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Cita en el mercado (I)

Cuando vuelvo a visitar a Guo Xua, me recibe ella. Nos besamos apasionadamente. La llevo arriba en brazos. Allí me encuentro a Lin Tao, desnuda sobre la cama, amordazada. Sus manos y sus piernas hacia atrás. Atadas sus muñecas a sus tobillos. Miro a Guo Xua.

–Quería practicar unos nudos– bromea ella.

–Oh. Yo también– la miro amenazante.

–Espera… ¿Qué vas a hacer…?– intenta alejarse hacia atrás.

Pero se encuentra con la cama. Le saco la banda de tela que hace de cinturón. La desnudo. Le ato las manos entre ellas. Por detrás. No muy fuerte. De hecho, podría desatarse si quisiera.

No lo hace. Me mira. Excitada. La cojo de las piernas y la atraigo hacia mí. Hacia el borde de la cama. Ella da un gritito.

Aún no está suficientemente mojada. Así que saboreo sus partes más secretas con mi lengua. Con los dedos. Mientras ella gime. Mientras Lin Tao nos mira de lado. Sin poder moverse. Se está mojando.

Me levanto y la penetro. De golpe. Sus tobillos sobre mis hombros.

–¡¡Aaaahhh!!

La cojo de sus muslos para apoyarme en ella. Para impulsarme cada vez hasta el fondo. Sin olvidarme de acariciarlos. De aplicar qi.

Su vagina se aprieta cuando se corre. Ella gime y jadea. Sus pechos suben y bajan intentando recuperar el aliento.

–Atada y te corres… Que pervertida…– la acuso.

–Es culpa tuya… ¡¡¡Iiiiiiihhhhhh!!!

Le doy la vuelta por sorpresa. La hago ponerse de pie. Doblada hacia delante. Sus manos aún atadas. No puede apoyarse con ellas. Así que tiene que apoyarse con la cabeza en la cama.

–Es… Espera… Aún… ¡¡¡AaaaaaaahhhhhhHH!!!

Sin compasión, la vuelvo a penetrar. Agarrándola de las caderas. Estrujando sus nalgas. Empujando en su interior. Un poco bruscamente. Pero asegurándome de que no sea demasiado. De que lo disfrute. Suavizado con qi.

Es adictiva la sensación de dominarla. De ver sus pechos balancearse. Al menos un poco de ellos. De hacer lo que quiera con ella. Aunque es cierto que puede desatarse cuando quiera.

–¡¡¡AaaaaaaaahhhHHH!!! ¡Mássssss!

Bueno, no parece que le esté molestando. Así que sigo penetrándola hasta el fondo. Acelerando. Como se aceleran nuestras respiraciones. Noto como el placer me llena. Como no quiero resistir más. Como ella también está al límite.

Dejo que el roce de su vagina me haga correrme. La lleno en cada embestida. Ella también se corre. Gritando de placer.

La dejo caer sobre la cama. La desato con suavidad. Me mira mientras acaricio su mejilla. Mientras aparto el cabello de su rostro. Mientras la beso.

–Ha sido… intenso– sonríe, sensual.

Nos besamos un poco más. Luego voy hacia Lian Tao.

–¿Ya estás mojada?– la acuso.

–Mmmmm.

Separo sus piernas hasta el límite. Sus tobillos están atados a sus muñecas, pero no entre ellos. Su cuerpo levantado por tener las piernas y las manos detrás. Me mira. La agarro de sus nalgas. La penetro.

Me masturbo con su vagina. La dejo al borde del orgasmo antes de salir. Le quito la mordaza. Eyaculo dentro de su boca. Me quedo un rato más. Acariciando su vagina. Sin dejarle correrse. Mientras su lengua recorre mi miembro.

Salgo de su boca. La vuelvo a penetrar. Noto como me aprieta. Tiene un fuerte orgasmo en cuando entro en ella. Cuando aún se está recuperando, vuelvo a moverme. La uso para mi placer. Pero no me olvido de ella. Acaba temblando durante casi un minuto. Llena de mí. Totalmente rendida al placer.

Luego dejo que Guo Xua tome la iniciativa esta vez. Incluso la dejo atarme y vendarme los ojos. Es muy dulce. Muchos besos. Su cuerpo pegado al mío. Muy mimosa. Muy íntimo. Quizás se lo deje hacer a Lin Tao el próximo día.

Hoy no. Ya que está atada, así se queda. La pongo bocabajo y la violo analmente. Me acabo corriendo tres veces en ella. Después de la primera, empiezo a besarme con Guo Xua. Y la penetro con los dedos mientras penetro a Lin Tao. Guo Xua acaba del todo agotada. Se ha forzado. Demasiado excitada.

Lin Tao no está mucho mejor. Aunque se queda haciéndome una felación. La cojo del pelo. Mientras hablo con Guo Xua.

