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Charla de dao

Al día siguiente, al mediodía, Wan confirma que la sustancia no es peligrosa. El té no añade nada excepto el medio. En realidad, nuestra alquimista explica bastante más. Su composición. Cómo se elabora. Varias propiedades de cada ingrediente. Es adorable cuando habla con tanta pasión. Intento escucharla, aunque no lo entiendo del todo. La mayoría de las chicas la ignoran.

No es peligrosa en nuestro caso. No tiene más efectos que depositarse en los meridianos. Que ir obstruyéndolos. Lo cual es de por sí bastante nocivo. Pero dado que yo puedo solucionarlo, no resulta un problema por ahora. Aunque tenemos que estar atentos si van más allá.

Supongo que la otra concubina quiere evitar que Guo Xua supere su actual etapa. Quiere debilitar a su competencia. Y lo mismo con Guo Hai hasta que desapareció. Puede que lo haga con más. Hay más concubinas y herederos. No son asunto mío. No obstante, sería bueno obtener más información. Podría ser útil.

–Quizás las podríamos usar– sugiere Shi.

–¿A quién?– pregunta Yu mientras saborea uno de los dulces que teníamos guardados.

–A las demás concubinas. Si también están afectadas, podían volverse contra la otra– explica Shi.

–Oh, eso es muy malvado incluso para ti– la alaba y critica Song a la vez.

–Parece divertido– interviene Yi –¿Cómo lo hacemos?

–No estoy segura. Depende de Wan. ¿Hay alguna forma de detectarlo?– pregunta Shi.

Todos nos volvemos hacia nuestra alquimista. Sin duda, logramos ponerla nerviosa. Aunque no por ello dejamos de mirarla. Es interesante verla así.

–Bue… Bueno, podría hacer…cerse. Si conseguimos unos pétalos de Sombra de Luna. De al menos un año…– explica ella.

–Podemos preguntar a nuestra herborista. Quizás mejor que no sea Kong– sugiere Liang.

–¡Eh! ¡A nosotros no nos consientes tanto!– se queja de repente Song.

–Ja, ja. No seas mala– ríe Shun.

Yo le saco la lengua. Ella se acerca a mí amenazante. Pero acaba conmigo. Jugueteando con Wei. Yu y Liang también se acercan. Se la acaban llevando.

–¡Eh! ¡A mí no me consentís tanto!– me quejo al cabo de un rato.

Ellas se ríen. Shun se acerca y me besa la mejilla.

–Te puedo consentir todo lo que quieras– me susurra sensualmente.

–Yo también– se acerca Lang.

–Y yo.

–Y yo.

Al final, acabo rodeada de ellas. Excepto Liang. Que se ha quedado con Wei.

–¡Suerte, Kong!– me anima entre risas.

—————

Por la tarde, voy a otra charla. Mi cuerpo lleno de chupetones. Las gemelas también se apuntarían. Pero su cultivación se supone que es bastante menor. De alguna forma, Ya Xiulan viene conmigo. Creo que es cosa de mis pervertidas.

Está un poco sonrojada cuando paso a buscarla. Lleva un vestido ligeramente más ceñido de lo normal. Se adivinan sus curvas. Aunque no tanto como mis pervertidas. Seguro que es cosa de ella. Se la ve algo incómoda.

–Te queda bien– la halago.

–Eh… Gracias…

Me sigue a un par de pasos atrás. En silencio. Tímida.

–¿Cómo va la joyería?– pregunto.

Sé que si quiero hacerla hablar, es el mejor tema. Quizás gane un poco de confianza.

–He… he mejorado un poco últimamente. Creo que pronto podré inscribir nueve runas a la vez– me explica.

–¡Felicidades!

–Es gracias a ti... Si no, no podría haber practicado tanto. Me habría costado meses reunir los fondos. Yo… No sé como agradecértelo…

Acaba la frase en un susurro. Veo de reojo que ha bajado la cabeza. Y que se ha sonrojado más.

–Es fácil. Te pediré más joyas. Espero que las hagas lo mejor que sepas– le propongo.

Me he detenido al decirlo. Mirándola. Ha abierto mucho los ojos. Me sonríe tímidamente.

–Yo… ¡Haré mi mejor esfuerzo en cualquier cosa que pidas!– asegura.

Luego enrojece. No sé exactamente por qué. ¿Quizás por lo que ha pensado que le podía pedir? ¿Quizás simplemente por ser asertiva por una vez? Bueno, no puedo dejarla así.

–Vamos, o llegaremos tarde– me giro.

–Sí…– me sigue.

—————

Se sienta a mi lado. Casi nos tocamos. Creo que eso la pone nerviosa. Al menos hasta que empieza la charla. Está sorprendentemente atenta. Claro que mi estándar es bajo. Me suelen acompañar mis pervertidas. Se distraen con facilidad. Aunque de vez en cuando las he visto concentradas.

