La adivina, una mujer vieja con el cabello canoso, vio por el futuro del reino y reveló una profecía frente a los reyes "Si el rey continúa por su camino de sombras será vencido por un guerrero de blanco y negro" El rey exaltado amenazó de muerte a la adivina si decidiera esparcir dicha profecía, esta se comprometió a no revelarlo a nadie y se retiró.
Con el rostro desfigurado por la ira, el rey contenía el aliento mientras reflexionaba sobre el problema. Interrumpiendo sus pensamientos escuchó la voz de la reina:
—Hay una manera con la cual se puede evitar ese final —sintiendo la atención del rey continuó— ...es probable que la profecía se refiera a un aldeano, recién nacido, parte de la aldea de los panda —viendo acuerdo en los ojos del rey finalizó:— Es imposible predecir a cuál de todos se refiere así que… solo hay una solución para tener la seguridad de eliminar al guerrero de blanco y negro… —ambos guardaron silencio por un tiempo— …No tiene por qué representar una dificultad, son sólo simples aldeanos —dijo el rey con un tono indiferente y crudo.
En los siguientes días se difundió el nuevo descubrimiento del príncipe, el uso de la pólvora para crear explosivos casi inmediatamente comenzó también a circular una supuesta profecía que indicaba: "Si el príncipe continúa por su camino de sombras actual, traerá desgracia y caos a la ciudad de Gongmen, siendo vencido por un guerrero de blanco y negro" al principio la gente no hizo caso del rumor, pero era imposible ocultar cierta desconfianza hacia el príncipe.
Tres días después llegó a oídos del reino cierta masacre sucedida en la aldea panda, era terrible decían. Sin embargo, lo que más perturbó a la gente fue que se señalara como responsable al futuro heredero de Gongmen.
Días antes Shen, que había oído la profecía, se dirigió a la aldea panda junto al ejército de "guerreros lobo" y dio la orden de asesinar a todos los recién nacidos de la aldea. Fue esa la explicación que le dio a sus padres al regresar con una expresión de éxtasis en el rostro.
Los reyes y asesores presentes guardaron silencio por varios segundos, incrédulos de lo que oían, sorprendidos por tal revelación. Finalmente, el rey rompió el silencio.
—Sacrificaste vidas de inocentes por una profecía, para evitar tu supuesta derrota a manos de uno de ellos —afirmó en un tono severo, hizo un silencio esperando una posible réplica que nunca llegó, así que alzando aún más la voz continuó:
—Príncipe Shen, la ciudad de Gongmen aborrece tu crimen, como rey no permitiré que se vea amenazada por un demonio sediento de sangre y poder, desde hoy quedas exiliado de la ciudad y tu título como heredero al trono no será reconocido — finalizó, dejando a todos aún más perdidos que al inicio.
El ambiente tenso casi podía materializarse. El príncipe protestó. —"¿Desafiar a mi destino es un error? —río histéricamente— ¿Cómo podría el futuro rey de Gongmen rendirse a la derrota? Después de todo ¿No son sólo simples aldeanos? ¿No es acaso lo mismo que su majestad haría en mi posición, padre?" —pronunciando esa última palabra más lentamente tuvo como respuesta una mirada dura y algo enloquecida. —¡Guardias! —llamó el rey en tono severo— Pena de flagelación, 50 latigazos ". — No dijo más, dio la espalda y se retiró.
Para Shen esos cortos segundos en los que su padre le daba la espalda por completo y sin vacilación se sintieron eternos. No esperaba que la situación se saliera tan fuera de control y definitivamente no esperaba tal final. No puso resistencia cuando lo sujetaron y llevaron al calabozo, durante todo el trayecto miró fijamente al suelo como si no existiera nada más que mereciera su atención.