Luego de la cuatro días llegamos al bosque del no retorno.
Cuando entramos a la aldea, rápidamente nos reunimos con Orsted, nuestros aliados y el jefe de la aldea.
— Alex está muerto, igual que Malta. La Reina Demonio Inmortal Atoferatofe fue desintegrada en miles de pedazos, y le tomará años, tal vez décadas, en regenerarse. Moore volvió con la guardia a Gaslow, y Geese y el Dios de la Lucha vienen hacia acá. Siempre fue Badigadi, ese maldito y miserable hijo de perra,— dije, apretando los puños.
Orsted no dijo nada. Se quedó ahí, cruzado de brazos. No podía ver su expresión bajo el casco, pero estaba pensativo.
— Badigadi dijo que fue él quien mató a Laplace, digo, al Dios Dragón Laplace,— le dije a Orsted .
— Así que fue él,— dijo Orsted. —Cabía la posibilidad de fuera un apóstol, pero nunca pensé que él fuera quien usó la armadura para destruir al segundo Dios Dragón.
— ¿Qué hacemos, Orsted? Su poder es abrumador, ¿cómo destruyó la armadura?
— No lo sé, —me dijo luego de un largo silencio.
— Pero tú, alguna vez peleaste contra ella, ¿cierto? .
— Sí, lo hice. Se supone que estaba oculta en el fondo del laberinto de la cueva del diablo.
Una vez fue contra alguien de la tribu del océano que la usó, pero murió al poco tiempo. También la usó un demonio, incluso un humano, pero no tuve problemas para derrotarlos.
Incluso yo la usé un par de veces para tratar de matar a Hitogami. Obviamente, fracasé.
— ¿Y qué mierda se supone que haga, Orsted?,— le pregunté.
— Los cañones de piedra son eficientes contra ella, pero no esperes mucho. Se autoregenera muy rápido, y con Badigadi en ella, esa cosa puede funcionar por años.
— ¿Y cómo funciona?,— pregunté.
— Pues te da un poder ilimitado, pero la armadura tiene conciencia propia y poco a poco se apodera de ti hasta que solo quieres luchar y terminas muriendo por agotamiento de maná sin darte cuenta, porque no sientes hambre sed ni cansancio, solo ganas de luchar .
— ¿Se puede destruir?, —pregunté.
— El dios dragon Laplace, dejó escrito que él podría, pero le tomaría siglos hacerlo. Y como sabes, no tengo tiempo para hacer eso, Rúdeus Greyrat .
— ¿Cómo derrotaste a quienes usaron la armadura?, le pregunté.
— Los separé con magia de tierra y la espada del Dios Dragón Sagrado. Una vez separada la armadura del usuario, esta vuelve a su modo objeto.
— Bien, ese es un plan, —dije.
— Yo pelearé, —dijo Orsted, poniéndose de pie.
— No puedes. Si usas tu poder, cuando llegue el Dios demonio habremos perdido la guerra. Yo haré esto,— le dije, mientras Orsted se sentó. Pero sé que bajo el casco tenía una cara complicada.
— Bien, este es el plan, —les dije. —Orsted, Cliff, ¿pueden hacer varios pergaminos con magia Emperador para sellar?
— No podrás sellarlo, Rúdeus , —me dijo Orsted.
— No, pero sus pedazos sí. Si logro desintegrarlo, ¿puedo sellar sus partes?,— pregunté.
Orsted se puso a pensarlo un segundo , y luego afirmó con la cabeza. Sí, se podría sellar partes de la armadura o el cuerpo de Badigadi.
— Bien, aquí hay diez pergaminos. Pueden dibujarlos y dejarlos en algún lugar, que deberán enseñarme, o alguno de ustedes los toma y lo deposita ahí, les dije a los guerreros Superd. —Ellos asintieron.
El plan sería hacer una guerrilla, tratar de perderlo con niebla profunda y pantano, y tratar de asesinar a Geese, quien es el verdadero cerebro tras esta pelea. Todavía estaba la opción de hacer cambiar a Badigadi de facción antes de que el Dios de la Lucha lo poseyera por completo, pero eso era algo poco factible según Orsted .
Construimos unos muros más allá del abismo, y otro donde tuvimos la batalla con Gal Farion. La idea era mantenerlo lejos de la aldea Superd.
