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Abandonada por el Alfa, me convertí en la Compañera del Rey Licántropo

—Margarita, eres la hermana mayor, tienes que ceder a la menor —En toda su vida, esas palabras se aferraron como una maldición a Margarita. Ya fuera su querido osito de peluche, vestidos bonitos, dulces de Halloween o el amor paternal, si Elizabeth lo pedía, ella debía cederlo todo incondicionalmente a ella. Desde joven, Elizabeth pesó sobre Margarita como una enorme montaña y la sofocó. Afortunadamente todavía tenía un novio que la había amado durante seis años—Amster, el alfa de la manada. —Serás mi esposa y la futura luna de la manada —Él prometió. Hasta el día en que ella y su hermana cumplieran 18 años, ¡y resultó que la amante y compañera predestinada de Amster era su gemela Elizabeth! Margarita observó cómo Amster, quien había dicho que la amaba, besaba apasionadamente a Elizabeth, y anunció a Elizabeth como la luna sin pensarlo dos veces. El único sustento emocional que poseía Margarita se derrumbó; una vez más, lo que le pertenecía había sido arrebatado por Elizabeth. Lo que es peor, Amster incluso pidió a Margarita que entretuviera a los invitados. Todo porque Elizabeth no sabía hacer nada excepto cómo engatusar y arreglarse. Incapaz de rechazar la petición de su antiguo amante, Margarita accedió a esto...

JQK · Fantaisie
Pas assez d’évaluations
277 Chs

Diferente Sociedad (1)

[Perspectiva de Margarita]

Me di cuenta de lo incómoda que era mi posición con Anthony.

Estaba tumbada en el suelo y levantando las piernas hacia él con las rodillas dobladas. Anthony estaba casi encima de mí, presionando su brazo fuerte contra mi pantorrilla.

Tanto Anthony como yo nos sobresaltamos con la voz de Armstrong y soltamos el agarre casi al mismo tiempo.

Me levanté del suelo en un estado lamentable, me sacudí la tierra de encima y me ajusté la ropa. Antes de que pudiera explicar, Elizabeth dijo:

—Quiero entrenar mis habilidades de combate. Estoy haciendo que los dos me enseñen antes de hacerme una demostración.

Armstrong volvió la mirada hacia Elizabeth, quien se levantó y corrió hacia él para mostrarle su inexistente moretón.

—Me lesioné justo ahora. Me duele aquí. Mi ropa se ve terrible —se quejó Elizabeth de manera coqueta.

Chapitre verrouillé

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