-Muy bien, Kain- dijo Naori -enséñame todo lo que Hashirama-sama te ha enseñado-
Aunque llegó el invierno las lecciones de Naori continuaron, la única diferencia fue que Kain iba terriblemente abrigado al muelle del lago. Las hojas de los árboles habían caído y la nieve cubría la superficie del bosque. Al mismo tiempo, el lago tenía una delicada capa de hielo que cubría toda la superficie.
Kain llevaba puesto un abrigo de piel con capucha, cortesía de Mito. También se había puesto unas botas para la nieve y unos guantes con dibujos de gato.
Por su parte, Naori vestía un grueso kimono con una chaqueta de cuero sobre sus hombros. Estar en medio de este frio era malo para sus huesos, pero ella continuaba con sus entrenamientos como un modo de demostrar disciplina en frente de su nieto.
-Está bien abuelita- dijo Kain, camino hasta ganarse en la orilla de muelle y se sacó los guantes con cierta reticencia. Entonces comenzó a realizar sellos de manos y después apunto con su puño adelante, estirando su dedo indicé y apuntando al frente mientras levantaba su dedo pulgar. Entonces él lanzó pequeñas bolas de agua del tamaño de su cabeza que trisaron el hielo que había en la superficie del lago.
Después de eso, Kain continúo realizando una técnica que lanzaba grandes bolas de agua del tamaño de su cuerpo, pero solo pudo lanzar cinco, ya que le comenzaron a doler las manos al mismo tiempo que se le ponían rojas y se le entumecían por el frio.
-Con eso está bien- dijo Naori, a lo que Kain asintió de buen agrado y se colocó de inmediato sus guantes con dibujos de gato. La misma Naori negó la obsesión que tenía esa mujer con los gatos, pero no lo expreso delante de Kain.
-Muy bien, Kain- dijo Naori -ahora realiza los jutsus que te enseño la abuela-
Kain frunció el ceño al pensar en que tendría que sacarse los guantes de nuevo, pero al ver a su abuela mirándolo a los ojos, se apuró en quitárselo. Después él restregó sus manos para poder calentarlas y comenzó a realizar los sellos que le enseño Naori: cobra, cabra, Mono, jabalí y tigre. Entonces apretó su estómago, inflo sus pulmones, aguanto la presión durante un breve instante, para luego soltar el aire y que saliera una poderosa flama de color azul. La cual se condenso en una gran bola de fuego del tamaño de su abuela y bolo para estrellarse con el hielo y lanzarlo por los aires.
Naori cada día se sorprendía más y más de la afinidad de Kain con el fuego. Por otro lado, ella se anduvo preocupando, ya que a Kain le empezó a gustar la imagen de las cosas explotando en un mar de llamas. Él sonreía fascinado con las llamas azules, al mismo tiempo que Naori tomaba nota de mantener un ojo en el niño.
Una vez que se calmaron las cosas, Naori le pregunto a Kain -¿Qué me puedes decir de esto?-
-¿Qué es agradable?- respondió Kain, a lo que Naori frunció el ceño y le dio un fuerte coscorrón.
-¿Qué no te estabas lamentando del frio que hacía?- le grito la anciana
Kain se agarró la cabeza y al mismo tiempo pensó que ya no le dolían las manos. Entonces él se quitó las manos de la cabeza y las miró más de cerca. Noto que no estaban rojas como cuando había lanzado las bolas de agua. En este momento sus manos tenían una temperatura tan agradable que se le hacía innecesario ponerse los guantes.
-Así es- dijo Naori -por ahora no sabes cómo reforzar tu cuerpo con chakra, así que ten cuidado con las técnicas que ocupas. No te preocupes, reforzar el cuerpo con chakra es algo que solo aprenden los más habilidosos o los que llegan a jounin-
-¿Qué pasa con el resto abuelita?-
-Bueno, los idiotas que no tienen cuidado con el fuego se queman y los que ocupan muchas técnicas de agua o hielo, terminan con artritis y problemas a los huesos-
-¿La abuelita también utiliza técnicas de agua?-
Naori se largó a reír y le acaricio la cabeza a Kain -no, la abuela no utiliza técnicas de agua. La abuela es una Uchiha hasta la medula y solo utiliza genjutsus y técnicas de fuego junto al combate cuerpo a cuerpo. A la abuela le duelen los huesos porque está vieja-
Kain asintió pensando que era lógico y pensó que hizo bien al preguntar. Después de todo, no es bueno asumir que alguien sabe algo o le pasa algo bajo sus propios preceptos.