Lamentablemente, Roxy aún no había activado el círculo para la evacuación de los Superd, ni me había enviado la Mark Cero, eso me preocupaba, Norm, July y Ginger aún estaban aquí, y era tarde para evacjerlas con Perugius. Así que hable con ellas y les pedí que si nos pasaba algo huteran a toda prisa hasta unas ruidas a 5 días de aquí y llamaran a almanfi .
Volviendo al tema de la batalla que se avecinanaba. Tenía a mi armadura dorada, aunque esta no sería ni de chiste tan poderosa como la que lleva Badigadi, pero me dsri amucho mejor performance que la Mark I y Mark II, juntas .
Mientrasnos disponíamos a salir a crear los muros y preparar la llegada del Dios de la Lucha, hablé con Orsted.
— Escucha, si muero, deberás pelear. Y sé que tú ganarás, pero eso obligaría a que uses tu maná, y apenas alcanzarás a reponerte cuando llegue Laplace.
— Lo sé. ¿Por qué me dices esto?
— Cuida a mis hijos. Críalos se su maestro , también a Edward aunque con el será difícil te va a temer, pero también protegelo, y protege a Roxy, Nana, Silphy y Ariel. Ellos te ayudarán contra Laplace, saben como fabricar armas y armaduras, encontrarás otros aliados, y matarás a Hitogami.
— Lo haré, pero prefiero que salgas vivi, amigo mio.
— Jajajaja, vaya, vaya, el viejo drsfon gruñón se nos puso sentimental— le dije, provocando que Orsted me diera una mirada aterradora bajonen casco pero después dio un suspiro y meneo la cabeza —. Oye Orsted, ¿no hay caso que Perugius nos ayude, cierto?
— Rúdeus, creo que tú ya lo sabes. Debo matar a los cinco generales dragón para obtener sus gemas para matar a Hitogami y él (Perugius) lo sabe.
—¿ Lo matas en el futuro? .
— Aveces, pero casi nunca lo hago. Él muere la mayoría de las veces atacando a Laplace. Pero Perugius apenas puede herir, pero eso lo distrae para que Ruidjerd y su hija le den en su punto débil . De hecho, yo, en los primeros bucles, soy amigo de Perugius, pero preferí mantenerlo al margen con los años, y él cree que es porque lo voy a matar. Aunque sí he tenido que hacerlo algunas veces. Por eso prefiero no involucrarlo.
— Ya veo. Maldita sea, su magia divina en círculos mágicos habría sido muy útil ahora.
Escucha, Orsted, si por alguna razón Ruidjerd queda con vida, júntalo con la mujer bardo. Esa mestiza humana —Superd debe nacer. Por cierto, ¿quién es la madre?.
— Bueno, verás,— dijo, rascándose la nuca-. Ella, bueno, ella es(…).
— Rudeus, rápido. Debemos construir las trampas, me dijo Ruidjerd, que me esperaba con los otros guerreros Superd.
— Bien, te veo pronto, Orsted.
—¡Si suerte!, —me Dijo , y así nos alejamos.
Creamos dos gigantescas murallas como lo habíamos planeado, mientras con Cliff dejábamos los pergaminos listos en sus posiciones. Apenas algo lo pisara, se activará. Por lo mismo, creé unos muros de cristal a su alrededor, ahora evitar que un estúpido lobo invicible quedara atrapado, y les indique a los Superd como usarlos . Ya todo estaba listo.
Pasó un día, mientras miraba desde el muro hacia el bosque, de donde pensábamos saldría Badigadi.
🎼🎶 Los guardianes del universo 🎶al triunfar el mal, sin dudarlo salen a combatir, por un mundo ideal🎶
🎶Caballeros del Zodiaco, contra las fuerzas demoníacas🎶 guardan siempre en su corazón 🎶, coraje para vencer 🎶.
— ¿Qué estás cantando, Rudy?
— Los guardianes 🎶, AAAAAAAH, Dios mío, Eris, no salgas así de la nada. Casi me matas del susto, eres igual que Roxy .
— Lo siento , te vi solo y cantando, y quise venir a hacerte compañía.
— Te lo agradezco, mi amor. Pero no aparezcas así de pronto, no es momento para asustarme —dije, agarrándome el pecho.
