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Capítulo 91

GABRIELA

Había dejado a Ana en la cama y en cuanto iba a salir por la puerta para ir junto al resto, escucho como me llama, lo que hace que vuelva a sentarme en la cama al lado de ella.

- ¿Qué pasa princesa?

-Ahora que te vas a casar con Alex, ¿vas a dejar de ser mi mami?

- ¿Qué? Claro que no.

- ¿Incluso cuando tengas hijos con él?

-Ni así, te quiero mucho y eres mi nenita pequeña, mi hija, nunca dejarás de serlo por mucho que Alex y yo tengamos hijos.

-Mami, ¿te puedo decir algo?

-Claro que sí, cuenta.

-Hecho de menos a papá, el otro día soñé que estaba con nosotros.

En ese momento se echó a llorar y yo la abrace. Estuvimos un par de minutos así hasta que la separo para limpiarle las lágrimas que tenía en el rostro.

-Princesa, es normal que eches de menos a tu padre, yo también lo hago. Siempre estará con nosotros, ¿y sabes por qué?

-No.

-Porque todos lo queríamos mucho y siempre estará en nuestros corazones. Mientras esté ahí, estará vivo, solo que no podrás verlo ni abrazarlo, pero estará ahí.

Estuvo llorando por un par de minutos hasta que se separó y se quedó mirando para mí.

-Ahora no tienes sueño ¿verdad?

-No. Pero estoy triste.

- ¿Y que te parece si nos vamos las dos juntas a comprar un helado y a dar un paseo?

- ¿Sólo nosotras?

-Claro, ¿no quieres pasar tiempo con mami?

-Siiiiii.

-Pues vamos anda.

Se levantó de la cama, se calzó y bajamos las escaleras. En cuanto salimos por la puerta y nos vamos hasta la tienda de helados más cercana, que estaba a unos diez minutos andando aproximadamente. Cuando llegamos a la tienda y compramos los helados, nos vamos al parque que estaba junto a la playa prácticamente, al cual vamos a jugar después de terminar de comer los helados. Mientras estamos jugando, nota la mirada de algunos chicos que están en la playa mirando para mí, y que de ser en otro momento me incomodarían, pero en este momento era la cosa que menos me importaba, hasta que uno de ellos decide acercarse.

-Hola preciosa, ¿te gustaría pasar un rato con nosotros? Así nos podemos conocer y haremos lo que surja.

-No gracias, tengo cosas más importantes hacer que estar con personas como vosotros.

-Venga mujer, no queremos que estés sola.

-No estoy sola, estoy con mi hija, asique si me disculpáis, dejadme en paz.

-Se ve que necesitas un meneíto, y un novio.

-Primera de todo, no necesito un meneíto, y en caso de necesitarlo no sería con ninguno de vosotros, y segundo me voy a casar.

Levanto el dedo dejándole ver el anillo que me había dado Alex hace un par de horas y el se queda mirando un rato para el.

-En caso de que eso sea cierto, no te da lo que necesitas.

Iba a contestarle cuando escucho unos pasos acercarse a nosotras, por lo que miro donde está Ana antes de mirar a quién se estaba acercando a nosotras, pero cuando veo que es Kevin me relajo.

-Deberías de aprender modales antes de hablar así con una chica.

- ¿Y quién eres tú?

-El que te va a partir los dientes si no la dejas en paz, ese soy yo.

-Yo solo estaba hablando tranquilamente con ella tío, nada más.

-Si claro, que no escuché lo que acabas de decirle, lárgate de aquí y deja de comértela con la mirada tanto tú como tus amigos o me encargaré de quitaros los ojos a cada uno de vosotros.

-Está bien, tranquilo tío, te la dejamos toda para ti.

Con eso el chico se va y en cuanto me giro para ver a mí primo, veo que tiene una gran sonrisa en la cara.

-A pesar de ser madre soltera, sigues teniendo a todos los tíos detrás de ti. Es raro que no lo golpearas.