Al parecer, se han calmado un poco por el embarazo. Siguen habiendo luchas internas. Ahora que la preferida está arrestada y en desgracia, hay sutiles peleas por el poder. Por ser el heredero y la preferida. Aunque se ve que no son violentas. Al menos, de momento. No se atreve a predecir qué pasará.

Me voy satisfecho. Ellas también. A Lin Tao la hemos dejado atada. Le gusta estarlo. Ser dominada. Aunque no el dolor. Todas tienen sus perversiones.

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Al día siguiente, ayudo a subir a Hong y Shun a cuatro y seis. Parece mentira que hace nada no tuvieran ni cultivación. Hong incluso mueve el hacha con relativa facilidad. Aunque no con mucha habilidad. Casi se hace daño con ella.

Están aún intentando controlar su qi. Dominar los movimientos más básicos. Shun en realidad lo tiene fácil. Los de cetro son sencillos. Lo que cuesta más es usarlo con las técnicas. Las amplifica, así que resultan más difíciles de controlar. Necesitará tiempo y entrenamiento. Cuando Wei la deje. Aunque sus tías están más que dispuestas a entretenerla. Incluso su tío.

Las salamandras siguen creciendo y comiendo más. También su color es más rojizo cada vez. Y les van saliendo manchas negras. Hay una que es más bien anaranjada. Es Saltres. No tenemos ni idea por qué.

Terror aprende con bastante rapidez. Lo más curioso es su habilidad para pasar desapercibida. Muchas veces no se nota su cultivación. Las gemelas dicen que es una habilidad innata. Leyeron que algunos animales la tienen. Sobre todo pequeños. Su piel se ha ido oscureciendo.

Rayitas aprende, aunque no tan rápido. Y es más traviesa. Además de grande. Les cuesta entrenarla. Sobre todo, es Liang quien se encarga. Han logrado que ahora pueda controlar mejor sus rayos. Antes era más instintivo. Ahora puede hacerlo a voluntad. Son más potentes a medida que crece. Toma carne de nivel ocho. Pronto pasará a la de nueve. Allí se quedará. No puede hacerse más fuerte que yo. Si no, no podría dejarla dentro.

Lo más interesante es que una vez tiró un rayo doble. Hace una semana. No ha vuelto a repetirlo. No sabemos cómo o por qué. Las chicas seguirán en ello.

Oh, alguien llama. ¿Quién será a estas horas? Justo iba a traer a las chicas para comer. Ah. Es Jiao.

–Hola, ¿quieres pasar?– le ofrezco.

–Sí, pero no me dejan– saca ella la lengua –. ¿Te va bien mañana por la mañana? Sé que es un poco repentino. Si no, ¿pasado mañana?.

Casi pide disculpas. Me hace sonreír.

–Mañana está bien. ¿A qué hora y dónde?– pregunto.

Quedamos a la hora que tendría que hacer las copias. No pasa nada si un día no voy. O si voy por la tarde. Vendrá una de ellas a avisarme. Se despide, pero la agarro de la cintura por sorpresa. La atraigo hacia mí.

–Al menos un beso– le pido, mirándola a los ojos.

Por un momento, parece que quiera protestar. Luego sonríe. Pasa sus brazos alrededor de mi cuello.

–Solo uno. O me torturarán– accede, medio riendo.

Solo uno. Pero no ha dicho cómo de largo. Está jadeando cuando nos separamos. Me mira entre reprochando que haya durado tanto, y que no haya durado más. Me deja de abrazar despacio. Reticente. Mirándome a los ojos.

–Hasta mañana– se despide –¡Ah! ¡Casi haces que se me olvide! Me piden que traigas a esa tal Pen.

Tienen una sonrisa preciosa. Y más si está un poco roja.

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Cuando llego a la cabaña de Fen Huan, sale Pen.

–¡Hola Kong! ¡Pasa! La estaba disciplinando– me recibe.

Fen Huan está sobre la cama. Hay marcas de látigo en su espalda. Son más profundas que otras veces. Supongo que por haber subido Pen a dos. Ahora puede usar más qi. Y recuperarlo más rápido.

–Venía a decirte que mañana por la mañana es cuando vamos al mercado con Sai, hermanas y amigas. ¿Vendrás?– le pregunto.

–¡Claro!– responde ilusionada.

Aunque antes se ha mirado un momento con Huan. No sé si pidiendo permiso. O si asegurándose de que no tuviera otra cosa que hacer.

–¿Necesitas ayuda?– le ofrezco.

Ella sonríe, asintiendo. Así que torturamos un rato a Fen Huan. Quiero decir… Le ayudamos con su refinamiento del cuerpo. Quizás follarla no entra en esa definición. Pero no se podía evitar.