Es una charla sobre el dao. Muy interesante. Aunque mucho no lo acabo de entender.

–… ¿Qué es el dao? Nadie lo sabe con certeza. Algunos dicen que es el final, el objetivo a alcanzar. Otros que es el camino. Otros que tan solo una guía. Quizás tan solo una ilusión. Que es etéreo y tangible a la vez. Quizás no sea realmente importante lo que realmente es. Lo que sí es necesario es saber que uno no puede desviarse de su dao. Si lo hace, su cultivación puede estancarse, incluso retroceder. Uno ha de ser fiel a sí mismo…

–…Un ejemplo de dao es el de ser el más fuerte. Es habitual. Puede pensarse que es un dao fuerte, robusto. Es cierto y falso a la vez. Si alguien con ese dao se encuentra a alguien con más talento que cree nunca podrá alcanzar, su dao puede agrietarse. Se necesita mucha fuerza de voluntad para seguir luchando por él, para no perder la confianza…

–…Está el dao de proteger a la secta, la familia, el reino, la pareja… Es un dao normalmente consistente, aunque tiene sus inconvenientes. Si se fracasa, el golpe es casi irreparable. Si se considera que ya se tiene suficiente poder para hacerlo, puede provocar que no se avance más, quedar estancado…

–…Los daos a veces pueden cambiarse, aunque no está exento de dificultades. No todos los tipos de cultivación son adecuados para todos los daos. Verse forzado a cambiar el tipo de cultivación puede significar empezar de nuevo. Hay algunos grandes nombres que lo consiguieron. Muchos anónimos que fracasaron…

–…Muchos artesanos tienen un dao sencillo. El de comprender mejor su oficio. El de desentrañar sus misterios. Algunos son más competitivos. Como ser los mejores en su campo. O alcanzar cierto nivel. Crear algo concreto. La mayoría de estos daos suelen ser estables, aunque nunca se puede saber con certeza…

–…La venganza es un dao peligroso y obsesivo. Suele acompañar de un crecimiento rápido, aunque también de un gran riesgo. La pregunta más difícil de responder viene si se logra la venganza: ¿Y ahora qué?…

–…Es importante meditar sobre el dao. Conocer el propio dao es conocerse a sí mismo. Es anticipar las preguntas. Prepararse para las dificultades. Intentar no equivocarse de camino. No engañarse a sí mismo…

–…Preguntaros qué es lo que queréis. Qué querréis cuando lo logréis. Y después. Preguntároslo una y otra vez. Preguntaros para qué queréis la fuerza. Preguntaros cómo la queréis. Pero, sobre todo, no os toméis muy en serio las respuestas. Muchos aún no tenéis un dao. O está demasiado oculto en vuestros corazones. Vuestras primeras respuestas seguramente estará equivocadas. Incluso así, es importante meditar. Equivocarse es parte del camino…

Está un buen rato explicando diferentes tipos de daos. Dando ejemplos de cultivadores. A algunos estudiantes se les ve asombrados ante algunos de los nombres. A Yan Xiulan le brillan los ojos. Sobre todo cuando se mencionan a artesanos. También hay un dao para ellos. Ni se da cuenta de que me ha cogido de la ropa.

Me pregunto por unos instantes cuál es mi dao. ¿Qué es lo que quiero? Sé que no quiero volver a ser esclavo. Sé que quiero estar con las chicas. Sé que no me gusta que otros me digan lo que tengo que hacer. O lo que tengo que ser. Quiero ser libre. Con ellas. No estoy seguro si tiene algo que ver con mi dao.

Mi vecina se suelta de golpe. Se ha debido de dar cuenta. Me giro. Vuelve a estar roja.

–Lo… Lo siento– se disculpa.

–¿Qué tal la charla? ¿Ha sido interesante?– le pregunto, no dándole importancia a que se cogiera a mi ropa. No la tiene.

–¡Mucho! Aunque hay tanto que no he entendido…– reconoce algo deprimida.

–Ja, ja. ¡Cómo todos! ¿Qué haces ahora?– le pregunto.

–Iba al taller…

–¿Te acompaño?– le propongo.

–No… No hace falta, no quiero molestar…

–No es una molestia, me encanta estar contigo. Ven, hay mucha gente por allí.

Se pone roja cuando se lo digo. Más aún cuando la cojo de la mano. Lo he hecho sin pensar. Ahora ya está hecho. Si la suelto, será peor. Creo. Me gusta el tacto. Es suave.

Toda la gente sale por la salida principal. Está un poco congestionada. Yo la llevo por unos pasillos interiores. Por donde se mueven sirvientes y esclavos. Otros simplemente no los conocen. Yo he trabajado aquí.

Ella me sigue sin decir palabra. Tampoco intenta soltarse. Me paro un instante para dejar pasar a un esclavo. Ella choca contra mí. Huele dulce.

