—Skender no quería darle a Blayze la satisfacción que buscaba —dijo—. Las peleas y la ira le daban una especie de emoción y probablemente le hacían sentirse fuerte o malo o cualquier otra idea retorcida que tuviera. Y casi todos ellos disfrutaban algún tipo de dolor aunque él no había visto a Blayze infligirse dolor a sí mismo excepto por hablar sin parar.
—En los primeros días de su castigo, Lucrezia era su objetivo. De alguna manera siempre buscaba maneras de molestarla hasta que ella un día eligió un castigo para él que lo hizo parar. Nadie sabía exactamente qué hizo ella hasta este día.
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