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Cuentos sobre Cuentos

Los cuentos que normalmente realizó, se basan en relatos de personas que conozco, sus vivencias, experiencia en la vida, y otras obras con gran significado en la vida. Hay increíbles obras en el mundo, grandes historias, nos enseñan algo nuevo cada día. Espero puedan disfrutar de estos relatos cortos.

Platon_160 · Fantaisie
Pas assez d’évaluations
2 Chs

EN BUSCA DE UN HOGAR

Hace aproximadamente 10 años, que digo diez, 74 años atrás en edad canina, tuve la desdicha de perder a mis padres por el abuso de la caza ilegal de lobos grises, yo era aún un cachorro; mi suerte hubiese sido la misma si no fuera por un hombre, presenciando lo ocurrido, me ayudo a escapar: el británico Roland Broz un trotamundos que, si en ese momento no hubiese pasado por los bosques de España, ahora sería un abrigo de piel de lobo o tal vez unas pantuflas que sirven para calentar los pies.

Me llevo a uno de sus paseos por Machu Picchu, la ciudad de los Incas, y me dejó en el Cuzco con su amigo don Ignacio.

-Ronald, viejo amigo, ¿qué te trae por acá? -dijo don Ignacio.

-Te traigo una sorpresa-dijo Ronald presentándome- se llama Max, le puse ese nombre por mi abuelo.

-¡¡Wow!! -exclamó- y como decidiste traerte al Perú a un lobo gris, aún es un cachorro, ¿sus padres?

-Sus padres fueron presas de la codicia del hombre, que no reconoce cuando le hace un mal a la naturaleza-dijo e hizo una pausa con tristeza- la verdad lo traje porque no puedo llevarlo conmigo, el mundo es difícil y yo no me puedo quedar en un solo lugar.

-Jo jo-dio una risa como de papa Noel- entiendo, entonces quieres que lo crie.

-Así es viejo amigo, si es posible te lo agradecería eternamente-concluyó.

-No hay problema, acá no le faltará nada, ve con cuidado.

-Gracias, y cuídate de igual manera- se dieron la mano como despedida.

Así fue como llegué, un lobo gris con blanco, ojos con heterocromía, uno azul como una gota de lluvia, y otro naranja como el león rey de la selva, aun sigo sin entender esa parte sobre el león, pero no le tomemos importancia. Sigamos con mi historia.

El primer día don Ignacio me presentó a su fiel compañero Américo, un pastor alemán adulto, que se encargaba de cuidar de las vicuñas.

-Muy bien muchacho, esperó que se lleven bien y no hagan mucha travesura-nos dijo don Ignacio y se fue a seguir su trabajo.

Lo primero que hizo Américo fue olfatear y ver mi condición.

-Bueno -dijo al fin- cuál es tu historia, que te trae por acá en Perú, acá no hay lobos grises como tú.

-Bu-bueno e-es que- tartamudeé.

-Tranquilízate muchacho, no te are nada. Solo dime como llegaste y porqué, si estas lejos de grupo.

-Ya no tengo grupo- dije con melancolía- los cazaron a todos, solo quedó yo.

-Como lo siento -me dijo- cuéntame, a veces es necesario vaciar todo, para poder seguir adelante.

Entonces le conté, como murieron mis padres y amigos. En Chillidos terminé de contarle todo, noté que su cara resaltaba tristeza.

- ¿Pasa algo? - pregunté

-Ahhh- suspiré- tu historia me recordó algo, nada más. No preguntes nada.

«Aunque -hizo una breve pausa y continuó- también me recordaste a los lobos de crin que hay por las Pampas de Huancavelica, son grandes amigos míos»

Cuando menciono «lobos» me puse muy contento, y quería saber a toda costa como llegar donde ellos.

- ¿Dónde? ¿Cómo puedo hallarlos? ¿Cuántos son? - le hice varias preguntas al instante.

-Espera, no te emociones- dijo- son lobos de crin, son un poco distinto a lobos grises. Aun así quieres conocerlos.

-Si,si,si, por favor, llévame.

-Está bien- asintió- pero saldremos por la madrugada. Por hoy descansa, porque el trayecto a las Pampas es muy lejos y solo pararemos para dormir y comer. Podremos llegar allá en tres o cuatro días.

