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Extra 19: El mundo he de cambiar (24)

"Oye, ¿Dónde está esa mujer humana?" - preguntó Hiten mientras miraba alrededor luego de calmarse.

"¡No cambies el tema!" - rugió Maten mientras entrecerraba los ojos.

"Hablo en serio, idiota" - gruñó Hiten mientras fruncía el ceño - "Mira alrededor y te darás cuenta de que esa mujer humana desapareció"

Maten se quedó en silencio unos segundos antes de soltar un rugido de furia - "¡Todo es tu culpa!"

"¡¿Me culpas a mí?!" - exclamó Hiten con furia porque él estaba empezando a perder la paciencia con su hermano menor. Él había hecho todo lo posible por darle en el gusto desde que sus padres murieron, pero este idiota ha estado celoso de su apariencia.

"¡¿A quién más voy a culpar cuando fuiste tú el que me distrajo?!" - exclamó Maten mientras empezaba a concentrar una enorme cantidad de energía eléctrica en su boca.

"Ok, ya tuve suficiente" - dijo Hiten mientras se daba media vuelta - "Si vas a actuar como un niño mimado, no voy a seguir hablando contigo, puedes hacer la mierda que quieras, pero no vengas llorando a mí cuando todo lo que hagas te salga mal"

"¡ROAR!" - Maten soltó un rugido de furia mientras se daba media vuelta y caminaba hacia la salida, después de todo, él tenía una esposa fugitiva que encontrar.

Hiten apretó los dientes antes de soltar un suspiro y mirar donde su hermano, después de todo, no importaba las cosas que él dijera, él seguía siendo una de las únicas personas que le importaba - "Mierda, mejor voy detrás de él y me aseguro de que nada malo pase"

* * * * *

"Este es un buen lugar" - dijo Kurama mientras negaba con la cabeza.

"Hmm, el aire es puro y la concentración espiritual es perfecta, es un buen lugar para poder alzar un santuario" - respondió Kikyo mientras fruncía el ceño al ver que cada vez estaba actuando más diferente de la persona en sus recuerdos, aunque si era honesta, no le molestaba este cambio. Desde que ella había "renacido", ella había empezado a recuperar todo lo que había perdido durante su primera vida.

"Este será el lugar donde construiré la capital del reino que tenía pensado" - respondió Kurama con calma mientras chasqueaba los dedos.

Kikyo vio en silencio cómo los árboles parecían empezando a fusionarse mientras dejaban espacio suficiente para construir sin mucho problema. La sacerdotisa estuvo a punto de decir algo, cuando sintió unas pequeñas presencias oscuras acercándose a su ubicación.

"Tranquila, ellos no vienen con malas intenciones, solo están sorprendidos de que cambiara sus hogares" - dijo Kurama mientras los dos viajeros miraban en dirección donde estaban todas las presencias - "Además, ellos son lindos, ¿No piensas lo mismo?"

Kikyo levantó una ceja al ver a un sin número de animales diferentes, y por el brillo en sus miradas era obvio que ellos eran animales que comprendían lo que ellos estaban diciendo - "La presencia espiritual de este lugar, hizo que los animales ganaran consciencia y se convirtieran en Yokai..."

Los animales miraron a la sacerdotisa con miedo, aunque lentamente caminaron donde el hombre de cabello plateado porque podían sentir que él no les haría daño.

Kurama sonrió ligeramente mientras acariciaba el pelaje de los animales, quienes rápidamente empezaron a hacer sonidos de placer.

"Lamento haberlos asustado" - dijo Kurama mientras miraba alrededor - "Pero voy a usar este lugar para crear una ciudad, una que cualquiera pueda entrar sin importar que raza tenga, eso los incluye a ustedes, es por eso que quiero que sean los primeros habitantes de este nuevo lugar"

Kurama extendió sus manos y liberó su chakra que estaba mezclado con la energía de la naturaleza de esta dimensión, la cual era mucho más tranquila que la de su dimensión hogar.

Los animales se miraron entre ellos antes de volver a mirar al hombre de cabello plateado.

"Lo seguiremos, maestro..." - dijo un perro mapache ligeramente regordete, solo para sorprenderse al ver que podía hablar.

"¡Viejo Tanuki, puedes hablar!" - exclamó una serpiente.

"¡Tu también, lombriz!" - exclamó el Tanuki mientras los animales empezaban a mirarse, sorprendidos mientras hablaban entre ellos. Cuando eran animales, ellos podían comunicarse entre ellos, aunque era un poco complicado hacerlo con otras especies, pero ahora que podían comunicarse directamente, todo sería mucho más fácil.

"¡Maldito mono, voy a golpearte por robarte mi comida!" - exclamó una ardilla.

"Pensé que me habías dado permiso" - respondió el mono con una mirada inocente.

"¡Permiso, mis bellotas!" - rugió la ardilla mientras saltaba sobre el mono y le daba un golpe en el rostro.

