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—¡No se trata de habilidades! —frunció el ceño Íleo—. ¡Ella no va y eso es todo!
Lila sintió un punzada de celos con esa forma en que Íleo mostraba su posesividad sobre Anastasia. Era abrumador y ella se obligó a mantener la calma. En su interior, el odio por Anastasia crecía por montones. Con el fin de enredar a Íleo de alguna manera, dijo con voz tranquila, casi suplicante :
—Una suma muy grande ha sido asignada de su tesorería, Íleo.
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