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—No tengo cabello. Me has malentendido. Tú también me has malentendido. Alguien debe haberme tendido una trampa. Soy un monje. Soy misericordioso y salvaré a todos los seres vivos. ¿Quién es el que ha calumniado a este pequeño monje? ¡Dímelo, voy a matarlo con una palma! —El monje sin escrúpulos juntó sus palmas y lucía solemne. La primera parte de su oración parecía bastante normal, pero la última parte hizo que la gente se mirara entre sí con desconcierto.
En el exterior de la plataforma, la Bodhisattva femenina sin luna juntó sus manos, las venas de su rostro palpitaron.
Los labios de Yang Potian también temblaron mientras decía:
—No hay necesidad de decir nada más. ¡Déjame probar los métodos del maestro! —Yang Potian se transformó en la alabarda del vacío y comenzó a luchar contra el monje sin ninguna vacilación.
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