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Batalla de Hiurelil, los últimos apóstoles.

Estábamos ahí con Alex, mientras esa maldita cosa emergia del océano, dos metros y medio de altura, dorado, pero un dorado que provocaba miedo, era algo aterrador. Tenía seis brazos y tapaba todo su cuerpo, aunque tenía unos tacones muy,¿como decirlo?, "aputados" .

Y sentado ahí, en el hombro de ese conjunto de armadura , estaba un tipo con una túnica con capucha como la de un sacerdote franciscano, pero de color blanco con trazos púrpura y morados, ademas de collares y anillos, que de seguro son objetos mágicos. Cuando se sacó la capucha, vi un rostro familiar, era el infeliz traidor e hijo d e puta del cara de mono.

— ¡Vaya, hola jefe! No pensé que te encontraría aquí, — me dijo Geese, con una sonrisa de confianza.

— Wuajajajaja, tu plan salió ma Geese. Dijiste que llegaríamos aquí sin llamar la atención, y justo estaban aquí. ¿No es eso gracioso? Jaja, Wuajajajaja.

— Esto es malo, Reidar —me dijo Alex.

— Esa risa la conozco, —pensé-. ¿Badigadi, eres tú?,— le dije.

— Wuajajajaja, así es, Rúdeus . Vaya, Alex, también estás aquí, jajaja Wuajajajaja, —nos dijo.

— ¡Tío, qué significa esto? ¿Que haces con el? , —le dijo Alex.

— ¿Acaso no es obvio? Soy un apóstol del Dios Humano. Wuajajajaja. Yo, junto con Vita, Aleksander, Malta y Gal Farion, vamos a matar al Dios Dragón y entonces (...).

— Oye, no le digas nuestros planes,— le dijo Geese.

— Oh, cierto wuajaja, pero ya estamos aquí, que más da que lo sepan, —dijo Badigadi .

— Estas jodido, jefe. El hombre Dios me contó de tu triunfo en la batalla con los dioses en esgrima, pero ahora no podrás hacer nada, estas muerto jefe —me dijo con una sonrisa .

— Te voy a cortar la lengua, los ojos y te los voy a meter por el culo, mono de hijo de un ejército de putas, —le dije. Pero Alex me hizo un gesto para que me quedara quieto.

— Jajajaja, no podrás, jefe. Puede que matarás a Gal y Alek. Pero ahora estoy aquí con alguien que tú no podrás hacer nada. Este caballero es muy famoso, sabes.

Badigadi infló el pecho y puso manos en su cintura. Wuajajajaja. — Yo soy el Dios de la Lucha, Badigadi. Hace cuatro mil años, maté al Dios Dragón Laplace con esta armadura. Wuajajajaja, estás muerto, Rúdeus Greyrat.

— Tú no eres el Dios de la Lucha, eres solo el portador, idiota. La armadura es el dios. Sin ella, no eres más que un cobarde, traidor y pusilánime, marica. Yo te respetaba, peor siempre fuiste mi enemigo bastardo,? cierto? .

— Wuajajajaja, solo ahora, puedo entender tu rabia, muchacho. Pero tengo una deuda. El hombre Dios, el me mandó a verte y me. Impresionó tu capacidad de maná, fueron unos meses muy agradables en la universidad, eso es cierto me divertí con ustedes, pero luego apareció ese Superd y el hombre dios me habló denuevo, luego me hizo llevar a Ruidjerd con los Superd sobrevivientes . Wuajajajaja, después fui a buscar esta armadura y me ordenó matarte a ti y al Dios Dragon,

Wuajajajaja. — Escucha, Rudeus. Yo, el Dios de la Lucha, Badigadi, te (….).

Pero Antes de terminar la frase, Alex lo Interrumpió.

— ¡Yo soy el Dios del Norte, Alex Ryback Kalman II! ¡Dios de la Lucha, te desafío a un duelo!, le Dijo Alex.

— ¿Qué demonios estás haciendo?,— le dije a Alex.

— Dándote tiempo. Ve por la armadura, —me dijo.

Mientras, Badigadi quedó en silencio.