-No lo veía necesario, además te puedo asegurar que no quiero volver al calabozo.

- ¿Estuviste encerrada y nadie nos dice nada?

-Es que nadie lo sabe a parte de Alex, Marcos y Carlota.

-Eres una chica muy mala Gabriela.

-Cállate, tenía mis razones.

-Razones que supongo que me explicarás.

-En otro momento. Ahora cuéntame cómo nos has encontrado.

-Porque soy un chico impresionante.

-No seas bobo y cuéntame anda.

-Vale, como no estabas por casa y tampoco estaba Ana, pues me imaginé que habías salido, y recuerdo que cuando éramos pequeños, veníamos los dos a este parque a jugar, asique vine a ver y resulta que estabas aquí. Pero ¿qué tal está la pequeña Ana?

-Soy mayor.

-Es cierto, culpa mía, que te parece si nos vamos a casa. Nuestra abuela empezará a buscar por vosotras y vamos a comer dentro de un rato.

-No queremos que la abuela se enfade, mejor vayámonos, volveremos más tarde si quieres.

-Luego jugaré con Marcos.

-Pues vámonos antes de que sea él el que te busque por toda la casa.

Nos dirigimos al coche de Kevin y antes de meterme en el asiento del copiloto, le pongo el cinturón a Ana y me aseguro de que esté bien abrochado antes de dirigirme al asiento de adelante.

-Je bent een goede moeder. (Eres una buena madre)

-Gracias, ahora vayámonos a casa anda.

Sonrió y nos encaminamos hacia la casa. No tardamos nada en llegar y cuando llegamos y entramos en la huerta en donde estaban todos, me fijo en Alex en primer instante y luego mi mirada se dirige a detrás de mí cuando una mano se posa en mi hombro.

-Sabía que tenía una hermanita hermosa, pero nunca ma imaginé verte en tacones, pensé que los odiabas.

-Y lo sigo odiando, pero que bueno verte aquí.

-Yo también me alegro de estar aquí. Debo felicitarte por tu compromiso con Alex, me alegro por vosotros.

-Gracias.

Es en ese momento en el que me doy cuenta que está un poco triste, y la verdad no sé si debería de preguntar, pero la curiosidad me puede y acabo por preguntarle.

- ¿Te pasa algo?

-No se te escapa una ¿verdad?

-Sabes que no, pero cuéntamelo anda, sabes que te escucharé.

-Más tarde, antes debes disfrutar de tu día.

-No me casé hasta donde yo sé.

-Pero lo harás, y, además, este también es un gran día. El chico por el cual llevas coladita años te pidió casarse, eso es un motivo para ser feliz también.

-Y lo soy.

-Me alegro por eso.

-Venga chicos, a la mesa que es hora de comer ya.

Con eso nos sentamos en la mesa, y obviamente me senté al lado de Alex, el cual me pasa un brazo por encima de los hombros y me da un beso en la frente.

Durante la comida todos son risas y piques de mi primo hacia mí, pero que respondo como es lo normal que haga. El amigo de Kevin parecía estar pasándolo bien, y en un momento de la comida que Alex deja una mano en mi pierna, lo que hace que me sonroje un poco y que estoy más que segura que Kevin notó pero que ignoro y mi mano acaba sobre la de él que acabamos por entrelazar nuestros dedos.

Me lo pasé realmente bien durante la comida, y de vez en cuando no podía evitar quedarme mirando como una boba para mi prometido, justo como estaba haciendo en este momento. Todavía no me podía creer que me pidiese casarme con él, todo era tan surrealista que pensaba que estaba en un sueño, pero no lo era, todo era real. Me casaría con el mi chico preferido en este mundo, el que amaba más que a nada en el mundo y que para mi suerte, también me amaba.