Además, así puedo comprobar que está bien. Al hacerlo, percibo que realmente su cuerpo se va volviendo más resistente. Aunque no tan rápido como el mío. También absorbo un poco de su qi de la etapa dos. Y, por supuesto, disfruto de ella.

Con Pen, es menos violento. La ayudo con su cultivación. Ya le eché una mano para estabilizarla. Como a las otras tres. Me aseguro de que acabe de estar todo bien. Y ayudarla a seguir mejorando.

Nos quedamos abrazados sobre la silla humana. Que es pellizcada de vez en cuanto. Y que cuenta con un consolador en cada uno de sus dos agujeros.

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Pen llega a mi cabaña relativamente pronto. Nos quedamos sentados y charlando. Abrazados. Mimosos. Con algunos besos y caricias. Aunque sin sexo. Tienen que venir a buscarnos en cualquier momento.

Me dice que Fen Huan intentará llegar a la etapa tres pronto. En unos dos meses, probablemente. Durante esos días, ella entrenará con el látigo. Fen Huan le va a conseguir los fundamentos básicos un día de estos. Se lo podría traer yo. Bueno, lo hablaré con Fen Huan. Ya se negó a que le diera la píldora para subir de nivel. Aunque me deja darle a Pen las otras. Se creyó la excusa de que eran especiales y se activaban con yang. Cuando la follaba. En realidad, son de mentira.

Al cabo de un rato, llega Meixiu. Nos pide entrar un momento. Nos da unas capas con capucha para ir de incógnito. Bueno, tengo otras. Pero me está bien.

Luego, nos lleva hasta la salida de la secta. Allí, nos esperan. Reconozco sus rostros cuando me miran y sonríen. A pesar del velo. Sai, An, Dandan y Jiao. Hay otra más. Me saluda pero baja la cabeza. Ya dijeron que igual venía alguien. ¿Quién será?

An y Dandan me cogen cada una de un brazo. Jiao y Meixiu se quejan. Al final, acuerdan que ellas me agarrarán a la vuelta. Me siento un objeto… Sai sonríe, pero sigue charlando con Pen. La otra guarda silencio. No sé su nombre. No se ha presentado. Supongo que quiere guardar su identidad en secreto.

Llegamos al mercado sin problemas. Somos un grupo relativamente grande y tapados. Aun así, no llamamos mucho la atención.

Las chicas me arrastran tras ellas. Y también a la desconocida. Al menos, An y Dandan. Jiao y Meixiu parecen más… ¿respetuosas?

Parece tímida. No consiguen hacerla entrar en los probadores. Se queda esperando conmigo. Resulta un tanto incómodo. Mmmm. Ese aroma me es familiar. Muy dulce. ¿Dónde lo he olido antes? No puede ser… Me la quedo mirando con los ojos muy abiertos. Ella mira el suelo.

–¿Da Ting?

Ella se vuelve y me mira. Sorprendida. Es ella. Su pelo anaranjado algo más claro que el de Song. Sus ojos verdes. Se vuelve otra vez al cruzarse nuestras miradas. Sin duda es ella. La discípula de la maestre ilusoria.

–¿Có… Cómo?– pregunta en un susurro.

–El olor– confieso sin pensar.

–¿Olor? ¿Huelo mal?– parece entrar en pánico.

–No, no. Es un olor muy suave. Parece algún tipo de flor. Solo lo había notado en tu habitación– aclaro.

–¡Ah! El incienso que me dio la maestra para concentrarme… No esperaba que me descubriera…– susurra, otra vez tímida.

–Lo siento. No quería molestarte. Haré ver que no lo sé si lo prefieres. Te agradezco todo lo que haces por ellas– le aseguro.

–Está bien… Ellas son mis… Bueno… Da igual si lo sabes. Yo no quería entrometerme entre vosotros. Solo dar una vuelta…– dice, dubitativa.

No se acaba de explicar. Parece nerviosa. Por lo que me han dicho unas y otras, Da Ting no tiene amigos. Sai y sus hermanas son lo más parecido a ello. Da la impresión de que se siente insegura. De que solo quería salir con ellas. Aunque no estoy del todo seguro de nada.

–¿Por qué no vas con ellas? El vestido verde que han elegido para ti seguro que te queda bien. Hará juego con tus ojos. Les alegrará que te lo pruebes– la intento animar.

–¿Me… quedará bien? ¿Se… alegrarán? ¿No os molestaré? No debería haber venido…– vuelve a dudar.

–Solo pruébatelo. Tengo curiosidad en ver cómo te queda– le aseguro.

–Yo… Bueno… Supongo que no pasa nada– accede finalmente, mirando al suelo. No le veo la cara.

Coge el vestido y va al probador. La verdad es que es muy joven. Creo que dijeron catorce o quince. Aunque actúa como una adulta a veces, por ser la discípula de la maestre. No debe de ser fácil para ella. Las demás le sacan algunos años.