-Bien, Kain. Ahora vamos a continuar con tu entrenamiento- dijo Naori
Kain levantó la vista al cielo y vio que comenzaron a caer copos de nieve. Entonces miró a su abuela y le dijo -pero está comenzando a caer la nieve-
-Así es- dijo Naori -esa es la idea. Hacer fuego en un ambiente cálido es totalmente fácil. Pero lograr hacer una técnica de fuego en medio del hielo tiene su dificultad. Con este ambiente entrenaremos dos cosas: primero, que puedas mantener una flama por treinta minutos a modo de trabajar tus pulmones. Y dos, que tengas un completo entendimiento de donde nace el fuego. Como eres un niño fuerte lo haces como si fuera tu segunda naturaleza, pero eso no es bueno. Si quieres volverte tan fuerte como tu padre, tienes que entender como logras hacer las cosas-
-El tío también dice que papá era fuerte-
-Así es Kain, tu padre era el más fuerte, pero alguien aún más fuerte que él lo venció. Eso es todo-
-¿La abuela espera que lo vengue?-
Naori se congelo durante un momento y miró al cielo pensando en su respuesta. Lo copos de nieve se deslizaban en el aire, cayendo a tierra y amontonándose uno a uno. Una brisa fría paso meciendo las ropas mientras las nubes se veían como pompas de jabón.
-No, Kain- dijo Naori después de un tiempo -cuando dos guerreros excepcionales chocan, uno muere y otro vive. Es una cosa totalmente natural. A lo mejor, podríamos ser como dice Hashirama-sama y ser personas que se entiendan las unas a las otras, pero siempre he creído que las personas son más como animales. En el caso de tu padre, él era el tigre y en una misma montaña habitaba un osos enorme. Los dos tuvieron un combate territorial y tu padre perdió-
-La abuela esta triste por la muerte de papá-
Naori agacho la cabeza y asintió con un leve movimiento. Entonces esbozo una sonrisa suave para Kain y le dijo -es inevitable que la gente muera, Kain. Mas si son guerreros excepcionales. Ese es el camino que eligió tu padre y nosotros debemos respetar sus deseos. Aunque murió, murió haciendo lo que él quería-
Kain asintió y acompaño a Naori con una suave sonrisa -también creo que debemos respetar lo que eligen los demás. Sería triste que vivamos la vida que alguien más eligió para nosotros-
-Así es- respondió Naori soltando una risita, se agacho a la altura de Kain y le beso una mejilla con sus labios fríos -ahora continuemos con el entrenamiento, es hora de que mejores y aprendas nuevas técnicas-
-¿La abuela me va a enseñar a reforzar mi cuerpo con chakra?-
Naori negó y le dijo medio en broma, medio en serio -para nada, así que si no te quieres quemar, mejor pon cuidado en como realizas las técnicas-
Kain frunció el ceño y Naori al verlo enojado se largó a reír a carcajadas.
Entonces Kain se ganó a la orilla del muelle y comenzó a lanzar una llamarada que se extendió por un metro sin apagarse. No obstante, solo duro treinta segundos y se apagó. Naori sonrió al verlo fracasar, ya que lo suponía desde un principio. De alguna forma, el fuego de su nieto tiene una fuerza terrible, pero para mantenerla durante bastante tiempo se demorará muchos años. La misma Naori solo logro llegar a la marca de los treinta minutos cuando cumplió veintinueve años. Al final, era imposible exhalar aire por tanto tiempo, así que entre ensayo y error se las ingenió para respirar al mismo tiempo que exhalaba en un ejercicio constante. Ella sonrió al recordar todas las penurias que tuvo que pasar para llegar a su objetivo. Sin embargo, también ella recuerda que una vez que lo logro, era la mejor usuaria de su época en el uso de técnicas de fuego. No obstante, eso solo duro un par de años hasta que el hijo de la cabeza del clan le quito el puesto.
-Si mal no recuerdo, Madara-sama tenía unos doce años en aquella época- murmuro Naori entre sonrisas, recordando al pequeño bribón que la desafió en un concurso de resistencia. Como ella ya era una mujer adulta y una guerrera consumada, no tomo en serio las palabras de aquel mocoso. Sin embargo, este insistió tanto que tuvo que escucharlo. Grande fue su sorpresa cuando Madara la venció en la competición, durando diez minutos más que ella.
Kain seguía exhalando fuego mientras los copos de nieve caían y Naori recordaba la época en la que conoció a un joven Madara.
Una hora más tarde, cuando a Kain ya no le quedaba chakra, Naori le dijo que volvieran a la casa.
