aaah! ¡Espera! ¡Ahí no! ¡¡Aaaah!!
Pronto tengo a las dos siendo penetradas. Una por mi miembro. La otra por mis dedos. Guo Xua está ahora apoyada en mí. Casi sin fuerzas. Gimiendo sin parar. Mientras juego con su vagina. Con su clítoris. Lin Tao no tiene tiempo para mirarla. Está otra vez al borde del orgasmo.
Lleno a una mientras hago a las dos correrse. Sus cuerpos sudados pegados a mí. Sus gemidos incontrolables.
Las dejo recuperarse mientras las abrazo. Mientras las beso a una y otra con suavidad.
–Límpiame– le susurro al Lin Tao al oído al cabo de un rato.
Ella obedece enseguida. Presta a satisfacerme. Chupa mi miembro sacando toda la lengua. Mirándome lujuriosa. Se lo mete dentro. Luego lo lame desde fuera. Hasta que la empujo sobre la cama. Sin ser rudo.
Me mira a los ojos cuando me pongo sobre ella. Mi cabeza sobre la suya.
–¿Te gusta que use tu otro agujero?– le pregunto.
Ella abre más los ojos. No dejo de mirarla. Se ve forzada a responder. Asiente. Roja. Le lubrico su abertura anal con sus propios líquidos. Luego la penetro. Sin dejar de mirarla. Sin dejarle apartar mi mirada.
Penetro su culo despacio. A veces besándola. Sus piernas totalmente abiertas. Sus rodillas dobladas. Mientras disfruto la estrechez de su ano. Sin prisa. Haciéndola llegar poco a poco al orgasmo. Guo Xua nos mira.
Me dejo invadir por el placer. Llenándola cuando se corre. Pero no por ello paro. Ella parece sorprendida. Aún jadeando. Yo decido acelerar.
–¡¡Aaaaaahhh!! ¡Mi culo! ¡¡HHHHAAaaaaaahhhhHH!! ¡No puedo más! ¡¡¡¡¡¡AAAAAaaaaaAAHHH!!!!!! ¡Por el gran qi! ¡¡¡AAAAAAAHHHHH!!!
Esta vez la llevo más rápido al orgasmo. Y al mío. Me he dejado llevar. La vuelvo a llenar otra vez. Salgo de ella. La beso en la mejilla. Está agotada. Aun así, me limpia el miembro con la boca.
Miro entonces a Guo Xua. Está de rodillas sobre la cama. Su mano en la entrepierna. Me mira excitada. Me acerco a ella.
–¿Quieres que te lo haga como antes a ella? ¿Contra la cama y atada? Me ha parecido que te excitaba– la acuso.
Ella aparta la mirada. Pero no dice que no. No se queja cuando le pongo una venda. Ni cuando la amordazo. Ni cuando la ato. Incluso abre las piernas cuando la pongo contra la cama. Sus pies en el suelo. Su respiración acelerada.
Se estremece cuando la penetro. Voy acelerando poco a poco. Ella se deja. Bueno, está atada. Aunque no muy fuerte.
No paro de penetrarla ni cuando se corre. Manteniéndole durante un rato en un largo orgasmo. Hasta que noto que está al límite. Que no puede más. Que su qi empieza a fluctuar.
Entonces la dejo correrse una última vez, más intenso. Llenándola. Satisfaciéndola. Mientras su sirvienta la mira con los ojos muy abiertos. Descansando. Y muy roja. Quizás se imagina a ella antes así.
La desato. La ayudo a acostarse. A las dos juntas. Las beso en la frente. No tardan en dormirse.
Ha sido realmente excitante. Puedo notar que las dos son mías. Aunque a Guo Xua no puedo enviarla a la Residencia. Debido a que está embarazada. Resulta extraño. ¿Lo cuenta como un ser vivo? Supongo que, de alguna forma, detecta un segundo qi. Aún a medio formar. Que no es leal a mí.
Me voy a ir, pero cambio de idea. Llamo a Hai y le explico la situación. Luego me la follo sobre el mostrador. Está bastante excitada.
Luego pruebo Extensión de qi mientras ella se queda tirada sobre el mostrador. Bueno, lo poco que he comprendido. La primera fase de extender el qi. Es la fácil. Luego hay que consolidarlo y darle forma. Eso tengo que volver a leérmelo. Pero empiezo con esto. A ver si despejo algunas dudas.
