—¿Podría cargarlo? ¿Puedo? —Henry preguntó aturdido—. Dudó mientras observaba al curioso niño que parecía haber perdido lentamente su miedo a su padre.
—Bueno, ¿por qué no le preguntamos a Theo en su lugar? —Kate dijo—. Giró su cabeza hacia Theo y preguntó, —¿No crees que tu Papá es muy alto?
—Un, grande, alto… —Theo asintió.
—Entonces, ¿quieres volar con tu Papá?
—…um… —Theo asintió nuevamente.
—¿Ves? Quiere que lo levantes. Aquí, te enseñaré cómo hacerlo —Kate dijo mientras le enseñaba a Henry cómo sostener a un niño pequeño sin lastimarlo.
Henry aprendió seriamente antes de aceptar a Theo en sus brazos.
El niño no se resistió cuando pasó de la mano de Kate a la de Henry, lo cual rara vez sucedía porque a Theo no le gustaba separarse de su Mamá.
Theo siguió mirando a Henry con sus chispeantes ojos verdes. Tenían los mismos ojos, pero los de Henry ya estaban cubiertos de tristeza y la dura realidad de la vida.
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