- Je zult kwijlen zolang je met dat dwaze gezicht naar je verloofde Gabriela blijft kijken, het lijkt erop dat je je verbeeldt wat je later hebt achtergelaten, wat ik onderbrak voordat ik je ging bellen. (Te va a caer la baba como sigas con esa cara de boba mirando para tu prometido Gabriela, parece que estás imaginándote lo que dejasteis para más tarde lo que interrumpí antes de ir a llamaros.)

Mis primos, tíos y mi madre se rieron y yo me puse roja como un tomate por no decir más. Cojo lo primero que veo en la mesa y se lo tiro a la cabeza, haciendo que las risas se intensifiquen.

- Zoek een vriendin Kev. (Búscate novia Kev)

-Ik maak me alleen zorgen dat je niet met je vriendje vrijt met je ogen zoals je nu doet, minder met je dochter voor je, je zult het meisje traumatiseren. (Yo sólo me preocupo de que no le hagas el amor a tu novio con la mirada como lo estás haciendo ahora, menos con tu hija delante, traumarás a la niña.)

- ¿Y después quieres ser mi primo preferido? No te lo mereces Kev.

-Me adoras, y eso lo sabemos los dos.

-Te lo imaginas, pero si así eres feliz, créetelo.

-Claro que soy feliz así, pero es que lo sé, por eso te lo digo.

Luego de esa conversación y las risas que se echaron todos, tomamos el postre hasta que Carlos sale de la huerta y yo no tardo nada en levantarme para seguirlo.

- ¿A dónde vas hermosa?

-Ahora vengo, no te preocupes.

- ¿Quieres que te acompañe?

-Ahora no, pero en cuanto vuelva con Carlos nos vamos a dar una vuelta ¿te parece?

-Me parece.

Le doy un beso corto en los labios, salí por la puerta y me encaminé para encontrar a Carlos, al cual no tardo nada en encontrar. Me acerco a el sin hacer demasiado ruido para no molestarlo y me siento a su lado esperando a que hable, porque se ve muy pensativo.

- ¿Te dije lo hermosa que te ves?

-Algo así se podría decir. ¿Qué es lo que te pasa Carlos?

-Me voy.

- ¿Qué?

-Que me voy Gabriela.

- ¿A dónde te vas? No te puedes llevar a los chicos Carlos.

-No los llevaré conmigo, me voy yo solo. Y me voy a la otra punta del país.

- ¿Por qué?

-Por mi madre.

- ¿Por tu madre?

-Si por ella, tengo que ayudar a que se recupere Gabriela. Sé que mis hermanos la odian, pero yo puedo llegar a entender por cierta parte el por qué de lo que hizo. Mi padre la humilló poniéndole los cuernos y metiendo a Marcos en casa para que lo criase como si fuese su hijo cuando no lo era.

-Pero…

-Sé que es complicado de entender Gabriela, sobre todo para ti, pero es mi madre y no puedo abandonarla, no teniendo en cuenta que tiene todos eses problemas.

-Lo entiendo, pero ¿te tienes que ir a la otra punta del país para que se mejore?

-Para que mejoremos los dos.

- ¿Qué te pasa a ti?

-No puedo olvidarte, eso es lo que me pasa, y a pesar de que esté contento de que seas feliz junto al hombre de tu vida el cual te ama más que nada en este mundo, a mí me duele.

- ¿Te vas a la otra punta del país por mi culpa?

-No es tu culpa Gabriela, eso primera de todo. Yo fui el que se enamoró de ti y el que lo sigue a pesar de que sé de sobra que no tengo ninguna oportunidad contigo, te amo más que a nada, y no quiero joder tu relación con él. Además, cómo te dije antes, me voy por el bien de mi madre, para que se recupere y sea la mujer que era antes y a la cual recuerdo. Para mala suerte, resulta que la mejor clínica está en la otra punta del país.

- ¿Se lo dijiste a ellos?

-No, aún no. No sé como decírselo, se enfadarán en cuanto les diga que me voy, y más cuando se enteren de que voy a ayudar a nuestra madre.

