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Mundo Shinobi - Un comienzo difícil - capítulo 11

Una hora más tarde, Kain y Hashirama salieron del bosque y volvieron al patio trasero de la mansión. Como hacia un poco de frio, ni Naoko ni Naori los esperaban. Solo estaba Mito sentada al borde del pasillo, con una tetera de porcelana y un par de pequeñas tazas.

-¿Algo para calentar el cuerpo?- les pregunto ella con una amable sonrisa. A lo que Hashirama respondió asintiendo mientras que Kain solo se acercó sin emitir juicio. Hashirama era demasiado simple, pensó Kain. Esta no era una oferta, sino que era una orden. No obstante, por alguna razón, Hashirama ignoraba la coerción en las palabras de Mito y siempre le seguía el juego.

Mito les sirvió una taza de té caliente y ellos la bebieron de buen agrado. Después de eso, ellos se apartaron de Mito y Hashirama por fin se planteó enseñarle a luchar a Kain. No obstante, al verlo tan pequeño, soltó un suspiro y se agacho delante de él.

-Escucha, Kain- dijo Hashirama -párate con tus pies a la misma altura que la de tus hombros y coloca tus puños a la altura de tu cadera-

Kain así lo hizo y Hashirama asintió con gusto al notarlo obediente.

-Bien- continuo Hashirama alzando su enorme palma derecha delante de Kain -ahora trata de golpear con todas tus fuerzas-

-¿Seguro?- pregunto Kain mirando la gran palma, de dedos gruesos y toscos.

-Seguro, seguro, tú solo has lo que digo-

Kain alzó su pequeño puño y golpeo con todas sus fuerzas la palma de Hashirama produciendo un sonoro impacto. Ni por asomo movió o hirió a Hashirama, pero por su potencia lo dejo asombrado. Incluso Mito quedo sorprendida por los niveles de fuerza. Hashirama se calmó y sonrió.

-Dame un segundo- dijo Hashirama, para después cerrar sus ojos y activar su modo sabio. Alrededor de sus ojos y en su frente se cubrieron con marcas, como si se hubiera puesto pintura tribal. Después él abrió los ojos y vio a Kain acercando sus manos lentamente. Hashirama sonrió y solo se dejó tocar por esas pequeñas y delicadas manos. Kain delineo con sus suaves dedos alrededores de los ojos y dibujo en la frente un círculo siguiendo el contorno de la marca.

-¿Qué es esto?- pregunto Kain -parece especial-

Hashirama soltó una risita cargada de confianza y le dijo -cuando seas grande te explicare, por ahora solo concéntrate en golpear mi palma una vez más-

Kain asintió, dio un paso hacia atrás e hizo lo que Hashirama le dijo. Entonces estallo una vez más el fuerte golpe y Hashirama vio como Kain movía el chakra dentro de su cuerpo. Las reservas de Kain eran grandes, pero no tanto como para alcanzar los niveles de fuerza de un jounin. Sin embargo, diferente de lo que pensó en un principio, no era que Kain fuera tan fuerte, sino que su consumo de forma involuntaria, era tan pequeño y maximizado que estaba un paso por encima de lo que llamaban eficiencia. Ahora, la pregunta que le rondaba la cabeza era ¿Cómo logro un niño que de forma involuntaria su cuerpo funcionara de tal forma? Hashirama conoce a un montón de shinobis que están al nivel de un jounin y al día de hoy aún tiene problemas con el uso eficiente del chakra.

-Bueno, esto solo indica que eres el adecuado para recibir mis enseñanzas- dijo Hashirama con una pequeña sonrisa, le acaricio la tierna mejilla con la mano y después le desordeno los delicados cabellos del flequillo. Kain frunció el ceño, ya que el gesto era demasiado brusco, pero no dijo nada.

Después de eso, Hashirama le enseño a Kain a lanzar patas y puñetazos durante un par de horas. Dejaron el entrenamiento como al medio día para ir a almorzar y una vez que tomaron una pequeña siesta en la tarde, volvieron al patio trasero.

