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Capítulo 44: Balas doradas

Punto de vista de Eden

Erik Donahue me saca de mi rincón por mi tobillo fracturado y magullado. Lanzo un grito tan fuerte que él me gruñe para que me detenga, e incluso entonces, no aguanto hasta que deja caer mi pierna herida en señal de piedad.

Tengo el muslo quemado por frotarme con tanta fuerza contra la alfombra y mi respiración entrecortada me provoca un dolor punzante en la garganta. El jefe principal de Donahue se cierne sobre nosotros, moviéndose con una pistola presionada casualmente en su palma.

Me mira con atención, mientras yo vigilo de cerca su pistola. La habitación, el yate... el mundo está en silencio.

"Sabía que estabas podrido cuando vi las imágenes del robo al banco", se burla, caminando alrededor de mi posición temblorosa en el suelo. “Debería haberte matado entonces. Ahora, no has hecho más que provocar problemas. Pusiste a mi maldito hijo en mi contra y has enviado mi barco al caos”.

Chapitre verrouillé

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