-Pero tienes que decírselo.

-Yo creo que es mejor que no sepan la razón por la que me voy, no quiero que se enfaden más de lo que ya harán.

- ¿Entonces les dirás que te fuiste como hiciste la última vez? Se enfadarán más si les das esa razón.

-No, les diré que mi jefe ma ha pedido que me vaya para allí para abrir una nueva sucursal.

-Lo cual no es cierto.

-No de momento, pero lo haré en cuanto empiece con los trámites.

- ¿Y mientras como piensas vivir allí?

-Ya tengo un piso y por el momento me hará trabajar en una de sus empresas mientras no empieza el proyecto.

-Entonces te vas…

-Si. Te pido que cuides a mis hermanos, y que controles a Marcos que últimamente está un poco raro, supongo que lo sabrás.

-Sé la razón, pero ya no estamos encargando de eso. Pero me vas a prometer algo Carlos.

-Lo que quieras.

-Que llamarás al menos una vez a la semana a tus hermanos para que no se preocupen, porque lo harán, y siempre que necesites algo, lo que sea, me llamarás, estaré para apoyarte.

-Lo sé, pero no hablemos de cosas tristes hoy, es tu día.

-No es para tanto.

-Si que lo es, te casarás.

-No hablemos de que me casaré, no es necesario.

- ¿Siempre serás tan buena conmigo?

-No entiendo.

-Sé que estás evitando hablar de que te casa para que no me sienta mal, pero de verdad, no es necesario, estoy contento por ti y Alex, os merecéis ser felices.

-Y lo somos.

- ¿Me puedes hacer un favor entonces? Bueno, dos.

-Claro, dime.

-Primero de todo, en caso de que Alex haga una cagada, cualquier cosa, que sepas que no lo hace a propósito, solo que a veces es un gilipollas y hace cosas que no debe, te quiere más que a nada en el mundo, te lo digo yo que puedo ver el amor que te tiene, pero no lo dejes por ningún caso, a no ser que no sientas por el lo que sientes en este momento, cosa que dudo.

-No lo dejaré, lo sabes de sobra. ¿Cuál es el segundo favor?

- ¿Dejarías que Ana pasase lo que queda de tarde y mañana conmigo?

-Eso no se pregunta Carlos, eres su hermano y no me tienes que pedir permiso para pasar tiempo con tu hermana.

-Sé que es mi hermana, pero tú eres su madre, te quiere como tal y es lo que serás siempre para ella, por lo que sí, debo pedirte permiso.

-Te sigo diciendo que no es necesario, llévatela. Esta tarde quería jugar con Marcos por lo que me dijo. Pasa tiempo con ellos y cuéntales lo que pasa, en algún momento se enterarán. Es mejor que se enteren por ti que por otra persona.

-Lo sé, pero no se lo puedo decir, se enfadarán. Les diré que me voy por trabajo.

-Pero no es del todo cierto. No quiero que tus hermanos se enfaden contigo Carlos.

-No te preocupes, no lo harán.

- ¿Y cuando te vas?

-Dentro de dos días. Esta es nuestra despedida.

-Te echaré de menos Carlos.

-Volveré.

-Pero no sabes cuándo.

-Exacto. Pero estaré siempre que me necesites, eres mi hermanita, no lo olvides.

-Y tú eres mi hermano.

Nos levantamos del suelo y nos abrazamos, se me escaparon un par de lágrimas, porque Carlos se iba por mí en parte, y eso se sentía mal, pero apreciaba su sinceridad y esperaba que encontrase lo que estaba buscando y ayudar a su madre, era una buena mujer cuando éramos pequeños, eso debe de seguir ahí, estoy segura.

-No llores porque volveré y me tendrás por ahí molestándote como siempre.

-Más te vale volver, porque soy capaz de irte a buscar yo misma a donde sea que vayas.

-Eso lo tengo claro.