-Bien, Kain- dijo Hashirama -la única manera de aprender correctamente es ocupando tus habilidades. Así que ahora ven y atácame-

Kain levantó su pequeño rostro para mirar a su tío que parecía un gigante a su lado. Este último lo miraba con paciencia y una sonrisa amable.

-¿Estás seguro tío?- pregunto Kain -¿No nos estamos saltando algunos pasos?-

Hashirama negó y le dijo -no te preocupes por lo que pienses, no estás aquí para pensar, estas aquí para entrenar. Solo has lo que te pido-

Desde el pasillo que bordeaba la casa alguien soltó una risita burlesca. Kain frunció el ceño y miró a Mito quien los observaba mientras sostenía una taza de porcelana. Su sonrisa burlesca decía que ahora obtendría un buen castigo por todas las veces que la había engañado. Entonces Kain miró a Hashirama quien aún lo estaba esperando y supo que no había otra elección.

-Vamos, Kain, te estoy esperando-

Kain tomo una profunda respiración y avanzó para lanzarle una patada a las canillas. Hashirama tuvo que mover rápido su pie derecho para no ser golpeado. Era increíble la velocidad con la que se movía esta pequeña cosa que solo era un poco más alto que sus rodillas. Kain lanzó algunos tiernos gritos de lucha que llamaron la atención de Naori y Naoko. Las cuales abrieron la puerta corredera de su habitación que daba al patio trasero. Naoko se afirmó del borde de la puerta, mientras que Naori sonreía al ver al mocoso luchar con todas sus fuerzas. Su corazón no estaba bien, así que le costaba realizar trabajo físico, cualquiera que fuera. No obstante, Hashirama no tenía los mismos problemas, así que podía presionar al pequeño para que se moviera por todo el patio.

-Vamos, Kain- dijo Hashirama con una gran sonrisa -has lanzado varios puñetazos y patadas, pero no me has dado ninguno-

Kain lanzó más tiernos gritos a medida que desataba sus cortas patadas y puñetazos.

-Solamente mira y veras. Algún día te alcanzare súper fácil- dijo Kain medio enojado

Hashirama solo reía al verlo esforzarse al máximo, el rostro de Kain estaba rojo por el incesante ejercicio y sus pequeños pulmones se llenaban y vaciaban de aire a cada momento. De repente Hashirama se distrajo mirando a Mito que los veía desde el pasillo, Kain lanzó un gran grito de combate y lo único que sintió Hashirama, es que había perdido algo importante. De repente él cayó de rodillas y Kain dio un paso atrás.

-No fue mi intención- dijo Kain asustado

Por otro lado, Hashirama soltó un quejido ahogado mientras se agarraba la entrepierna con ambas manos. La anciana Naori a lo lejos se reía de muy buena gana y cuando le explico a su hija, esta se sonrojo avergonzada. Por otro lado, Mito vino corriendo y le acarició el pelo a Kain para que entendiera que no era su culpa. Después ella ayudo a Hashirama a caminar y lo llevo dentro de la casa.

-¡Kain, ven para acá!- grito Naoko desde la puerta corredera que daba a su habitación. Su hermoso rostro formaba una expresión de enojo y preocupación.

Kain reacciono dando un respingo y miró hacia atrás. Vio a su abuela hablando con su madre, pero esta última negaba con su cabeza. Kain soltó un suspiro y camino hacia su madre. Una vez que él llego al pasillo, puso sus pequeñas manos sobre la madera y se empujó para subirlo. Después camino hasta quedar frente a su madre.

-¿Sí mamá?- pregunto Kain en un tono de voz inocente

Naoko se agacho tanteando en busca del pelo de Kain, para después bajar hasta la oreja derecha y jalársela con las fuerzas que le permitían sus delicadas manos.