–¿Estás bien?– le pregunto

Ella asiente. Roja. Aprieta mi mano fuerza. Me gustaría besarla aquí y ahora. Creo que no se resistiría. Pero igual se sentiría forzada.

Abro mi mano con suavidad cuando salimos. Ella tarda unos segundos en darse cuenta y soltarse. Hago como si no me diera cuenta.

Le pregunto sobre su profesión. Sobre cómo eligen los materiales. Me entero de que hay varios niveles de materiales. En cierta forma, similares a los niveles de cultivación. Lo de las runas no lo acabo de entender del todo. Dependen del tamaño. Del material con el que se inscriben. Dónde se inscriben.

Lo mejor que es un artesano, lo mejor que inscribe cada runa. Sus runas son más poderosas. Pueden hacerlas más pequeñas. Pueden intentar las más difíciles. Pueden enlazarlas unas con otras. Haciendo patrones. Incluso formaciones, si se domina el campo. Me resulta misterioso.

Me pierdo un poco. Al menos ella parece haberse olvidado un rato de su timidez. De lo que ha pasado antes. Vuelve a hablar con confianza. Hasta que nos despedimos.

–Gracias por acompañarme a la charla– me despido.

–¡Gracias a ti!– responde algo nerviosa.

Se gira y se va casi corriendo. Veo que se coge la mano de una forma extraña. Sus orejas rojas. Al menos no parece que esté enfadada.

—————

Las chicas se ríen cuando me hacen explicar la charla. Sobre todo sobre Yan Xiulan. Se quedan pensativas con el dao. Con lo que soy capaz de explicarles.

–Mi dao es Kong– murmura Liang.

–Y el mío– se apunta Song con una sonrisa seductora, acercándose.

–Yo también me apunto– ríe Shi.

–Vas a tener que hacerte responsable de ser mi dao– ríe Yi.

Wan no dice nada. Me temo que prefiere la alquimia antes que a mí. Aunque no tengo tiempo para pensar en ello. Todas se están acercando demasiado. Amenazantes. Seductoras. Incluso las que no han dicho nada.

Soy incapaz de escaparme de sus garras. Aunque son unas garras deliciosamente suaves. Unas garras que no me importan que me atrapen. Que jueguen conmigo. Que me introduzcan en ellas. Que me abrumen de placer. Que se apoderen de mis labios. De cada centímetro de mi piel. Que llenen mis manos con sus muslos. Sus pechos. Sus nalgas.

Tenemos sexo caóticamente. Aunque inesperadamente dulce. Todas ellas me cabalgan. A veces acostado. A veces sentado. Las demás juegan con mi cuerpo. Entre risas y gemidos.

Luego, Lang se queda conmigo. De lado. Apretada a mí. Sus nalgas demasiado cerca. Sus pechos demasiado lascivos.

–¡Kong! ¡Espera! ¡No podemos! ¡Ah! ¡Si continúas, yo…!– protesta cuando la ataco.

–¿Qué pasa si continúo?– le susurro al oído mientras estimulo su pezón.

–¡Aaaah! Yo… no podré resistirme ¡Aaah!– gime con pasión

–Pues no te resistas– la tiento.

–Pero ellas…– casi se rinde.

–Ja, ja. Ellas ya lo saben. Pero no te han dicho nada– le revelo.

–¡¡AaaaaahhhH!! ¡Qué malas! ¡¡¡HHHHAaaaaaahhh!!!

Hasta aquí ha durado su resistencia. Levanta ella misma la pierna para que la penetre. Los dos de lado. Yo detrás de ella.

Vuelvo a entrar en ella por segunda vez esta noche. Aunque ahora puedo disfrutar su explosivo cuerpo con tranquilidad. Tentarla. Provocarla. Excitarla más y más.

–¡¡Más!! ¡Kooong! ¡¡¡AAAAAaaaaaaahhhhHHH!!! ¡Más fuerte! ¡¡¡AAAAAAAAAAHAHHHHH!!!

Los últimos días lo habíamos hecho relativamente suave. De vez en cuando, le gusta más intenso.

Acelero. Añado más qi. La cojo con más fuerza. Ella gime totalmente sumida en el placer. Encadenando orgasmos. Apretándome dentro de ella. Dejándome jugar con sus abundantes pechos.

La acabo poniendo bocabajo. Empujándola contra la cama. Sintiendo a cada embestida como todo ella vibra. Hasta que no puedo más. Hasta que la lleno. Hasta que todo su cuerpo se tensa en un último y potente orgasmo.

–Aaaaaah… Kong…– son sus últimas palabras antes de dormirse. Exhausta.

Está otra vez de lado. La abrazo por detrás. Sus brazos abrazan los míos. Beso su pelo.

Me acabo durmiendo mientras decido como follarla mañana. No llego a una conclusión. Tendrá que decidir ella.