webnovel

Capítulo 4. El testamento del señor Firestorm

Tal y como lo indicó Aidan Firestorm June entró al departamento de finanzas a las siete. Envió un mensaje al señor Blake para informarlo sobre la reunión. El señor Blake se encargaba de la parte de comunicaciones y trámites internacionales. Se consideraba la mano derecha del señor Firestorm.

June y el señor Blake llegaron al mismo tiempo a la oficina del gerente. Aiden los dejó pasar. Dos sillas de color negro los esperaban frente al escritorio del nuevo CEO. June había elegido un traje entero de color blanco para ese día, era su traje de negocios.

—Debes despedirla —dijo Aiden sin rodeos.

Ella y el señor Blake intercambiaron miradas.

—Me temo que eso no es posible —habló el señor Blake; el hombre tenía sus dos manos entrelazadas.

—Es una orden. No te lo estoy preguntando.

El señor Blake se rascó el cuello. Este gesto lo reservaba para clientes difíciles.

—Me disculpo joven Firestorm, pero el señor Firestorm dejó claro en su testamento que solo yo puedo despedir a la señorita June. Aunque la orden venga de más arriba. Yo tengo la última palabra.

El ambiente en la oficina se puso tenso. Un silencio incómodo los inundó. June no pudo evitar dar un salto cuando un reloj en la pared hizo tac.

—¿Entonces qué razón tienes para no despedirla?

June sintió un vacío estomacal. Los millonarios solían mirarla con desprecio, pero Aiden parecía detestarla. Las demás personas la consideraban agradable. ¿Por qué motivo él la odiaba tanto?

—June es una pieza muy importante para el crecimiento de la compañía.

Las palabras del señor Blake hicieron eco en la oficina. Cuando el señor Firestorm les dijo eso, June lo vio con ojos de amabilidad. Pronto descubrió cuán equivocada estaba, el señor Firestorm no tomaba decisiones al azar.

—¡Qué tontería es esa! —proclamó Aiden elevando los brazos al techo.

—Eso lo dijo tu padre.

Aiden dejó caer sus brazos. June jugó con la media luna del brazalete en su mano. Ella aún no comprendía bien la decisión de contratarla del señor Firestorm; aunque él le dio una misión, ella no se creía capaz de realizarla.

—¿Qué se supone debe hacer? —suspiró Aiden.

—June tiene un talento, podría decirse. —El señor Blake movió sus dedos en forma circular. —Es muy fácil para ella agradar a las personas.

Más que un talento, June lo veía como algo natural en ella. Si tuviera que explicar

como lo hacía, sería una tarea complicada. Si deseaba agradar a alguien lo conseguía.

—No me agrada —objetó Aiden señalando a June con su dedo índice.

«¿Su madre no le enseñó modales?», pensó June. Señalar a las personas era una falta de educación, de acuerdo a la opinión de su madre.

—June. —El señor Blake la miró. —¿Tenías la intención de agradar al joven Firestorm?

—No. —admitió ella.

El señor Blake posó su mirada esta vez en Aiden. —Escúchame Aiden —dijo el hombre como reprimiendo a un hijo—. Tu padre tenía planeado hacer muchas conexiones nuevas este año. Para ello necesitamos a June en los eventos sociales.

Aiden arrugó el rostro de mal humor. —En pocas palabras solo es una cara bonita para llamar la atención en los eventos.

June arqueó las cejas, ella no se consideraba bonita. En el espejo solo veía un rostro muy juvenil para su edad. Incluso en su primera semana de trabajo solo escuchó las palabras: «¿No eres muy joven para trabajar?»

El señor Blake abrió la boca para responder, pero June se adelantó.

—Oh no. Ustedes son la cara bonita, yo soy el cerebro.

Aiden arqueó una ceja. El señor Blake asintió con la cabeza.

—June te ayudará más de lo que piensas. Créeme cuando se acumule el trabajo la vas a necesitar.

Con estas últimas palabras el señor Blake cerró el asunto, se levantó de su silla, se despidió de ambos y desapareció por la puerta. Ninguno habló por un largo tiempo.

Aiden tenía la mirada fija en un punto invisible del suelo. June lo observó con curiosidad. Se veía cansado, unas sombras negras se asomaban por sus ojos.

No hubo ni rastro de tristeza en el rostro de Elian Firestorm cuando se enteró de la muerte de su padre. Aiden, por otro lado, tenía los hombros caídos. Podía ser posible que extrañara a su padre, de sus tres hijos el señor Firestorm solía hablar solo de Aiden.

—Prometo que no notarás mi presencia.

—¿Por qué tu? —masculló él.

June levantó las cejas. —¿Perdón?

Aiden impulsó su cuerpo hacia arriba con sus manos sobre la mesa y acercó su rostro hacia ella. Sus ojos color negro ardían como el fuego.

—¿Por qué mi padre te eligió?

Ella se había hecho la misma pregunta desde el primer día. Por mucho tiempo consideró la ayuda del señor Firestorm como un acto de caridad. Quizá era esa la razón, o tal vez creía en su capacidad. Incluso le dio una misión.

—No lo sé —tragó saliva y sostuvo la mirada sin miedo al depredador, prometió no ser pisoteada por ricachones nunca más.

Aiden retrocedió y regresó a su silla. —Toma uno de los cubículos sobrantes.

June asintió. Inhaló profundo cuando cerró la puerta de la oficina. El señor Firestorm aseguró su futuro en su testamento, aún así no debía confiarse. Debía mantener ese empleo a toda costa.

*

*

*

Los empleados del departamento esperaban a June con ansias. Ella no había mencionado nada sobre el nuevo CEO. Sabían de su reunión con él, nada más. June ignoró sus miradas interrogantes. Tenía previsto moverse al departamento de finanzas desde la muerte del señor Firestorm. El señor Blake supuso que eso iba a pasar; él conocía a los hijos del señor Firestorm mejor que ella.

June sacó una caja con sus pertenencias de debajo de una mesa. La ocultó ahí en cuanto llegó. El departamento se puso tenso al ver a June con la caja. Ella comprendió su pensamiento. Abrazó su caja y fingió caminar hasta la salida.

—¡Ah! —escuchó varias voces de sorpresa.

Se dio la vuelta de inmediato con una gran sonrisa dibujada en el rostro. —Ni lo piensen. No se libraran de mi tan fácilmente.

—¡June! —exclamó Kiara.

En medio de risas June caminó hasta un cubículo vacío al fondo. Abrió su caja, y organizó su nuevo escritorio. Colocó varias fotos en la pared de su cubículo, unas luces con forma de media luna, y el osito de peluche vestido de payaso del señor Firestorm. De niña temía a los payasos, al menos ese oso se veía tierno, en lugar de tenebroso.

June encendió el ordenador e ingresó su nombre de usuario. Pasados unos veinte minutos un mensaje apareció en su chat privado.

«Haré un cambio de personal, debes despedir a las siguientes personas.»