Lo cierto es que gasto mucho qi. Demasiado. La mayoría simplemente se pierde. Tras unas pocos pruebas, me quedo a la mitad. Está claro que tengo que mejorar esta primera fase.
Necesito recuperarlo. Así que sigo con Rong, con sus enormes pechos aplastados sobre el mostrador. Luego Rui, Ning y Bronceada. Practicando entre medias. Resulta excitante follarlas en un lugar diferente. Viendo a la gente pasar fuera de la tienda.
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Cuando voy a salir, con Detectar qi descubro que hay alguien fuera. Así que salgo por una ventana. Es el mismo sirviente de antes. Que pesado… Sé que es un mandado. Pero eso no significa que lo vaya a dejar hacer lo que quiera. Preciso la ayuda de las chicas.
Al final es Yi. Habla supuestamente asustada con un par de los guardias de la ciudad. No son de nivel muy alto, pero tienen autoridad. Les dice que ha visto alguien a acechando en un pasaje cerca de la tienda. Desde lejos, parece realmente asustada.
Puedo ver que los guardias van a investigar. Sorprenden al sirviente. Se lo acaban llevando. Ya no es problema mío.
Guo Xua me ha dicho que su examante no la molestará mucho más. Mañana anunciará que está embarazada. Ha querido decírmelo a mí primero. Tras ello, debería dejarla en paz.
También está convencida de que el anuncio causará una pequeña conmoción. Aunque me ha asegurado de que está bajo control. Que no tengo de que preocuparme. Eso espero.
Como sea, me vuelvo a la cabaña. Tengo que practicar un poco más antes de llamar a las chicas.
Lo que no esperaba era otra sorpresa. Tras salir de la ciudad, a medio camino de entrar en la secta, aparecen dos figuras frente a mí.
–Muéstranos la cara– me exige uno de ellos.
Dos más me cierran el paso por detrás. Su nivel no es muy alto, excepto el de uno. Lo reconozco. Uno de los secuaces de Dai Fen. El exestudiante que quiere vengarse de mí por una sospecha. Y ex de Hai. En su favor, hay que decir que ha acertado. Pero eso no importa ahora.
–¿Quiénes sois y qué queréis?– les pregunto, llevando la mano a la empuñadura de una espada.
Quizás les despiste así. Una espada no es mi arma. De paso, aviso a las chicas. Se visten a toda prisa. Recogen armas y talismanes.
–Eso no importa. Solo queremos asegurarnos de que no eres el criminal que buscamos– insiste.
–Soy un estudiante de la secta, no un criminal. ¡Apartad de mi camino!– les grito, intentando parecer enojado y ofendido.
–Muéstranos la cara y te dejaremos pasar– vuelve a insistir, sin perder la calma.
–¿Por qué tengo que haceros caso?– sigo ganando tiempo hasta que estén preparadas.
–Porque somos más fuertes. ¿Te descubres tú, o lo hacemos por ti?– vuelve a insistir.
Tendría que haber llamado a las chicas antes, y haber ido en un grupo numeroso. Quizás disfrazado. Como al salir. No esperaba que estuvieran aquí a esta hora. Se suponía que se iban antes. ¿Cuándo han cambiado su rutina?
Ya da igual. Están preparadas. Si es necesario, lucharemos. Solo hay uno que es peligroso. Está en cinco de Alma. Los otros están en Génesis. Entre siete y nueve. Somos más. Aunque no podemos dejar a ninguno vivo. Ese será el plan B. Y no será fácil. Dependerá de los talismanes. Por ahora, probemos si hay suerte.
–¡Ya está bien! ¡Apartad o me pondré serio!– amenazo.
–Solo tienes que mostrar el rostro. Nada más que…– vuelve a decir, con tono aburrido.
Se queda a medias. Me abalanzo sobre él. El de la etapa cinco. Blandiendo la espada. Añadiendo qi. Haciéndola brillar como había hecho Ga Gui. Lo cual es en realidad inútil.
La suerte está de nuestra parte. Se pone a la defensiva. Acumula qi en una especie de escudo. Lo ha interpretado como una técnica. Cuando es solo una treta. Una finta.
Cambio de dirección de repente. Circulo qi por a todo mi cuerpo. Ejecuto el primer paso de Movimiento Creciente. Luego el segundo, y el tercero. Los he cogido por sorpresa. Cuando se dan cuenta, estoy ya a unos metros de distancia.