— Dios, qué exagerado eres, Rúdeus. Te has batido en combate con casi todas las potencias mundiales, y te da miedo que aparezca así. ¿Qué cantabas, por cierto?
— Una canción de mi viejo mundo. Me estoy tratando de dar ánimo.
— Te cuidaré la espalda, no te preocupes.
— ¿Tienes los círculos de protección activados, amor ?
— Sí, todos los tenemos, Tranquilo.
— Eris, si muero, quiero que huyas a casa con Ruidjerd y(…).
— ¡Cállate! Moriré contigo.
— Eris, los niños necesitarán a su madre.
— Ya tienen tres madre más.
— ¿Qué hay de Ars?
— Sé que Silphy, Roxy y Nana lo educarán bien.
No le dije nada, la tomé de la cintura y le di un fuerte beso. Y así, nos quedamos unos minutos, hasta que Ruidjerd nos interrumpió.
— Rúdeus, Eris, él está aquí, —nos dijo.
Rápidamente tomamos posiciones y lo miramos con binoculares, ya que mis ojos demoníacos no servían. Orsted dijo que tal vez Badigadi es un niño bendito, o tal vez tomó algo que lo hace inmune a los ojos de demonio.
Fue entonces cuando lo vi. Geese venía en su espalda, y ahí, en un claro del bosque, Geese apuntó hacia las murallas.
El ataque empezó con badigadi lanzando rocas y troncos hacia la muralla , pero se los devolví con facilidad con magia de gravedad.
— Bien, llegó la hora, —dije,— mientras me ponía la armadura dorada y tomaba la espada corta que me dio Orsted. Dejé a Hornet atrás, ya que con la armadura era más fácil usar un arma corta.
Salté hacia el bosque e invoqué pantano y niebla profunda al mismo tiempo, y me dirigí hasta donde estaba el Dios de la Lucha.
Cuando llegué cerca de ellos , estaban algo extraviados por el pantano y la niebla.
— ¡Excalibur!, grité, lanzando el ataque directo a Geese. Pero Badigadi rápidamente bloqueó el ataque, que dañó su brazo, pero rápidamente la armadura lo curó.
— Wuajajajaja, ¡qué bella armadura! ¿La creaste tú, Rúdeus? , —me dijo Badigadi, Supongo que sonriendo bajo la máscara.
No le dije nada mientras me alejaba.
— Soy el Dios del Cauce, Rudeus Greyrat, espada de la Previsión, dije, poniéndome en posición. Badigadi me miró con sorpresa, pero Geese le gritó que me matara. Badigadi trató de atacarme, pero bloquee todos sus ataques, y contragolpeé, tratando de matar a Geese, pero Badigadi bloqueaba los ataques contra el mono. Realmente lo estaba protegiendo con todo, y era su punto débil. Era una molestia para el Dios de la Lucha.
Ahí vi espacio, y no dudé en lanzar la Lanza de Escorpio directo a la cabeza de Geese. Pero Badigadi tomó la lanza y me atrajo a él con una fuerza brutal.
— ¡Muro de cristal!, grité, justo a tiempo en que Badigadi me lanzaba un golpe. Pero el muro bajó mucho la potencia del golpe . Aún así, me lanzó a unos árboles, los que se hicieron pedazos.
— Eso estuvo cerca, Geese. Será mejor que te escondas. Él no quiere atacarme a mí. Vino a matarte, le dijo Badigadi al macaco.
— Sí, bien, —dijo Geese, asustado, bajándose de Badigadi y corriendo hacia un claro.
Pero Badigadi calculó mal, pensando que me había herido, ya que salí a una velocidad aterradora de entre los árboles y le lancé Excalibur a Geese para cortarlo por la mitad. Este le dio de lleno, tirando a Geese al suelo. Badigadi, en vez de atacarme, corrió hacia él. Pero el hijo de puta de Geese estaba vivo. Toda esa túnica, anillos y collares son objetos mágicos. ¡Mierda! No será fácil matar al mono, pensé .
Badigadi se lanzó sobre mí y me lanzó un golpe a una velocidad aterradora. Sin embargo, destruyó una estatua de hielo, dejando una gran niebla. Yo ya estaba cientos de metros arriba, había usado gravedad y magia de viento.
Mientras me dirigía a la muralla, invocaba más niebla.
Cuando llegué con los demás, les dije que Geese usaba objetos mágicos.