— ¡Ya matalos de una vez!, —dijo Geese.

— No puedo. Alex me retó a un duelo. Como Rey Demonio Inmortal, es mi deber aceptarlo,— le dijo Badigadi, dejando atónito a Geese.

— ¡Mierda, era Badigadi! ¿Cómo no me di cuenta antes? Kishirika me lo advirtió. Maldito hijo de puta, siempre fue un espía del hombre Dios, —pensé.

— Rápido, Rudeus, ve a buscar a los demás, me dijo Kalman.

— ¿Y tú qué vas a hacer, Alex?

Él me miró y me sonrió.

— Voy a morir aquí. Ahora apresúrate, —me dijo, lo mire y salí corriendo mientras Alex me cubría las espaldas.

— Maldición, Badigadi, mira, se escapó, —le dijo Geese.

— Wuajajajaja, tranquilo. Si vives apurado morirás rápido, mi macaco amigo, Wuajajajaja. Además, Alex no es rival para mí. Es solo un don nadie, Dijo Badigadi mirando a su sobrino.

— Jajaja, te crecieron las pelotas, tío Badigadi. Siempre has sido un estúpido que se cree inteligente. Ahora te haces el poderoso porque estás con esa armadura. Jajaja, bueno, te entiendo. Sin esa cosa, no eres más que un pusilánime y debilucho idiota. Te dices el Rey Demonio más poderoso, pero no eres nadie sin esa cosa. Además, tú no eres el Dios de la Lucha, lo es la armadura.

— Wuajajajaja. Mira quién habla. El niño idiota que recorrió el mundo solo para que lo llamaran héroe. Eres tan idiota como mi hermana. Solo sigues siendo un pusilánime niño que no sabe nada. Yo maté al Dios dragón Laplace, el gran héroe de los humanos, enemigo de los demonios y el hombre Dios. Wuajajajaja Fui yo quien le robo la armadura y destruí la existencia del ser más poderoso de la historia.

— ¿En serio, fuiste tu ? Eso no lo sabía. Vaya, eso es una gran historia tío. Cuéntame sobre ello, —le dijo Alex .

— Wuajajajaja, pues verás, joven Alex, en ese tiempo yo estaba en el gran palacio de (….).

— Oye, Majestad, no es momento para historias. Debemos matar al Dios Dragón y a Rúdeus , le interrumpió Geese.

Punto de vista de Alex. — Oh, claro,debemos matar a ese maldito niño. Wuajajajaja. Así que ganando tiempo, eh, Alex — dijo Badigadi, mientras se dirigía a mí.— Traté de atacarlo, pero sin una espada era poco lo que podía hacer. Cuento corto, me sacó la mierda, rompió mi báculo y lo que quedaba de mi armadura, ya son armas traté de pelear con mis puños, saqué la fuerza de mi madre, sin embargo esa armadura hacía a Badigadi indestructible, eso sumado a su inmortalidad. No alcancé a aguantar cinco minutos hasta que estaba totalmente derrotado y herido sobre la arena.

— Wuajajajaja, ahora morirás, Alex. No es que te odie chico, te estimo mucho sobrino. Pero el hombre Dios dice que serás un escollo para él en el futuro . Wuajajajaja esa maldita manía de seguir la alianza de tu padre con los dioses dragon te costará la vida Alex.

— Wuajajajaja, Jajaja, Jajaja Jaja, —dijo de pronto una voz, y una figura en armadura negra se posicionó delante de mí. Era mi madre, que había llegado.

— ¿Qué mierda haces con eso puesto, Badigadi? Esa es la armadura del enemigo,—le dijo Atofe a su hermano.

— ¿No lo ves, hermana? Soy el Dios de la Lucha, un discípulo del hombre Dios.

— Wuajajajaja, estúpido, no eres más que un estúpido, Badigadi. Jaja, Wuajajajaja, te mataré, —dijo Atofe sacando su espada .

— No puedes, Alex, me retó a un duelo. No puedes interferir.

— ¿Es eso cierto, Alex?, me dijo mi madre.

— No, no lo hice, dije, usando el viejo truco de mentir.