No miro atrás, sigo subiendo las escaleras. Ejecutando la técnica de movimiento. Me resulta muy natural a pesar del terreno. Siempre practico la técnica cuando voy por las escaleras.
Cuando tengo a los vigilantes a la vista, me detengo. Ya no se atreverán a atacarme. Miro hacia atrás. Se han detenido. Ha ido de poco. Aviso a las chicas de que ha pasado el peligro.
–¿Ha pasado algo?– pregunta uno de los vigilantes cuando llego a su altura.
No me extraña que se haya dado cuenta. Me ha debido ver parar de repente. Y mi respiración está aún un tanto acelerada. Además de rastros de qi.
–Había un grupo extraño. Insistían en que les mostrara la cara, pero no me fiaba. He escapado de ellos– explico.
–¿¡Otra vez!? Les hemos echado antes, ha habido varias quejas. ¿¡Se han atrevido a volver!? ¡Ahora verán!– amenaza.
Está muy por encima de mi cultivación. Supongo que en Cuerpo. Son estudiantes a los que les pagan por vigilar la entrada. Es aburrido, pero pueden cultivar mientras lo hacen.
–No tardes. Si ven que dejas el sitio, te puede caer una buena bronca– le recuerda el otro.
–¡Será un momento! Mmmm. Se están yendo a toda prisa. Más les vale no volver– amenaza.
Supongo que ha usado alguna técnica para comprobar la situación. O quizás sentido divino. Puede usarlo si tiene suficiente cultivación. A saber cuál tiene. Espero que no vuelvan. Estaré atento a las noticias.
Los saludo y entro. Tengo que llegar a la cabaña y llamar a las chicas. Aunque les he dicho que el peligro ha pasado, están inquietas. Normal. No saben qué ha sucedido.
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Una vez más, maldicen a Dai Fen. Hong, el ama de cría de Bronceada, también nos explica lo que sabe de él. Si bien no lo conoce personalmente, es famoso en ciertos círculos. Su fama no es muy buena.
Despilfarrador, déspota y cruel son algunos de los calificativos. Aunque no es el único. Hai no tenía tampoco muy buena fama. Bueno, ya lo suponía. Nuestro encuentro no fue precisamente pacífico. ¿Podría decir que se ha reformado? Al menos, ahora es obediente y apasionada.
El problema es si será peligroso seguir yendo a la ciudad. Veremos qué pasa. Si los vigilantes están informados, puede que arreglen el problema. O puede que lo dejen estar. Aunque espero que no. Otros estudiantes deben de estar molestos. Y algunos tienen parientes de mayor nivel. Si se alarga, se acabarán encontrando un problema. Les estaría bien. Ya ha durado demasiado.
Claro que hablamos de esto mientras yo estoy gran parte del tiempo en el suelo. Quería que Rayitas cogiera un trozo de carne que tenía en la mano. En su lugar, ha saltado sobre mí. Me ha lamido la cara con su áspera lengua. Luego se lo ha comido. Terror ha aprovechado para coger el que tenía en la otra mano para ella. Han logrado la comida, aunque no cómo yo esperaba.
Las chicas no me han ayudado. Estaban muy ocupadas riéndose. Hay que reconocer que era gracioso. Aunque lo hubiera sido más si hubiera sido una de ellas.
Luego me asaltan. Dicen que estaban preparadas para luchar, y que tienen que soltar adrenalina. Es una excusa. Lo sé yo. Lo saben ellas. Lo que no impide que sea su juguete. Wan también se ha apuntado. Había acabado con las hierbas y la he traído.
Terror ha estado un rato lamiéndole la mano, mientras ella se reía de las cosquillas. Supongo que por el olor a hierbas. Mientras, Yi me cabalgaba un tanto salvaje. Y Yu lo ha hecho antes más dulce.
A Rayitas ya la he devuelto. La hemos dejado con Wei. A la niña le encanta dormir sobre el suave pelaje de la tigresa. A esta no parece importarle, al menos cuando está dormida. Si le tira de los bigotes, gruñe.
Al final, me acabo durmiendo con Liang. Abrazándola. Su cabeza en mi pecho. Ha sido la única que no ha abusado de mí. Hasta Ma Lang se ha apuntado.
Con Liang, ha sido muy dulce. Como casi siempre que estamos solos. Sin duda, es adorable.