— ¿Así que no pudiste matarlo?, me preguntó Eris.
— No, pero él es la debilidad de Badigadi. Cada vez que lo atacaba, Badigadi bajaba la guardia para protegerlo. Sin embargo, la armadura se autoregenera, y Badigadi se regenera como Atofe.
— ¿Y ahora qué?, pregunto Ruidjerd
— Mantengan al Dios de la lucha en observación, —les dije a los Superd. —Pero no se enfrenten en combate con él. Si los descubre, huyan. No tienen posibilidad contra el y su pelean los matará , y no quiero bajas, —les dije. Los Superd asintieron y se lanzaron muralla abajo.
Al día siguiente, los Superd indicaron que Badigadi estaba cerca, y no pasó mucho para verlos nuevamente disparados a nuestra posición.
— ¿Qué hacemos, Rudeus?, preguntó Cliff.
— ¿Llegó Roxy?, pregunté.
— Aún no, señor,— dijo uno de los Superd. Maldita sea, sin la Mark Cero no es mucho lo que puedo hacer.
— Vamos, evacuemos a la segunda posición y destruiremos el puente. Ahí están los círculos dispuestos para sellar a este infeliz, —les ordene.
— ¿Puedes derrotarlo con esa armadura que llevas?, me preguntó Ruidjerd.
— No lo creo,— le dije.— Puedo combatirlo, pero eventualmente agotaré mi maná y me cansaré. Por eso solo lo ataco un poco para perderlo y huyo.
— Ya veo.
Así que abandonamos la primera muralla y cruzamos el puente para apostarnos donde estaba Zanoba y Doga.
Mientras, al parecer, Badigadi se había perdido en el bosque.
Y así fue como nos encontró la noche. Luego de dormir un poco abrazado a Eris, me levanté, donde me encontré con Doga qué vigilaba .
— ¿Cómo estás, grandote?
— Bien señor, —me dijo, con su carita triste.
— Doga, yo lo siento por Alex. Él decidió quedarse.
— Lo sé. Mi maestro era así, desde que me encontró en Donati y empezó a entrenarme. Él fue muy buena persona conmigo, casi como el padre que jamás tuve.
— Lo siento, grandote, dije, tocando su brazo.
—¿ Podrás matar al Dios de la Lucha, señor Dios dle cauce?
—Solomdime Rúdeus, Doga. Y Lo dudo. Escucha con atención, Si muero, quiero que huyas, Doga, y protejas a mi hermana, July, Ginger y a las mujeres y niños Superd.
— Lo haré —me dijo.
— Por cierto, hay chicas Superd que te admiran, Doga. Si no funciona con Isolte, serás muy popular con las Superd.
Cuando lo miré, estaba sonrojado.
— Jajaja, tranquilo. Sé que te quedarás con Isolte, le dije,— provocando una sonrisa en el grandote.
Pasaron dos días y aún no había noticias de Roxy, y todo estaba en tensa calma. Los Superd me avisaban que Badigadi había retomado el rumbo, así que hice más trampas e invoqué una esfera de plasma entre las nubes para engañar a Geese, ya que el maldito se posiciona con el sol y las estrellas.
Pero al amanecer del tercer día, Ruidjerd me despertó.
— Rudeus, rápido.
— ¿Ya está aquí?, —pregunté.
— Casi. Mira, es Geese.
Cuando miré, ahí estaba agazapado , miraba entre unos arbustos a nuestra posición. El bastardo nos había encontrado. Eso quiere decir que Badigadi estaba cerca.
Lo miré con el ojo de visión distante y sí era él. Sus movimientos, sus muecas, era imposible que fuera alguien disfrazado a menos que fuera un gran actor. Geese tiene movimientos muy característicos y muecas que nadie más las hace. Si lo conocieran, no tendrían duda de que es él.
Conjuré un cañón de piedra, mientras lo apuntaba usando ambos ojos, más Ruidjerd, que me daba indicaciones con la gema de su frente.
Apunté y le di en el pecho, haciéndolo volar contra un árbol y ahí quedó tirado.
— ¿Está muerto?, —preguntó Eris.
— No lo sé. No veo sangre,— dije. —Bajaré a ver.
— No, es una trampa, —me dijo Ruidjerd. —Él debe estar esperándote.