-No te preocupes, Kain- dijo Naori -lanzar fuego durante un minuto ya es suficiente para estar orgulloso. Requiere de una gran concentración y control del chakra-
Kain que caminaba a su lado iba arrastrando los pies y dejando una larga marca en la nieve. Su rostro era el epitome de la indignación y más que sentirse aliviado por las palabras de Naori, se sentía molesto. Era como si lo estuvieran consolando por ser un inútil. Todo era culpa de esta estúpida energía, pensó enfurruñado. Al mismo tiempo, Naori lo iba vigilando que no se cayera.
-Es temprano, abuelita- dijo Kain -¿Solo vamos a hacer esto?-
-Para nada- dijo Naori alzando una ceja, si no lo conociera bien, diría que Kain no quiere entrenar más por el resto del día. Como no iba a entrenar con la otra bruja porque fue a ver a su hijo y a su nuera, Naori quería enseñar a Kain por la tarde.
-La abuela te enseñara a lanzar kunais- dijo Naori
Kain detuvo su marcha y levantó su pequeño rostro -¿Kunais? ¿Esos cuchillos sin mango? –
-Así es Kain, esos cuchillos sin mango-
Naori se detuvo y busco uno de los kunais que siempre anda trayendo en su manga derecha. Lo saco y se lo tendió a Kain -esta es una de tantas armas shinobi. Lo más probable es que Hashirama-sama te enseñe en un futuro a utilizarlos, pero no es confiable. Créeme, Kain. Nadie sabe mejor como utilizar un kunai que un Uchiha-
Kain estaba mirando el kunai cuando Naori continuo con su marcha, él la siguió sin preocuparse en donde pisaba -¿Por qué abuelita?- pregunto
-Por nuestros ojos, Kain-
-Pero yo no he despertado mis ojos-
-Los ojos son una gran ayuda, Kain. Pero no es excusa para no entrenar una buena habilidad. Créeme, Kain, el kunai preciso en el lugar exacto y el momento justo, te puede salvar de muchos problemas-
-Si la abuelita lo dice, debe ser así-
-Pásame ese Kunai y dame tu mano, no te vayas a caer-
Kain le devolvió el kunai y el tomo la mano. Naori iba sin guantes, así que tenía los dedos congelados. Por otro lado, no había lanzado ninguna técnica de fuego durante todo este tiempo. Así que no tuvo oportunidad de calentarse. Kain le tomo la mano con ambas manos y se la acerco al rostro para calentársela. Naori sonrió al verlo tan preocupado y se sintió más dulce que nunca antes en su vida. Kain le refregaba su piel arrugada con sus pequeñas manos y le arropaba sus viejos dedos para calentárselos. La anciana sonrió complacida y se detuvo para tomarlo en brazos.
-Démonos prisa, hace demasiado frio para permanecer más tiempo a la intemperie- dijo Naori
Kain asintió y apoyo su cara en el pecho de la anciana mientras esta lo cargaba hasta llegar a la casa.
Ese día solo eran Kain, Naoko y Naori. Hashirama y Mito habían salido, ya que su hijo les había escrito contándoles que pronto iban a ser abuelos. Todos estuvieron felices por ello, salvo que por dentro, Naori se preocupó. Ella solo rogaba para que los Senju no pierdan su gusto por Kain ahora que iban a ser abuelos. Si eso pasaba, ni Mito ni Hashirama le darían su tiempo.
Los Uchihas tuvieron un almuerzo tranquilo con una cálida sopa que preparo Naori mientras Kain le contaba su madre lo que le enseño su abuela.
Por la tarde, Naori salió al patio trasero cubierto de nieve utilizando unos guantes para que no le dolieran las manos. Llamo a uno de los shinobis que cuidaban la casa de Hashirama y le pidió que colocaran un espantapájaros para que Kain practicara con él. Una vez que estuvo listo, Kain y Naori se pusieron a unos dos metros del espantapájaros. Naori saco un pergamino de su manga, en el cual llevaba dos docenas de kunais. Todos hechos de un metal negro, con un pequeño mango y una argolla al final. Por otro lado, la hoja era de doble filo con una punta nítida.
Kain tomo uno de los kunais y miró a su abuela para le explicara como lanzarlo. Naori también tomo uno de los kunais y se agacho para que su mirada coincidiera con la de Kain. Después ella tomo el cuchillo y apretó los dos extremos con las palmas de sus manos, dando la impresión de dejarlo suspendido en el aire.