— Alex dice que no te desafío. Wuajajajaja. Creo que te mataré si (….) Wuajajajaja, debilucho, por eso usas esa cosa. Wuajaja.

— Tú eres aliada de Rúdeus, que usa una armadura también, hermana .

— Sí, pero él la creó. Él es listo. Tú eres un debilucho, idiota. No podrías crear algo así. Se lo robaste a Laplace. Wuajaja, lamentable, niño idiota. Wuajajajaja, —dijo Atofe, lanzándose al ataque. Y tras ella, Malta, que se lanzó al ataque, mientras Elinalise me cargaba y Cliff me curó.

Punto de vista de Rudeus.

Atofe, Malta, Ruidjerd y Eris atacaban al Dios de la Lucha, sin embargo, no le hacían daño. Un aterrador brillo dorado y resplandeciente aparecía cada vez que lo golpeaban en alguna zona, Badigadi se los sacaba de encima muy rápido. Elinalise y Cliff estaban en la retaguardia, y yo en medio, dentro de la armadura. Mi objetivo era matar a Geese, así que le lancé Explosión Galáctica, mientras las bolas de plasma pasaban por sus lados y volvía a gran velocidad mientras ordené retirarse a mis aliados, protegiéndolos con el muro de cristal.

Cúando Las esferas de plasma se estrellaron gran badigadi, produjo un gran estallido que elevó el agua varios metros. Cuando se disipó la bruma, Badigadi y Geese estaban intactos.

¡Maldita sea! Ese hechizo destruyó a Atofe la última vez y no les hizo nada, pensé.

Mientras, los chicos seguían atacando, pero el Dios de la Lucha estaba jugando con ellos. Incluso con Geese en sus hombros, desviaba nuestros ataques sin ningún problema.

— ¿Qué hago? Mierda, ¿qué hago?, —pensé. Miré a Cliff y le di una señal con la mano. Ya que estaba en la armadura, era la única manera de entenderme con él.

Cliff asintió y empecé a cargar Rayo. Le daría tanto maná que rosaria casi al nivel divino. Negras nubes taparon la luna de esa madrugada de Hiurelil. Pude ver a Alex que dejó de pelear y miró al cielo, mientras Eris y Ruidjerd se alejaban del Dios de la Lucha. Solo Malta y Atoferatofe seguían atacándolos, pero los desgraciados no se movían. Mientras las negras nubes se formaban, una gran cantidad de energía eléctrica en la atmósfera se seguía cargando y cargando. En ese momento, el Dios de la Lucha golpeó y sacó volando a Malta y a Atofe.

Así que le deje caer el hechizo de lleno, fue con el rayo más poderoso que había lanzado. La cosa, más que rayo, parecía un pilar de plasma que dio un ruido ensordecedor e hizo estremecer la tierra, fue tan fuerte la explosión sonica, que hasta Alex se tapó los oídos. Mi objetivo era matar a Geese, y debido a que no puedo verlo con los ojos demoníacos ya que está con Badigadi, le lancé un ataque masivo.

Cuando el rayo cayó, provocó que el agua subiera cientos de metros y cayera con fuerza. A pesar de estar a la orilla de la playa, el ataque afectó al mar más profundo y vimos cómo una ola de tamaño apocalíptico venía hacia nosotros. Debían tener unos quinientos metros, pero eso ya lo sabíamos , porque en ese momento Cliff terminaba de recitar un hechizo santo de tierra, provocando una gran columna de arena que chocó con la ola y juntas se neutralizaron.

Todos guardamos silencio mientras disipaba la niebla provocada por el ataque, con magia de viento. Pero donde debía estar el Dios de la lucha y Geese no había nadie. Ahí tuve un muy mal presentimiento, que pude ver también en la cara de Alex, Ruidjerd y Eris. En ese momento, a mi lado, cayó pesadamente algo dorado, casi del doble del tamaño de mi armadura, y me dio un golpe a tres puños. Ahí perdí la conciencia.

Punto de vista del Dios del Norte.