Esperamos todo el día y toda la noche, mientras las dudas empezaban a invadirme.
— ¿Será él? Silphy venía hacia acá, y si la capturó, o es papá. No, imposible , estaban con la diosa del agua Isolte, Ghislaine y papá. Habría podido huir, al menos.
Al amanecer del día siguiente, 24 horas después, Geese se aburrió y se puso de pie. Y tan pronto hizo eso, Badigadi llegó junto a él, mientras Geese apuntaba a nuestra posición.
Vi cómo Badigadi empezaba a correr contra el muro y Geese se adentraba en el bosque.
Badigadi había perdido la paciencia y se había dado cuenta de que usábamos a Geese para hacerlo perder concentración.
— ¡Ya, ya, bajen el muro!, ordené. Y rápidamente los Superd, mi esposa y los chicos se lanzaron hacia abajo, mientras yo lanzaba Tormenta de Fuego para tratar de matar a Geese si no es con fuego al menos asfixiado por el humo. El bosque quedó incinerado por completo.
Cuando miré hacia Badigadi, este había saltado el abismo con suma facilidad, y se asomó a la pared. Así que me lancé hacia donde estaban los chicos, y derrumbé el muro, que cayó sobre el Dios de la lucha.
— ¡Ya, ya, a sus posiciones!,— grité, mientras me ponía la armadura dorada y sacaba la espada ropera Hornet.
De entre los escombros, de pronto, asomó el Dios de la Lucha.
— Wuajajajaja, jajaja, no caíste en la trampa, muchacho. Bien hecho, —me dijo.
— ¿Por qué peleas para el hombre Dios? Él te engañó y mataste a Kishirika cuando atacaste al Dios Dragón Laplace, ¿no deberías odiarlo? .
— Wuajajajaja, sí. Se burló de mí, pero somos demonios inmortales. Kishirika siempre reencarna. Y yo estoy agradecido con él. Además, vino un día hacia mí, humillándose, y me pidió perdón. Jajaja, Wuajajajaja.
— Entonces, me vas a matar.
— Así debo matarte, Rúdeus Greyrat. No te odio, chico, me agradas. Pero así es cuando debes algo.
— Ya veo, entonces, soy solo yo.
— Así es.
— ¿Te puedo pedir algo?
— Si puedo hacerlo, claro.
— El hombre Dios quiere muertos a mis hijos. Si me matas, a ellos perdónales la vida .
— Mmm, está bien. No les haré nada si no me atacan. Además, con esto ya tendré saldada mi deuda. Ya no le deberé nada al hombre Dios, —me dijo.
— Bien, dije.
— Wuajajajaja, Rúdeus Greyrat, yo, el Dios de la Lucha, Badigadi, te desafío a un duelo.
— Y aceptamos, dije, mientras mis aliados se ponían en posición.
— Wuajajajaja, ya veo, el héroe trajo amigos. Bien, vengan todos por mí, —gritó, dando inicio a la batalla.
Me abalance sobre él, que solo peleaba con sus puños. Y traté de aplastarlo con Gravedad, pero la armadura bloqueó el hechizo, mientras Badigadi lanzaba un golpe a mi posición, de la cual salí de inmediato.
Mientras daba el golpe, Eris lo cortó en el pecho, y Ruidjerd, en una pierna, pero la armadura se regenero de inmediato .
Cuando Badigadi miró hacia mí, yo le lancé un Cañón de Piedra Emperador, que le dio en el pecho, sacando un poco de su carne, pero la armadura se volvió a curar. Un Superd tomó el trozo de carne y lo dejó en un círculo.
Badigadi arremetió contra Eris, quien le lanzó la Espada de Luz, mientras Doga le daba un hachazo en la espalda y Zanoba lo golpeaba en la misma zona .
Yo aproveche y lo encerré en un Muro de Cristal. Aún así, lo reventó y lanzó a Doga y Zanoba contra unos árboles, donde Cliff los curó y volvieron al combate.
Eris lo atacó, pero Badigadi la golpeó en el estómago, haciéndola vomitar sangre.
— ¡Eris!, di un grito, lanzándome contra Badigadi. Le. Lance mi espada con Gravedad, que se le enterró en el pecho, mientras saltaba sobre él y le golpeaba en su rostro, solo para ser golpeado por tres puños, que me lanzaron contra los árboles.
