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Cita imprevista (II)

Sin duda, tiene bastantes puntos. No sé si por sus padres o por su trabajo haciendo talismanes. Ha comprado muchos materiales, algunos solo para hacer pruebas. También adornos para el pelo, pendientes, pulseras, ropa…

–En todas dices que me queda bien– se queja.

–Ya sabes que yo era un esclavo. No sé mucho de moda– me defiendo.

–No vale usar una excusa tan buena– se queja, resoplando.

–Si quieres consejos de ropa, ¿por qué no vienes con Bei Liu y Bi Lang? Seguro que te dicen que sí– le propongo.

–¿Seguro? No sé. No las conozco tanto…– se muestra dubitativa.

–Si quieres, se lo propongo. Con ellas, será fácil despistar a tu sombra– ofrezco.

–¿¡De verdad!? Bueno, no sé cuándo podré. Tengo que acabar talismanes, dar clases…

–Dímelo cuando quieras, puedes mandarme un mensaje– sugiero.

–Vale, eso haré. O quizás me pase a uno de esos eventos. Si es un momento, no sospechará– sonríe traviesa.

Parece que ha recuperado el buen humor después de unos instantes decaída.

–Como prefieras. Realmente te esfuerzas mucho con los talismanes– la alabo.

–No tengo otro remedio. Es mi única esperanza– confiesa, un tanto sombría esta vez.

Me la quedo mirando sin entender nada. Ella fuerza una media sonrisa. Parece que es un asunto un tanto desagradable para ella.

–¿Sabes mi sombra, el que me sigue a todas partes? Es el discípulo de mi padre. Me considera de su propiedad. Descubrí que padre le ha prometido mi mano cuando consiga hacer talismanes de nivel de Cuerpo. Sin preguntarme. Sin importarle lo que yo piense. ¡Los odio a los dos!– exclama enojada.

Bueno, no es para menos. No es tan raro familias que decidan los matrimonios de sus hijos. Guo Hai con Dai Fen, por ejemplo. Aunque como premio, parece excesivo.

–¿Sabes qué es lo peor? Cuando me quejé a madre, no le dio importancia. ¿Sabes qué dijo?: "Está bien. Tu padre estará contento. Tú solo tienes que tener sexo de vez en cuando, decirle que bueno que es, dejarle que te exhiba como trofeo, y seguir investigando talismanes. Así, no perderás tiempo con enamoramientos innecesarios. De hecho, menos los primeros meses, te dejará en paz la mayor parte del tiempo. Lo peor es si quiere tener un hijo. Tendrás que dedicarle tiempo durante unos años."

Vaya, es un poco cínica. Y sin mucha empatía por su hija. Ye Bi está casi llorando.

–Siempre había dudado de los sentimientos de mi madre hacia mi padre o hacia mí. Aquel día lo confirmé. Yo no quiero ser como ella. Por eso, necesito ser mejor que el discípulo de mi padre. Al menos, poder decir que mi marido tiene que ser mejor que yo– asevera, entre firme y triste.

Sin duda, todos tenemos nuestros problemas. La verdad es que si tuviera una familia, no me gustaría que fuera como la de ella.

–Debe de ser duro– la compadezco.

–Es triste, pero lo tengo asumido. Me gustaría que al menos me reconocieran por mi trabajo con los talismanes, pero apenas me prestan atención. ¡El día que los supere, tendrán que mirarme!– asegura, con esperanza en su voz.

Al menos, tiene un sueño. Aunque tener que luchar tanto para ser reconocida por sus padres resulta un tanto triste. Puede incluso que no sea como ella cree si lo consigue. Supongo que está bien si le sirve para trabajar por una meta. Mejor que compadecerse de sí misma. No sé cómo se muestra tan alegre.

–Dejemos de hablar de mí. Dime, ¿qué talismanes quieres? Con lo que he comprado, podré hacer algunos talismanes adecuados para tu nivel– pregunta de mejor humor.

He estado un par de horas siguiéndola por el mercado. Ha sido una experiencia curiosa. Aparte de cuando hablaba de sus padres y de su especie de prometido, siempre ha sonreído. Siempre se ha mostrado alegre. No sé si es así, o es su forma de evadirse.

Casi tengo que forzarla a que acepte el pago por los talismanes. Sé que no se suele pagar por adelantado, pero confío en ella. Además, será más fácil si no puede venir en persona a dármelos. Puede entregárselo a alguna de las chicas.

Al final, me ha agradecido varias veces que la acompañara. "Ha sido divertido" ha dicho. Me alegro. Me cae bien. Me gustaría poder ayudarla, pero no hay nada que pueda hacer por ella. Solo desearle la mejor de las suertes. Y acompañarla a comprar otro día.

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–No parece que solo sea una excusa para no entrenar– me mira Shi muy seria.