El Dios de la Lucha cayó del cielo de manera veloz y golpeó al Dios del Cauce, destrozando su armadura, sacándolo por la pared de atrás como un muñeco. Cayó dando un feo golpe en la arena y estaba inconsciente, su esposa llegó rápidamente corriendo a su lado, mientras gritaba desesperada su nombre .

Malta estaba herido de un hombro, a mamá le faltaba una pierna, pero se estaba recuperando. Moore, más atrás, le lanzaba ataques mágicos al Dios de la Lucha junto con la guardia personal de mi madre, pero no le hacía ningún rasguño, pero eso bastó para que su atención cambiara de Rúdeus a nosotros, dándole tiempo a nuestros aliados de curarlo. Si esto seguía así todos Moriríamos aquí.

Pero el Dios del Cauce podría hacerle algo con su técnica, sin embargo, está inconsciente. Mamá lanzó un ataque, pero el Dios de la Lucha le dio un golpe tan fuerte que la desintegró en mil pedazos y sus partes se esparcieron por cientos de kilómetros, fue un golpe aterrador, un golpe qué destruirá una ciudad de un golpe, Solo quedo su espada en la playa.

El Dios Ogro atacó gñeandolo de manera brutal, sin embargo el. Dios de la lucha lo tomó de ambos brazos y piernas dejándolo en una posición expuesta. Badigadi le dio un golpe con dos brazos restantes en su cabeza, reventándole el cráneo haciéndole estallar su cabeza en una explosión de sangre y sesos , dejando un charco de sangre en la arena mientras el cadáver de Malta convulcionaba en el suelo.

Eso provocó el pánico y la huida de los ogros de Hiurelil.

— Rápido, Ruidjerd, Eris, Cliff y Elinalise, ¡lárguense de aquí con los otros Superd!, les ordené.— Moore, ¡retírate con tus tropas ahora!,— le dije.

Moore me miró y asintió con la cabeza. Sín mi madre, el la guardia personal ya no tienen nada que hacer. Ellos se retirarán a Gaslow a esperar que mamá se regenera y regrese. A mamá le tomará años en regenerarse, pero está viva ya que vi pedazo enteros cuando fue desintegrada.

Cuando miré atrás, Cliff había curado a Rúdeus, pero este aun estaba inconsciente, mientras Eris se lo echaba a su espalda y salían corriendo rumbo al bosque.

— Bien, supongo que hoy moriré, dije, tomando la espada de mi madre, la Rompemandíbulas. Jaja, es la segunda vez que le robo la espada a mamá. Ella no permite que nadie tome sus espadas, ni siquiera mi padre y menos yo. Jajaja, estuvo por años molesta cuando rompí su otra espada, cuando maté a Kajakut. Por eso recibió tan solemnemente esta espada cuando Julián Jalisco se la dio. Es una de las 49 espadas mágicas, hecha con los huesos de Kajakut. Recuerdo que vivía en el fuerte de Gaslow con Shaina y Chikita en ese tiempo, cuando ese viejo estirado de Julián llegó a regalarle esta espada a mamá, diciéndole que la nombró Rompemandíbulas, en honor al abuelo Necross. No sé por qué recordé eso. Bueno, supongo que uno piensa cosas así cuando está por morir. Jajaja, si tuviera a Kajakut tal vez podría hacerle algo. Maldita sea, esperé por siglos un combatiente así, y aparece cuando ya no tengo a mi espada. Jajaja, no, esto es así, Un héroe siempre va al frente contra un rival con quien no tiene posibilidad de ganar. Como papá contra Laplace. No hay mejor manera de morir.

Alex levantó la espada de su madre por sobre su cabeza.

— En mi mano derecha una espada, en mi mano izquierda una espada, con estas manos cobraré incontables vidas, ofreceré cien millones de muertes, soy Alex Ryback, el Dios del Norte, Kalman II.

Dije, lanzándome contra Badigadi, que me lanzó un golpe, pero me agaché y le di en las piernas, haciéndolo resbalar. Momento en que esquivé un puño que venía a mi posición. Podía sentir cómo el poder salía de mi interior y llegaba a la Rompemandíbulas. Trate de matar a Geese, pero Badigadi lo bloqueó. Logré cortar la armadura, pero esta se regeneró muy rápido.