"Siento que las cosas serán mucho más raras ahora que ellos pueden hablar" - suspiró Kikyo mientras negaba con la cabeza.

"Eso es lo que le da sabor a la vida" - respondió Kurama mientras negaba con la cabeza y empezaba a crear casas con su Mokuton.

Kikyo se sorprendió al ver esto, más cuando notó como su acompañante parecía estar modificando las casas para hacerlas diferentes.

Los animales caminaron hacia las casas con curiosidad, aunque si eran honestos, no estaban muy animados con la idea de vivir en estas casas para "humanos". Kurama estaba consciente de esto, así que rápidamente creó árboles diferentes a los normales para que los animales vivieran con ellos.

"¿Por qué se sienten tan diferente?" - preguntó el Tanuki mientras ladeaba la cabeza al caminar hacia un árbol y notar un enorme agujero en la base. El árbol no solo era mucho más grande que los demás del bosque, sino que era más oscuro y parecía tener la misma energía que su maestro.

"Es porque creció con mi poder, ahora, quiero que elijan cuál árbol usarán para vivir, y no se preocupen, estos darán frutos todos los días" - respondió Kurama con calma.

Los animales celebraron con esto, porque si las palabras del Daiyokai eran ciertas, entonces ellos ya no tendrían que pelear por comida, incluso en invierno.

"¿Esto era lo que habías estado pensando durante nuestro viaje?" - preguntó Kikyo con ligera curiosidad.

"En parte sí" - asintió Kurama mientras miraba los cimientos de lo que sería la ciudad de la libertad, el lugar donde todos podrían poner un pie sin miedo de que su raza haga que los excluyan.

"Me parece una meta fantástica, más viendo tu nivel de poder, aunque me gustaría saber el motivo por el cual llegaste a esta idea" - dijo Kikyo con normalidad.

"Es simple, es por el bien de mi familia" - respondió Kurama mientras negaba con la cabeza - "No soy alguien noble, de hecho, no podría importarme menos el mundo, aunque eso no significa que ignore todo lo que pasa frente a mis ojos, es por eso que decidí crear un lugar seguro y amigable para mi familia, un lugar donde podremos vivir sin miedo junto a personas que han pasado por lo mismo con nosotros, como por ejemplo los Hanyo"

"Entiendo lo que tratas de decir, aunque sigo un poco confundida por algo que dijiste" - dijo Kikyo mientras levantaba una ceja - "¿Familia?"

"Cierto, todavía no te explico mi origen" - musitó Kurama mientras le indicaba a la sacerdotisa que lo siguiera - "La verdad es que vengo de un lugar muy lejano, uno que no me creerías"

"Luego de ver todo lo que has hecho, creo que puedo creerme cualquier cosa" - respondió Kikyo con estoicismo, aunque no mentiría, ella tenía curiosidad por saber de qué estaba hablando este extraño hombre.

"Bueno, voy a ser directo, no soy de este mundo" - dijo Kurama con honestidad.

"¿Es esa alguna clase de narcisismo?" - preguntó Kikyo mientras levantaba una ceja.

"No, honestamente vengo de otro mundo" - respondió Kurama mientras se encogía de hombros - "Uno muy diferente a este, uno donde los Yokai no existen"

"Eso no tiene sentido, tú eres un Yokai, incluso posees Youki" - respondió Kikyo quien estaba un poco molesta por las mentiras tan claras que este hombre estaba diciendo.

"En mi mundo, existen unas criaturas llamadas Bijuu, cada una de ellas posee desde una a nueve colas" - respondió Kurama mientras miraba al cielo - "Siendo el diez colas la criatura que originó a los demás Bijuu, aunque esa es una historia para otro momento..."

Kikyo levantó una ceja porque podía sentir que este hombre no estaba mintiendo

"En fin, digamos que las cosas terminaron saliéndose de control y terminé fusionándome con uno de los Bijuu, dando forma a la persona que soy ahora" - continuó Kurama mientras creaba una silla y se sentaba - "Hay muchos detalles más sobre cómo un Kyubi terminó convirtiéndose en un Jubi, aunque no son relevantes para mi historia"

"Tu familia está en el otro mundo, ¿Verdad?" - preguntó Kikyo mientras levantaba una ceja.

"Sí, y aunque todavía no puedo regresar a mi antiguo hogar, puedo crear una conexión con ese lugar para que una de mis esposas traiga a las demás a este lugar" - respondió Kurama mientras cerraba los ojos.

"Ahora tengo otra pregunta que me gustaría que me respondieras" - dijo Kikyo mientras miraba al hombre de cabello blanco que se estaba sincerando.

"Dispara" - dijo Kurama mientras abría sus ojos y miraba detenidamente a la sacerdotisa.

"¿Por qué quieres traer a tu familia a este mundo?" - preguntó Kikyo mientras fruncía el ceño.

"Esa es una excelente pregunta" - sonrió Kurama.

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