Capitulo 1: The pajamas.

El video empieza desde mi perspectiva, sentado en el sillón y sólo mostrando mis fuertes piernas cubiertas por mi pantalón de vestir del trabajo, y una leve erección por imaginar a mi compañero que estaba preparándose para hacer su entrada una vez la cámara empezara a grabar.

—¿Estás seguro de que esto tendrá alguna visualización?– pregunta dudoso detrás de mí, y tiemblo un poco sólo de escuchar su voz.

—Sé que les gustará a nuestros seguidores. Quizá hasta consigamos más, quién sabe.

—Bien... Entonces, comienza a grabar.

Suspiro bajito antes de atender a su petición, y rápidamente le indico con la mirada girándome un poco, que ya podía posicionarse.

La escena fue tan excitante cuando lentamente caminó hacia mí y entonces apoyó sus manos en mis piernas sin que su rostro llegue a verse en pantalla. Meneó un poco sus caderas y pude notar que traía un nuevo pijama que había comprado días atrás. El pequeño pantalón que cubría su trasero era suelto, pero muy corto, y me había hecho desearlo tan fuerte desde que lo compró y se paseaba por la casa con ellos. Estaba cumpliendo mi fantasía.

Hace dos noches decidió ponérselo e ir a dormir a mi extensa cama, queriendo al parecer intencionadamente hacer la posición de cucharita, encajando todo su trasero en mi polla que sólo era cubierta por mis bóxers. Lo peor fue cuando se quedó dormido instantes después de acostarse, y no pude pedirle que hagamos un breve video para nuestra página, o me lo hubiera cogido tan delicioso. Apenas pude dormir porque Jin se movía demasiado en la noche, y eso ocasionó que se moliera de más en mi entrepierna logrando despertarla por completo y haciéndome ir al baño para bajar la gran erección que tenía.

Ahora pensaba cuando le sugerí esta idea la noche anterior, no creí que aceptaría hacer un video de cómo bailaba sobre mi regazo con ese pijama tan corto, y yo sólo sentado en el sillón de nuestra sala sin hacer el gran trabajo, pero la idea pareció fascinarle y ahí estábamos a punto de cumplir mi fantasía de hace dos noches.

Volví a la realidad cuando sentí un peso sobre mis piernas, y al bajar la vista, ahí estaba el gran culo de mi compañero, moviéndose en círculos lentamente sobre mi regazo y despertando al instante mi polla.

Comenzó a gemir cuando en sus movimientos, su propia polla se molía contra la mía y nos sacaba mayor satisfacción a ambos. No pude evitar echar mi cabeza hacia atrás aunque no se viera por la posición de la cámara detrás de mí, y disfrutar al máximo el momento.

Decidí que debía hacer algo para hacerlo más excitante para ambos, y claro, para los espectadores. Comencé a pasar mis manos por todo su cuerpo, llegando a sus pezones y apretándolos, logrando que saque un alto gemido y eche más hacia atrás sus caderas para mí.

Entonces dejó de importarme quién carajo mirara eso, tenia a Seokjin sólo para mí.

Seokjin me había gustado casi desde que se mudó conmigo a mi apartamento cuando buscaba alguien que me ayudara a pagar la renta. Él había sido muy amable y cordial, además el tipo era exageradamente hermoso y tenía un culo increíble, lo que me había hecho también desearlo desde el primer segundo que entró por la jodida puerta.

No pudimos evitar sucumbir al deseo que evidentemente teníamos, esa noche que ambos terminamos alcohólicos en el sillón de nuestra sala mientras veníamos su serie favorita. De un momento a otro, pensé estar alucinando cuando se giró hacia mí y me preguntó si podía chupármela.

Después de esa noche donde cogimos como tres veces en el sillón teniendo que limpiarlo completamente la mañana siguiente, habíamos decidido silenciosamente que nuestra relación pasaría a ser algo como "follamigos", y cada que algún momento se volvía sólo un poco íntimo, no tenía que esperar mucho para tenerlo sobre o debajo de mi cuerpo rogando que lo toque y haciendo marcas por todo mi pecho y cuello mientras me enterraba en su apretado culo.

No había una forma en la que pueda desearlo menos, pero había algo extraño en Seokjin. Algo que lo mantenía despierto algunas noches, algo que lo obligaba a estar más que tapado cada que salía a hacer cualquier cosa así fuera cerca de nuestro edificio. Aquello tampoco le dejaba que yo subiera una foto juntos, o que me prestara su teléfono por nada del mundo. Algo que no quería decirme aún y que al parecer, tenía que descubrir por mí mismo, así la curiosidad me matara.