-¿Cómo puedes ser tan irrespetuoso con Hashirama-sama?- pregunto Naoko furiosa -él te está enseñando y tú le respondes golpeándolo en sus partes nobles. Te he educado con demasiado amor parece, desde ahora estas castigado y vas a ayudar a recoger leña todos los días para la cocina ¿Entendido?-

Kain soltaba pequeños alarido mientras se paraba de puntillas como queriendo disminuir el dolor -Sí, mamá- dijo -me portare bien, pero suéltame-

-No me ordenes, mocoso- dijo Naoko molesta -todo este tiempo he recibido quejas de tu parte, parece que tendré que ser más estricta contigo. Ahora vamos adentro de la habitación, me vas a relatar todo lo que sepas de los números y las letras que te enseño Mito-sama-

Naoko se apoyó de las puertas y se condujo por las paredes con una mano mientras que con la otra mantenía su agarre en la oreja de Kain. Este se quejaba de que le dolía, pero contrario a lo que esperaba, Naoko nunca lo soltó. Kain nunca había visto a su madre tan enojada, siempre era suave como el agua tibia, pero parece que ese tipo de actitud se había acabado de un momento a otro.

Por su parte, Naori solo se reía y recordaba que su pequeña a pesar de ser una joven ciega, también fue una jovencita rebelde. No era de andar haciendo destrozos, pero cuando algo no le gustaba, no le hablaba en días. Y cuando no quería hacer algo, se quedaba sentada hasta que escucharan sus alegatos. En ese aspecto, Naori tiene que darle algo de crédito. Ya que ella fue suave con su hija y siempre cedió en sus caprichos hasta que esta entendía que estaba en mal.

-¿Cómo pasa el tiempo?- murmuro la anciana, para luego entrar a la habitación y escuchar a Kain recitar los contenidos de lo que había aprendido de Mito.

Al otro día, Hashirama se levantó a la misma hora de siempre y llevó a Kain a meditar en el muelle del lago. Después volvieron al patio y por indicación de Mito, Hashirama le enseñaría técnicas de elementos en vez de taijutsu (combate cuerpo a cuerpo). Al menos, de momento.

En medio del patio, Hashirama sonreía como siempre, con el cielo semi despejado sobre su cabeza, el pasto opaco a sus pies y una brisa otoñal meciendo su larga cabellera.

-¿Qué son las jutsus elementales, tío?- pregunto Kain mirando con cierta curiosidad, tenía que estirar su cuello al máximo para poder mirarlo a la cara. Hashirama noto el esfuerzo, así que decidió ponerse en cuclillas para que sus ojos coincidieran.

-Bueno, Kain- dijo Hashirama mirando esos pequeños ojos azules -los jutsus elementales son como la técnica de bola de fuego que te enseño tu abuela. Existen de muchos tipos, pero empezaremos con los más básicas-

Kain asintió y Hashirama se puso de pie para mirar con dirección al bosque. Entonces hizo una seguidilla de sellos con sus manos y golpeo el piso con su palma. Kain vio que a dos metros de ellos, se elevó una gran muralla de dos metros de alto por cinco de ancho. Era por completo de tierra, pero no era algo natural, ya que parecía ser firme y estar comprimida.

Después de que emergiera la muralla de tierra, Hashirama miró a Kain y se puso en cuclillas otra vez -mira Kain, ve mis manos y memoriza los sellos que voy a hacer. Te iré explicando como lo hago y tú lo imitaras después de mi-

Kain asintió y Hashirama fue mostrándole los sellos que hacía con sus manos. Después le pidió que se hiciera un poco para atrás y extendió su mano hacia adelante para liberar de la palma cinco bolas de agua. Estas volaron a gran velocidad y se estrellaron contra la muralla destrozándola por completo. Solo quedaron escombros al mismo tiempo que quedaba una gran polvareda.

-¿Qué piensas?- pregunto Hashirama confiando

-Es increíble, tío- respondió Kain con una sonrisa -¿Me vas a enseñar?-

-Claro muchacho, esa es la intención-

Entonces él se largó a reír a carcajadas, confiando de su fuerza y sus jutsus delante de un niño de tres años. No obstante, su alegría duro poco. Ya que Mito salió de la casa al escuchar el estruendo y vio todo su patio convertido en un desorden. Con grandes escombros de tierra a la mitad y barro esparcidos hasta el pasillo de la casa.

-Hashirama-sama, creo haberte dicho que lo hicieras en el bosque ¿No?- dijo Mito con una sonrisa que no lo era.