Esa noche descansamos muy bien. Había una hermosa luna, sin nubes y las estrellas más radiantes que nunca. Despertamos al primer canto del gallo (3:45 a.m.), pusimos rumbo a nuestro viaje, atravesando cerros, lagunas, casas que nos quedaba en el trayecto. Así la pasamos el primer día, llegando a Abancay donde descansamos cerca de un riachuelo, sin prever lo que nos deparaba el destino.

-Hey -se escuchó en la noche, cerca de las 9 p.m., era un hombre flaco de Buena estatura- Seguro que lo viste pasar por acá.

-Claro que sí, ¡tonto! -le dio un golpe en la cabeza, un segundo hombre de aspecto gordo y alto, algo fornido- acaso piensas que me confundiría como tú, que una vez confundiste una serpiente con la cola de un tigrillo, por poco y no la contábamos.

-ji ji ji - se rasco la cabeza riendo.

Al escuchar ese ruido nos despertamos y nos ocultamos lo mejor posible, pero por una pisaba mía que sorprendentemente hizo un ruido exorbitante, gracias a una rama seca, fue como nos sorprendieron.

Salimos corriendo como alma que se lleva el viento, pero los cazadores nos siguieron el paso con disparos de sus escopetas "punk", "punk"- resonaba por todo el cerro de Abancay la persecución.

-Ya casi los tenemos -dijo el cazador flaco.

-No te distraigas y sigue disparando.

El cazador flaco que era un hombre algo torpe, se tropieza con unas rocas y cae, aprovechamos para ventaja y escapar cuando su amigo va a ayudarlo. Entonces decidimos seguir aun durante la noche, al menos unas horas más. Hambrientos decidimos descansar un rato hasta que amanece, me dice que ir a buscar algo para comer y que le espere. Al rato vuelve con una bolsa con un par de panes y queso, que me da un poco de malestar, pero al ser lo único de comer, no me resisto y lo acabo rápido.

-Bueno chico, espero hayas descansado bien, pues ahora seguiremos sin parar. No quiero encontrarme otra vez con esos cazadores y huir por nuestra vida.

Asiento con la cabeza y seguimos nuestro camino. El transcurso fue más difícil, agotador y por sobre todo casi imposible sin descansar. Habíamos llegado a Huancavelica, ya quedaba poco para las Pampas. Sin embargo, no pensé que sería la última vez que vería a Américo, nunca olvidare aquel día; si solo no hubiese sido tan egoísta, no me hubiera llevado, aun estaría acá a mi lado. Todo paso rápido, nos encontramos con los dos cazadores a unos kilómetros de las Pampas.

-Corre, yo los detengo me dice.

-Pero y que será de ti -tengo un mal presentimiento y no me quiero ir.

-Solo vete, llega a la cima cerca de tres rocas en punta, ahí encontraras a los lobos -hace una pausa y concluye- si puedes pídeles que me ayuden, si no, este será un adiós, cuídate Max -sonríe y se enfrenta a los cazadores.

Corro a la cima con todas mis fuerzas y cuando estoy en la arriba se escuchan unos disparos, no volteo y aulló lo más fuerte que puedo, algunos lobos que se preparaban para huir me perciben y se acercan.

- ¡Por favor! -imploro a los lobos de crin con chillidos-ayuden a mi amigo, dice conocerlos, se llama Américo, ¡por favor!

Al escuchar el nombre de su viejo amigo, deciden ir en su ayuda, pero, ya era tarde. Américo yacía muerto en el suelo. Los lobos rodearon a los cazadores que les dieron un mal fin.

con el tiempo la jauría supo aceptarme rápido, y aunque al fin estuve junto a una familia, aun me sentía vacío, por la pérdida de un gran amigo.

Un día una loba de crin quien era muy cercana al perro Américo, se acerca y me dice que mí tristeza no le hace bien al alma de mí buen amigo, si quiero dejarlo descansar en paz, debía ser feliz por lograr el objetivo que se planteó. Me conto que Américo al igual que yo, perdió a sus padres tras proteger a las vicuñas de don Ignacio de unas panteras, y al igual que Ronald me salvo; a él le salvo su amo y le hizo conocer a los lobos de crin con quienes en poco tiempo se hicieron amigos. Comprendí de inmediato que de tristeza no llegaría cumplir la meta de mi buen amigo Américo, que dio su vida para salvar la de su prójimo y semejante en varios aspectos. Viví mi vida no solo por mí, sino para que Américo me vea desde donde está, que soy feliz, y que le agradezco con todo el corazón.