El príncipe siempre fue muy diligente, seguía sin falta cada una de las normas del palacio, fue alabado por sus logros como erudito y gran inventor. Era considerado por muchos como un inmortal y una belleza fría que, aunque algo arrogante, seguía siendo el mejor candidato a rey.
Sin embargo, nada pudo disminuir el sentimiento de vacío que lo acompañaba. Creía que este desaparecería al heredar el trono. Aunque intuía el grado de rechazo que le tenía su padre creía que el mérito del reconocimiento del rey ayudaría a solidificar su posición como prometedor heredero.
Así que después de mucho tiempo invertido por fin creyó lograr algo que beneficiaría en gran manera al reino y decidió presentar su descubrimiento a su padre. Inconscientemente tenía esperanza de que ese desprecio que creía sentir de todos podría revertirse.
Shen podía ver a su padre solo en algunas ocasiones, en eventos en los que se requería la presencia de la familia real completa. Así que fue difícil obtener una audiencia con él. Permaneció en el salón mucho tiempo, esperando tercamente la llegada del rey. Cuando este finalmente apareció, no desperdició más tiempo y se dispuso a explicarle rápidamente su hallazgo: la pólvora no sólo servía para los fuegos artificiales sino que podía usarse también para construir armas de fuego.
El rey estaba sorprendido, era un hallazgo realmente poderoso, podría servir para la defensa del reino e incluso su expansión, mantuvo silencio por un tiempo para calmar sus sentimientos y fingió la habitual frialdad para luego felicitarlo secamente. No comentó más y se retiró, reflexionando sobre el hecho, notó con disgusto que este descubrimiento le daría gran poder al príncipe si llegara al trono. Así que envió espías para robar los documentos de la investigación del príncipe, pero fue inútil pues estos eran demasiados y sin un orden aparente, difíciles de comprender, incluso para los eruditos que había citado en secreto.
Frustrado y con el rostro enrojecido al recibir una vez más la misma noticia de fracaso, se prometió que definitivamente no permitiría que el príncipe llegara a ocupar el trono. Pero, con sus logros y el favor de la gente que lo veía como un prometedor y talentoso futuro monarca, sería complicado desheredarlo. No pudiendo soportar más la ira y desesperación, sintiendo que el tiempo se le acababa, convocó a una adivina.
"Lo que había traído color y alegría también podía traer oscuridad y destrucción"