El linaje sangriento de Gordo

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En cuanto a Lu Ming, no había duda de que ganaría el primer lugar en el octavo campo de batalla.

Ahora, ya tenía un Dragón del destino que medía más de 1200 pies de largo. En el octavo campo de batalla, a menos que se sumara el destino de todos los demás, no podrían compararse con Lu Ming.

Después de eso, Lu Ming se desató en una matanza. Aquellos que se encontraban con Lu Ming eran asesinados inmediatamente por él cuando intentaban atacarlo. Algunos de ellos incluso gritaban que admitían la derrota.

Media hora más tarde, Lu Ming estaba acompañado por más de diez discípulos de la secta del Amuleto Talismán.

Lu Ming quería llevarlos hasta el final.

—¡No es bueno! —Ru Kong está en peligro. ¡Va a encontrarse con un Dios Emperador! —en las gradas, un anciano de repente gritó.

Ya no había más suspenso en el octavo campo de batalla. Todos los ojos se volvieron hacia los otros campos de batalla.