Me lancé curación, y volví al campo de batalla, solo para ver a Eris de pie, luego de que Cliff la curara.
— Ruidjerd, Eris, Doga, Elinalise, ¡denme tiempo! —Dije, mientras acumulaba maná y el cielo se volvía negro. Las chispas de electricidad me cubrían envolviendo mi cuerpo en una aura eléctrica .
— ¡A un lado!, —grité.— ¡Quita Técnica del dios del cauce, Espada Dios del Agua!,—grité, lanzando un ataque masivo contra el Dios de la Lucha, que le dio de lleno, mientras el campo de batalla se había congelado y quemado al mismo tiempo con los rayos y cero absoluto. Cuando se disipó el polvo que dejó el ataque, Badigadi estaba en el suelo.
Eris me miraba sorprendida, aunque aún estaba en guardia. Bueno, en realidad, todos miraban sorprendidos, pero algo estaba mal. Nadie estaba eufórico.
Badigadi se paró a una velocidad aterradora, mientras se dirigía a mí. Cuando lo miré bien, le faltaba un brazo. Lo había dañado. Uno de los Superd lo tomó y lo fue a dejar en un círculo.
Badigadi me atacó de manera arrolladora y veloz qué no tuve tiempo de cubrirme, golpeándome y haciendo trizas la armadura dorada, desde el casco y la parte que me cubre el pecho, las hombreras y el estómago.
Fui a dar a una roca, donde me rompí la columna, las costillas, las dos piernas, un brazo, y creo que me perforé ambos pulmones, porque no podía respirar. Además, mis intestinos estaban fuera de mi cuerpo.
Me curé con magia Imperial lo más rápido que pude.
Cuando iba a tomar Hornet, estaba partida por la mitad. Solo me quedaba la espada pequeña.
Cuando llegué al campo de batalla , Elinalise recibió un golpe que amortiguó con su escudo. Sin embargo, la sacó volando inconsciente hacia unos matorrales. Cuando Cliff trató de socorrerla, Badigadi corría hacia él, pero enrealidad su objetivo eran Eris y Ruidjerd.
Cliff, que estaba en su camino, recibió un choque de lleno que lo lanzó cerca de Elinalise, inconsciente y gravemente herido.
— ¡Cañón de piedra!, grité, dándole a Badigadi en el pecho, dándole tiempo a Eris y Ruidjerd de evitar el ataque de Badigadi, quien se abalanzó sobre mí de manera salvaje mientras el suelo temblaba.
— ¡Toma esto, hijo de puta! ¡Explosión Galáctica!, —grité, lanzando dos esferas de plasma sobrecargadas, haciéndolas explotar a quemarropa, mientras conjuraba Gravedad a su alrededor para que la onda expansiva le diera de lleno al Dios de la Lucha.
— ¿Eris, estás bien?, le pregunté. Pero en ese momento, Badigadi les lanzó una roca que Eris destruyó con la Espada de Luz, solo para ver a Badigadi encima de ellos, lanzándoles un golpe. Ruidjerd antepuso la lanza para amortiguar el golpe, e increíblemente su lanza resistió. Aún así, los dejó gravemente heridos. Pude ver a Eris vomitar sangre, y Ruidjerd quedó inconsciente, y sangre salía de su boca y nariz .
Traté de llegar a ellos para curarlos, pero Badigadi se interpuso frente a mí.
Pude notar que Badigadi había perdido estatura debido al brazo que le arranqué. Sin embargo, no había perdido poder, y nuestra defensa estaba rota.
— Es el fin, Rúdeus . ¿Quieres decir algo antes de morir?
— Sí, Espada de la Previsión, —dije, tomando postura. En la cual Badigadi no podía entrar en mi defensa, mientras Zanoba y Doga, que aun estaban en combate, se lanzaron a golpearlo. Pero de un solo golpe, los lanzó cerca de Eris, dejándolos inconscientes.
Miraba a Eris, que apenas respiraba. Lo mismo que Elinalise y Cliff. Si no los atendía pronto, morirían.
— ¡Ustedes!, —les grité a los Superd, que venían a atacarlo y no habían recibido daño.
— ¡Retírense a la aldea! ¡Cuiden a todos ahí!,— ordené, con la esperanza de que Orsted mate a Badigadi. Sin embargo, eso quería decir que el hombre Dios tenía media guerra ganada. Sin embargo, era mi única opción.