–¿Deberíamos torturarlo un poco para asegurarnos?– propone Song –¡¡Aaah!! ¡Espera Kong! ¡¡Ja, ja!! ¡Espera! ¡Shi, Liang, Ayudadme! ¡Ja, ja! ¡Traidoras!

Les he contado mi mañana de compras. Se han puesto a hacer ver que no me creían. Song estaba casi sobre mí. Desnuda. Deliciosa. He decido aprovechar la ocasión para atacarla. Haciéndole cosquillas.

No estaba seguro cómo reaccionarían las demás. Shi y Liang han decidido que era más divertido ir contra Song. Yi y Yu me acaban de atacar por detrás.

–¡Por la espalda y a traición! ¡Ja, ja! ¡Ahora veréis!– amenazo.

–¡Será si puedes!– amenaza Yi –¡Ah! ¡Yu! ¡Ja, ja! ¡Traidora!

Es un todos contra todos. Ma Lang se ha mantenido al margen al principio. Pero ha acabado siendo arrastrada. No ha tenido más remedio que contratacar. Shun se ha librado por tener a Wei en brazos. Aunque le ha hecho un poco de cosquillas a la niña. Muy mona cuando reía. Hemos parado todos. Aunque solo por un momento.

Hong ha querido escaparse diciendo que es todavía muy débil. Pobre ilusa. La hemos cogido entre Song y yo. Hasta que Shi me ha atacado por la espalda. Luego, ya no sé quién era quién.

Algunas han aprovechado para meterme mano. Bueno, yo he aprovechado también. Al final, hemos quedado todos tumbados por el suelo y la cama. Riendo. Ha sido divertido. Y sensual.

–Yo creo que la seduce en menos de dos años– dice de repente Song, sin levantarse.

–Uno como mucho– apuesta Shun.

–Al menos cuatro– se suma Shi.

–Tres.

–Cinco.

–Dos y medio.

–No lo consigue.

–Cuatro y medio.

–Es solo una amiga– me quejo.

Se ríen. No creo haberlas convencido. En serio. No intento seducirla ni nada parecido. No sé si lo dicen de verdad o están bromeando. O las dos cosas a la vez. Da igual. Mejor ignorarlas cuando se ponen así.

–La verdad es que me da un poco de pena. Estaría mejor con nosotras– la compadece Liang.

–Su cultivación es demasiado alta. Tendrá que esperar, no puede entrar. No podemos secuestrarla aún– añade Yu.

–A veces dais miedo– les recrimino.

Ellas vuelven a reír. Y siguen hablando del tema un rato. Me resigno. Mejor no digo nada más.

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Mis últimos informes dicen que Ga Gui está muy enfadado conmigo. Parece ser que Chin Hua lo ha estado ignorando. "Por mi culpa". Tai Feng dice que no me preocupe por ahora. Parece que la humillación ha molestado a algunos responsables de la facción de la espada. Lo han obligado a quedarse entrenando hasta que domine lo que decía que dominaba.

Por otra parte, parece que los registros fuera de la secta han acabado. Algún miembro importante se lo ha tomado como una humillación. Era algo que podía pasar. Molestar a los estudiantes se puede considerar una falta de respeto a la secta.

Al parecer, se ha enfadado bastante. Tanto que el patriarca de la familia Dai ha tenido que pedir disculpas en persona. Y prometer castigar a los culpables. No sé si le harán algo más de un tirón de orejas a Dai Fen. Al menos, no habrá más problemas de ese tipo. Así que puedo bajar a la ciudad con menos preocupaciones.

Lin Tao me ha atendido con una enorme sonrisa. Seductora. Cuando se ha ido a la trastienda, movía mucho el culo. Guo Xua se ha reído. No había más clientes. Me quería decir algo, pero ha llegado una clienta. Luego será.

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Me recibe Guo Xua apasionada. Colgándose de mi cuello.

–Todos son iguales. Cuando se ha enterado de que estaba embarazada, no ha vuelto a aparecer. No entiendo a los hombres. ¿Por qué no puedo tener sexo si estoy embarazada?– se queja, aunque aliviada a la vez de haberse librado de su examante.

–Oh, ¿entonces no más sexo?– la provoco.

–¡Ni se te ocurra!– exclama indignada.

Bueno, en realidad bromea conmigo. Con su cuerpo maduro apretado al mío. Aún vestida. No durará mucho.

–¿Cómo ha ido el anuncio?– le pregunto.

–Te lo cuento arriba. Lin Tao está esperando. Ella… Cuando se enteró me suplicó que hablara contigo– me dice.

–¿No puede hablar ella?– me extraño.

–No se atreve. Tiene miedo que la rechaces– me explica.

–¿Qué es lo que quiere?– pregunto, confuso.

