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ᑎOᑕᕼᗴ ՏIᑎ ᒪᑌᑎᗩ

Esta historia se sitúa, cronológicamente, justo antes de que Aizen escapara junto con Kaname y Gin Ichimaru. Pero antes de irse, Aizen menciona unas palabras que hace que todos los presentes miren con ojos confusos al joven Kurosaki Ichigo, que yace tirado en el suelo, para que despues esas miradas pasen de confusas a furiosas y quieran atacarlo. — La trama es 100% mia, si quieren copiarla o publicarla en otro sitio, por favor pedir permiso antes y dar los respectivos creditos, Gracias. — Se actualiza mensualmente entre el 22 y finales de cada mes, para así tener mayor tiempo para introducir nuevas ideas y planear con tiempo todo. Con todo eso aclarado, solo les queda una cosa por hacer... Disfrutar (•̀ᴗ•́)

Mugetsu01 · Histoire
Pas assez d’évaluations
30 Chs

ᑭᖇÓᒪOᘜO

"¿P-por qué?" se preguntó así mismo en su mente, arrodillado en las arenas de Hueco Mundo. Kurosaki Ichigo estaba totalmente conmocionado y aturdido por lo que había tenido que vivir hace tan solo algunos minutos.

Estaba lastimado, no solo físicamente si no mentalmente, el dolor físico era el que menos le importaba en ese momento. La pregunta '¿Por qué?' se repetía en sus pensamientos una y otra vez, e inconscientemente la estaba susurrando, no dejo de repetirla por minutos que parecían eternos para él, sus desolados ojos estaban a punto de empezar a gotear lágrimas.

El las contuvo con todo su ser, juró, él se juró desde aquel fatídico día, donde su madre Masaki Kurosaki, le dio su última sonrisa y su último abrazo, que no volvería a llorar, a derramar una mísera lágrima.

No quería romper dicha promesa aunque la picazón en los ojos se hacía cada vez más molesta y difícil de contener.

Se recompuso con mucho esfuerzo debido a sus heridas y alzó la mirada que había mantenido unos minutos directo en la arena y observó a la nada, el panorama era desolado al igual que su mirada y todo su ser.

El viento chocaba contra su persona, un frío viento que, en vez de sentirlo en su rostro, en su piel, en sus manos, lo sentía única y exclusivamente en su corazón, enfriándolo y endureciéndolo poco a poco.

Pensó que debía verse patético, similar a un animal abandonado y estando en un estado deplorable. Parecía un cadáver, y en ese momento pensaba que en verdad desearía estar muerto y no sufrir más, que ya había tenido suficiente, solo quería descansar, y que ese descanso fuera eterno.

Lamentablemente para él, el camino que debía recorrer, aún era largo, y este estaba lleno de baches, obstáculos y oscuridad, pero por sobre todo.

De desesperanza.

Continuará...