Cuando los Superd se fueron, me enfrenté a Badigadi, lanzándole varios Cañones de Piedra Santos, que parecían hacerle algo de daño, pero nada grave.
¡Mierda! Apenas pude cortarle un brazo con la armadura dorada, y ahora está destruida, salvo por las piernas y los antebrazos, y Hornet está destruida. Pero no tengo opción.
— ¡Quita Técnica del Dios del Cauce, Espada de Dios del Agua!, dije sacando la espada corta , y lanzándole un ataque masivo que le cortó otro brazo, que tome y lance hacía un círculo. Sin embargo, ese ataque me dejó expuesto , y recibí un golpe del el pecho que me tiró al suelo de manera brutal. Sentí que el mundo giraba a mi alrededor. Había tratado de cubrirme con los brazos que aún estaban protegidos por la armadura dorada, y eso me salvó la vida. Pero quedé con ellos fracturados y mal herido en el suelo.
— Wuajajajaja, fuiste un gran rival, Rúdeus. Con razón el hombre Dios te teme. Ni Laplace pudo hacerme ese daño, Antes de lanzar ese ataque masivo, que me desintegró casi por completo y tu me cortaste dos brazos. Wuajajajaja, pero eso solo hizo encogerme un poco. Jajaja, Wuajajajaja. Te pareces a Alex en ese sentido. Te lanzaste sobre mí sin posibilidades de ganar tal como mi sobrino , y el maldito me dio pelea. Wuajajajaja. Lástima que tuve que matarlo, y ahora tendré que matarte a ti.
— ¿La armadura ya te está controlando?pregunté.
— Aún no. No soy tan débil de mente . Pero eventualmente lo hará.
— Ya veo. Espero que respetes el acuerdo y no mates a mi familia.
— No te preocupes. Un rey demonio cumple su palabra. ¿Alguna última palabra?, Dios del agua.
— Sí. Tú no eres el Dios de la Lucha, solo eres el portador, maldito payaso. Te creías un sabio, pero tener experiencia de vida no te hace sabio. Un sabio no toma decisiones estúpidas como tú. Sin la armadura, no eres más que un pusilánime y cobarde pelele. Atofe tiene mucho más honor que tú, y cuando mueras, espero que te reencarnes en una burra.
— Wuajajajaja, ¿algo más?
— Sí. Dile al hombre Dios que puede chuparme la verga. Y Orsted te va a matar. Y espero que cuando mueras, Orsted se lo ponga a Kishirika por el pspspsps, fufufu, y de lo haga en tu camita verde especial, y a ella le va a gustar.
— Muere, Dios del Cauce,— me dijo con rabia, mientras empuñaba dos de sus manos.
Cerré los ojos instintivamente, pero en ese momento escuché "¡AGACHATE!".
Cuando lo hice, una espada de fuego fue lanzada desde atrás de mí. Solo vi una mujer de hermosa piel morena, cabello gris, orejas de gato, y una hermosa cola. Era mi maestra, Ghislaine.
De pronto vi una larga falda que se movió con la inercia de la velocidad , dejándome ver bajo ella unas sexys bragas azules, que se aderian a un hermoso y con tornado culito . Era Isolte Cruel, que me tomó en sus brazos y me llevó a un lado.
— ¿Estás bien, General?, pregunto ella.
— Aaauch, me duele. Cliff, Eris, Elinalise, Ruidjerd, ¿están bien?, pregunté .
— Tranquilo, Rudy, Silphy los curó,— dijo de pronto papá, que estaba a mi lado.
— ¿Dónde está Silphy?— Pregunté , pero apenas terminé esa pregunta, mi esposa estaba a mi lado, lanzándome curación.
— ¡Rápido, Rudy, ve a la aldea! ¡Roxy te está esperando. Tiene la Mark Cero!.
La segunda parte de la batalla estaba por comenzar.
Gracia por el apoyo durante d todo este año, quiero decirles que este fanfic aun no terminará., faltan muchos capítulos aún.
Quiero desearles una feliz navidad, Natividad, pascua de navidad, o como les digan a esta fiesta en sus países, muchas gracias por todo, y me e divertido mucho escribiendo esto e interactuando con ustedes, un abrazo a todos.