–Ella… Quiere también un hijo tuyo. Bueno, no sería mala idea tener un compañero de juegos para el… nuestro– la defiende.

Oh. ¿Se ha puesto de moda tener niños? No es una decisión a tomar a la ligera.

–¿No será un problema para ella? Es una sirvienta, y no esta casada– me preocupo.

La pueden incluso expulsar de algunas familias por tener hijos fuera del matrimonio. Diciendo que los desprestigian. Muchas veces, los padres son precisamente los que toman la decisión. Está bien mientras no se confirme. Son unos hipócritas.

–Yo tengo la última palabra, es mi sirvienta. Además, si os dais prisa, podría haber dudas de que fuera un hijo ilegítimo de la familia Guo. Como nadie estaría seguro, al menos no la molestarían demasiado– explica.

Ya veo. Tuvo una relación con el hijo de la otra concubina. Y se han hecho públicos muchos trapos sucios. No entiendo muy bien las consecuencias. Si ella dice que está bien, supongo que lo está.

–Hablaré con ella– es todo lo que concedo.

Ella no dice más. Salta sobre mí. Me fuerza a cogerla en brazos. Ríe mientras me abraza.

–Consentida– la acuso.

–Mucho– reconoce, seductora, apoyándose en mi pecho, restregándose con la mejilla.

La llevo hasta la habitación. Lin Tao espera sentada en la silla. Aún vestida. Hay cuerdas y vendas cerca. Por si quiero atarla. Me mira un tanto nerviosa.

Yo lanzo a Guo Xua sobre la cama. Ella grita entre asustada y sorprendida. La cojo de nuevo antes de que caiga.

–¡Tonto! ¡Me has asustado!– se queja.

No he podido evitarlo. La beso. La dejo con suavidad sobre la cama. Parece que me ha perdonado rápido. Me giro hacia Lin Tao.

–¿Te lo has pensado bien?– le pregunto –¿Sabes lo que significa?

Ella asiente. Muy seria.

–Quiero oírlo– insisto.

–Sé lo que significa. Quiero tener tu hijo– afirma con más seguridad de la que esperaba.

–Bien. Piénsatelo bien. Háblalo con Guo Xua. Si la semana que viene estás preparada, lo intentaremos– le prometo –. Puedes tomarte más tiempo para pensarlo si no estás segura.

Una enorme sonrisa aparece en su rostro. Y lágrimas en sus ojos. Hace intención de saltar sobre mí. Pero se detiene.

–Si quieres abrazarme, hazlo– le doy permiso.

Ella lo hace. Me abraza. Llora. Me besa. Abraza a su señora. Luego me las follo a las dos. A la embarazada y a la candidata. A esta última la hago servir a Guo Xua mientras la sodomizo. Y luego servirme a mí. Una Guo Xua más tarde también follamos vaginalmente. Esta vez la dejo cabalgarme. Mientras beso a su señora.

Entre medias, me han explicado como ha ido el anuncio de su embarazo. Parece que ha causado bastante conmoción. En parte, debido a los últimos acontecimientos. En parte, debido a que se sabía que hacía tiempo que Guo Xua y su marido no cumplían "sus deberes matrimoniales".

Su marido le ha hecho un montón de regalos. Diciendo que por el bebé. Temeroso en realidad de que ella confiese que la había maltratado y violado. Si supiera que todo ha sido un montaje…

A las concubinas les preocupaba más un posible heredero. Un posible rival para sus hijos. Guo Xua les ha pedido que lo dejen crecer tranquilo. Que no le den las responsabilidades de un heredero. O heredera. Ella no sabe aún que será un niño. La excusa es que no quiere que acabe como su hermana desaparecida. Bueno, quizás no es solo una excusa.

Eso las ha tranquilizado. Si no le dan responsabilidades, tampoco entra en la carrera. Unido a que por su edad difícilmente podía optar a heredar la familia, parece que se han calmado.

Dice que, cuando sea lo suficientemente mayor, intentará que entre en la secta. De esa forma, estará fuera del alcance de la familia, aunque cambien de opinión.

Al final, la he convencido de que le dé el pecho. Con Lin Tao, tendrán de dos niveles. Y puedo conseguirles más leche si les falta. De esa forma, se desarrollarán mejor sus meridianos. Es lo que ha asegurado Hong. Tiene experiencia en ello.

Al principio, eran reacia. No suelen dar el pecho las mujeres de la categoría de Guo Xua. No sé exactamente por qué. También les preocupaba como quedarían sus pechos después.

Me ha costado un poco convencerlas de que se los estrujaría igual. Y que si querían, podía hacer que tuvieran su forma original. Que no tengo ninguna intención de dejar de follarlas por eso.

Bueno, al menos creo que las he convencido. Han aceptado por ahora.