-Sí, es verdad, Mito- respondió Hashirama rascándose la cabeza y con una sonrisa avergonzada

-Mas te vale limpiar todo este desorden. De lo contrario, puedes dormir en el patio-

Después de dar sus órdenes, Mito entro a la casa en un estado molesto y cerró la puerta corredera de golpe. Hashirama soltó una risita incomoda, mientras Kain lo miraba con cierta pena. Era el hombre más fuerte del mundo, pero seguro que en su casa su palabra no tenía ningún valor. Dentro de la mente de Kain, la imagen de Mito creció en autoridad y Hashirama fue relegada al último puesto. Menos mal que no tenían una mascota, de lo contrario estaría aún más abajo en la cadena de mando.

Kain se acercó a Hashirama y le acaricio el muslo a modo de consuelo, ya que no alcanzaba a acariciarle la espalda.

-Tío- dijo Kain al mismo tiempo que levantaba su rostro -vamos al bosque mejor, no se vaya a enojar la tía-

Hashirama asintió varias veces y le tendió la mano para que se la tomara. Esta vez, caminaron los dos de la mano. Sin embargo, no se sabía si el gran adulto cuidaba del pequeño niño de cabellos blancos o el niño cuidaba del adulto.

Una vez que llegaron al lado del lago, a unos diez metros del muelle, Hashirama creo otra muralla casi tan grande como la primera y le fue explicando a Kain como hacer las bolas de agua. Ellos se alejaron a unos cinco metros del muro de tierra y Hashirama se puso al lado de Kain para que este lo intentara.

-No te preocupes si no te sale tan fuerte o bien, a veces es una cosa de afinidad con el elemento- dijo Hashirama

Kain asintió y se concentró en sus manos. El pequeño rostro inusualmente serio divirtió a Hashirama. Noto como el niño hacia a paso lento los cinco sellos uno a uno y después extendía sus pequeñas manos para después descargar una pequeña bola de agua, pero está en vez de volar, solo cayó a tierra. Hashirama soltó una sonora carcajada al ver lo cómico que se vio y le palmoteo los hombros. Por su parte, Kain frunció el ceño, listo para recriminarle por reírse de un niño, pero se guardó su enojo y se concentró en hacerlo mejor.

Para el final del día, Kain solo logro formar una pequeña bola de agua del tamaño de su cabeza, cuya inercia en el vuelo llego hasta los dos metros y cayó de forma miserable al suelo. Hashirama consoló a Kain llevándolo en brazos y acariciándole la espalda. Por su parte, Kain estaba molesto consigo mismo por ser tan inútil en utilizar una técnica. Su abuela lo había elogiado por tener tan buen control del chakra y afinidad con el fuego. Pero como decía su tío, a lo mejor solo era una cosa de afinidad.

-No te preocupes Kain, también fui malo con los elementos, pero solo el trabajo duro me volvió lo que soy hoy en día. No te desanimes. Un hombre solo pierde cuando se rinde, mientras que se vuelve fuerte al superar esos pequeños obstaculos-

Kain iba con su mejilla recostada sobre el hombro de Hashirama, mirando como las pequeñas sombras se acercaban a mirar a Hashirama. Esto llamo su atención y le pregunto cambiando de tema -Tío ¿Por qué los animalitos del bosque no te temen como a la abuela o a la tía?-

-Eso pasa porque mi espíritu está en paz, además de que soy un sabio-

Kain levantó su rostro del hombro de Hashirama y lo miró a los ojos lleno de curiosidad -¿Un sabio? ¿Qué es eso?- pregunto

Hashirama soltó una de sus sonoras carcajadas al verlo tan interesado -no es como que me he vuelto alguien que lo sabe todo o algo por el estilo- dijo -sabio es una persona que ha llegado a un nivel de fuerza que se puede mezclar con la naturaleza. Para ser sabio uno tiene que encontrar su equilibrio y entender que uno es una pequeña fracción de algo más grande llamado mundo-

-¿Por eso el tío es tan fuerte?- pregunto Kain

Hashirama asintió y lo guio de nuevo para que apoyara su mentón en el hombro. Kain así lo hizo y lo abrazo mientras Hashirama lo cargo de vuelta a la casa.

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