Corrí por la lateral arrastrando la espada por el suelo mientras esquivaba los golpes del Dios de la Lucha. Este golpeó el suelo generando una grieta que esquivé saltando y apuñalando su espalda. Sin embargo, la armadura volvió a curarse.

— ¡Qué mierda haces, Badigadi? ¡Ya mátalo!, le dijo Geese.

— Wuajajajaja, tranquilo, el pequeño Alex no puede conmigo.

Alex nuevamente corrió hacia Badigadi con la intención de matar a Geese. Alex se había percatado de que Geese era el cerebro, y matándolo a él podrían tratar de hablar con Badigadi y retrasar su ataque, o simplemente perderlo con magia y ataques de guerrilla hasta llegar con Orsted. Pero en el último ataque en que Kalman apuñalo a badigadi en el pecho, recibió un fuerte golpe en el en el estómago que lo tiró contra el suelo.

— ¡Aaaaagh, maldita sea!, —dijo Alex, mientras el Dios de la Lucha lo tomaba de un brazo y ponía el rostro de Alex frente a su cara.

— Ves, pequeño Alex, no eres más que un niño idiota. ¿No puedes conmigo?.

— Jajaja, no vales nada, tío Badi. Eres un idiota. Jaja, mírate, engañado y controlado por ese mono. ¡Qué bajo has caído!

— Él me derrotó. Me desafió a un duelo, y me ganó.

— Un duelo. Jajajaja, imposible.

— Me derrotó bebiendo.

— Wuajajajaja jaja ja, eres un imbécil, te engañó. Jajajaja, mamá tenía razón. No eres más que un imbéciles que se cree un genio solo porque tienes 700 años y sabes leer literatura humana . Jajajajajaja maldito payaso .

Badigadi le arrancó la cabeza a Alex y la arrojó al mar. Luego partió su cuerpo en dos y luego en cuatro y lo lanzó nuevamente al mar.

— Vaya, eso fue brutal, Badi, —le dijo Geese.

— Se lo merecía. Siempre fue un tonto como mi hermana y un justiciero de tercera como su padre . Ahora le hará compañía al idiota de su hijo en el infierno, Wuajajajaja .

— Mmm, ya vamos. Hemos perdido mucho tiempo. Destruyamos Hiurelil y a los ogros, y vamos tras Rúdeus, —le Dijo Geese .

— No. Yo solo mataré a Rúdeus y a Orsted. No mataré a gente inocente solo por matar, entiendes.

— Bien, entonces vamos tras ellos. Si vas a toda velocidad, los atraparemos pronto.

— Wuajajajaja, le quitas lo divertido a la vida macaco. No, iremos lento por el bosque, disfrutando de la vista, y les daremos tiempo de reagruparse. Así será más divertido matarlos. No tiene ninguna gracia matar a heridos y gente débil.

— Esto no es un juego, Badigadi, —le dijo Geese.

— Wuajajajaja, no te preocupes, mono. Es imposible que me derrote . Solo Orsted puede ser un problema, pero lo mataré como maté a Laplace.

— Eso no destruyó el antiguo continente.

— Wuajajajaja, así es. Seguro todo el norte del continente central será destruido. Jajaja. Wuajajajaja, por eso deberás huir cuando me enfrente a Orsted.

— Pero acabas de decir que no matarías inocentes, y ahora dices que atacaras a tal punto que destruirás el norte del continente, matarás a cientos de miles.

Wuajajajaja eso es daño colateral, no es lo. Mismo que asesinar inocentes por solo el placer de matarlos, no soy un genocida, Wuajajajaja.

Uuuf, Está bien, ya vámonos, —le dijo Geese.

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Un dulce aroma me llenó las fosas nasales, y las cálidas caricias del suave cabello de una mujer acariciaban mi rostro. Cuando abrí los ojos, vi que alguien me llevaba en su espalda, mientras corría por un bosque que aún tenía un poco de nieve. Cuando recuperé mejor la conciencia, me di cuenta de que era cargado por Eris.

