Los días pasaban gradualmente mientras Xiao Yan entrenaba tranquilamente en el valle aislado. Desde que Xiao Yan había comenzado a refinar la Llama Púrpura, medio mes había pasado.
Durante ese medio mes, Xiao Yan básicamente había renunciado a entrenar su Dou Qi y transferido toda la energía que su cuerpo había absorbido de los alrededores a la Llama Púrpura que era similar a un pozo sin fondo. Mientras esta locura era prolongada, el logro de Xiao Yan también era obvio.
La Llama Púrpura, la cual solía ser aproximadamente del tamaño del meñique de uno, ahora se había alargado unas diez veces. Cada vez que Xiao Yan se miraba a sí mismo y veía a la crecida Llama Púrpura, una sensación de satisfacción aparecería dentro de él. A este paso, él necesitaría, a lo mucho, otro medio mes antes de que la Llama Púrpura alcanzase el requerimiento necesario para él evolucionar su Método Qi.
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