-Hay muchas formas de lanzar un kunai, Kain- dijo Naori -pero la más eficaz es colocando la hoja en la palma de tu mano y lanzarlo como si estuvieras lanzando tu propio brazo. El ángulo en que lo sueltas dependerá de la distancia a la que lo quieres lanzar-
Entonces Naori se puso de pie y tomo el kunai en su palma derecha -mira bien como lo hago- dijo. Levantó su brazo al cielo y lo bajo con dirección al espantapájaros hasta que su mano alcanzara su muslo. Ella hizo el movimiento varias veces para que Kain lo viera y al cuarto intento, recién lanzó el kunai. Esté voló lento, viajando por encima de la cabeza del espantapájaros hasta descender por la gravedad y dar justo en la cabeza.
Naori asintió y miró a Kain -primero lo primero, tienes que poner atinarle al espantapájaros. Después te enseñare técnicas más avanzadas. Ahora inténtalo-
Kain asintió y camino a donde estaba Naori para intentarlo como ella lo hizo. El primer intento fue un gran éxito, el único inconveniente fue que por la altura, Kain no pudo llegar más arriba del abdomen. Naori se largó a reír mientras el propio Kain fruncía el ceño. Era un niño, no era su culpa ser tan pequeño.
-No te preocupes, Kain- dijo Naori -lo importante es que le hayas atinado al espantapájaros. Intentémoslo desde un poco más lejos-
Así que retrocedieron y lo intentaron desde los cuatro metros de distancia. Cuando Kain lanzó el kunai soltó un bufido, haciendo notar a Naori el esfuerzo significativo que significaba para Kain lanzar algo desde esta distancia. No obstante, fuera de todo pronóstico, Kain lo logro a la primera. Después Naori le dijo que lanzara diez kunais de forma sucesiva y todos atinaron a la primera. Naori asintió satisfecha, segura que su nieto era un Uchiha hasta la medula. Después ellos retiraron todos los kunais que habían lanzado y retrocedieron hasta la marca de los diez metros. Esta vez Kain tuvo problemas, fallo más de la mitad de los kunais, más que nada por su altura, ya que trataba de calcular la parábola con la que caerían los kunais y esto lo hacía fallar.
-Bien, esto solo significa que es un reto- dijo Naori asintiendo, miró a Kain a los ojos y le dijo -es tu reto, Kain. Recuerda que las dificultades nos hacen ser mejores personas. Si logras sobrepasar el pequeño inconveniente de tu estatura, habrás ganado sabiduría que el día de mañana te ayudara. Síguelo intentando, la abuela te estará mirando en todo momento-
Kain asintió serió y le dijo -sí, lo seguiré intentado, pero no es necesario que la abuelita este bajo la nieve. La abuela debería ganarse bajo techo y verme desde el pasillo-
Naori asintió y fue a buscar un cojín dentro de la casa. Para cuando volvió y se sentó en el pasillo que bordeaba la casa, Kain seguía lanzando kunais. Después él iba a recoger todos los que no habían atinado en el blanco y sacado los que habían quedado incrustados en el espantapájaros.
Kain continúo lanzando kunais bajo la nieve mientras Naori sentía que le dolían las piernas con este frio. En eso alguien movió una de las puertas correderas y salió por el pasillo apoyando las palmas de las manos en las murallas.
-Oka-sama ¿te sientes bien? - pregunto Naoko
-No deberías haber salido, te vas a resfriar- respondió Naori, miró a su hija y esta avanzaba a paso lento con un grueso cobertor sobre su espalda.
-Lo sé, Oka-sama. Te traje esto para que te cobijes, después me iré a mi habitación-
Naoko llego hasta donde estaba Naori, le tendió el cobertor y la anciana se lo puso sobre los hombros. Después de eso, Naoko volvió a paso lento dentro de la habitación y cerró la puerta corredera.
Ese día, Hashirama y Mito no volvieron, solo enviaron un mensajero diciendo que no volverían durante una semana.
No obstante, fuera de todas las pretensiones, no fue tanto tiempo. A los dos días ellos estaban devuelta, ya que la nuera se cansó de todas las indicaciones de la suegra y le pidió a su marido que la enviara de vuelta a su casa. El hijo de Hashirama, no muy diferente de su padre, solo pudo poner la cara y pedirles que volvieran. Una vez que nazca el bebé, que sería en siete meses más, los mandarían a llamar.
Nadie pronuncio nada al respecto, ya que Mito anduvo durante días de mal humor. Cada vez que tenía tiempo y se encontraba con Naori o Naoko a solas, las aburría con sus quejas. No obstante, todo el estrés que acumulo Mito, le trajo grandes beneficios a Kain y sufrimiento en igual medida. En alguien tenía que ventilar el enojo y la mujer Uzumaki no hayo nada mejor que demostrar todo su amor a su manera.