— Mi amor, ¿qué pasó?, le pregunté.

— Rúdeus , Rúdeus, ¿estás bien?, dijo Eris, parando su carrera mientras me depositaba en el suelo y me daba un fuerte abrazo.

— Pensé que había muerto, amor. ¿Estás bien?, me dijo con una cara que no le veía hace años. Tenía la misma cara cuando desperté ese día que Orsted casi me mata en la mandíbula inferior de Wyrm Rojo.

— ¿Qué pasó? Solo recuerdo el ataque y el destello.

— Ah, el Dios de la Lucha destruyó tu armadura y quedaste muy herido.

— ¿Geese está vivo?

— Sí, —me dijo Eris, con la mirada complicada.

— Espera, ¿dónde están los demás?, —dije, mirando a mi alrededor. Me sentí aliviado de ver a Ruidjerd, Cliff, Elinalise y los otros Superd.— Un segundo, ¿dónde está Atofe y Alex?

— Rúdeus, ellos se quedaron en la playa, me dijo Cliff.

— ¿Qué pasó con ellos?, —pregunté.

—Todos se quedaron callados, pero Ruidjerd me respondió —Kalman ordenó que evacuáramos. Dijo que se quedaría a pelear.

— ¿Qué? ¡No, Alex!, grité, sacando mi espada. Pero Ruidjerd se puso frente a mí.

— No, Rúdeus, él dio su vida para que saliéramos de ahí. No puedes regresar, escupirías sobre su memoria.

— ¡Maldita sea!, dije, golpeando un árbol.

— Ese hijo de puta de Badigadi, él siempre fue un apóstol. ¡Maldita sea, cómo no me di cuenta! Kishirika y Orsted me advirtieron, ¿por qué no pensé en él?.

— ¿Podemos derrotarlo?, me preguntó Ruidjerd.

— No lo sé. Debo hablar con Orsted, pero Badigadi con esa cosa mató a Laplace.

— No, Rúdeus, Laplace está sellado, me dijo Ruidjerd.

— No hablo del Dios Demonio. Hablo del verdadero Laplace, el Dios Dragón Laplace, el segundo Dios Dragón hace 4200 años en la segunda gran guerra .

— Había otro Laplace?, me preguntó Ruidjerd.

— Sí, verás(…) Y así le conté la historia.

— Ya veo. Entonces, el Dios de las Técnicas también es Laplace, me Dijo Ruidjerd .

— No lo son. Ninguno de los dos. El Dios Dragón Laplace está muerto. El Dios Demonio tomó ese nombre porque Kishirika le dijo que se parecía a Laplace por el pelo verde, eso fue una coincidencia.

— El Dios de la Técnica sabrá algo, —me dijo Elinalise.

— No, Orsted dice que recorre el mundo, o está encerrado en algún lugar escribiendo. Además, el Dios de la Técnica tampoco recuerda que fue el Dios Dragón, lo mismo que el Dios Demonio.

— ¿Y qué hacemos?, me dijo Ruidjerd.

— No sé, nada funcionó con el, temo que no podemos derrotarlo, — dije.

— Entonces moriremos juntos, —me dijo Ruidjerd, con una mirada firme.

— Rudy, sé que se te ocurrirá algo. Eres listo. Sé que puedes ganar, —me dijo Eris, abrazándome.

— Es la primera vez que me llamas Rudy, Eris.

— Lo sé. Escucha, yo Confío en ti.

— Vamos con Orsted, tal vez él sepa algo. Ahí está la armadura dorada, es mucho más poderosa que la Mark I. Y espero que Roxy envíe la Mark Cero. Además, tenemos Kajakut si la uso con mi armadura dorada o la Mark cero tal vez podría hacer algo.

La armadura del Dios de la lucha conoce cientos de técnicas, pero no conoce las técnicas nuevas . Tal vez, podamos hacer algo, —dije.

— Lo sabía. Siempre se te ocurre algo, Rudy,— me dijo Eris, besándome.

— Rápido, hay que regresar a la aldea y preparar la batalla,— les dije. Y así, salimos corriendo rumbo a Irelil y de ahí a la aldea Superd.

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