Dmitri rodeó los hombros de Adriana mientras un sollozo escapaba de su boca. —Adri... —dijo suavemente para consolarla. Adriana se apoyó en los hombros de su esposo.
El aire se volvió pesado. Durante lo que pareció una eternidad, Adriana se enderezó y se limpió las lágrimas. Íleo no había visto a su madre en tal estado en mucho tiempo, pero le dio tiempo para calmarse. Lo anticipaba especialmente después de su reunión con Anastasia.
Adriana miró bruscamente a Anastasia. —Espero que te des cuenta de que, con tu posición como esposa de mi hijo, hemos perdido la última oportunidad de encontrar a Iona. —Se detuvo para ver su reacción.
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