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¿La luz de mí corazón?

Se dice que cada sueño tiene un significado para cada persona, otros tienen la idea de que son visiones de tus vidas pasadas o futuras. ¿será cierto? La incógnita que una joven llamada Amanda se planteará al comenzar a tener sueños que continúan con una historia que no tendrá sentido para ella tanto como su vida, pero al conocer a un joven de cabellos dorados sus pensamientos cambiarán llevándola a enfrentar un mundo en el cual deberá sufrir un cambio por los 4 seres que ayudaron a crear la vida. Entre lágrimas y sangre deberán afrontar al mal que acecha y trata de desviarlos del camino del bien para hacer caer al mundo, pero gracias al poder de los míticos seres elementales que renacieron nuevamente para detener el mal aún que cambiando sus vidas. Elementales contra Jinetes del Apocalipsis. ¿quién ganará la batalla?

Soul_diamond · Fantaisie
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40 Chs

Capítulo 23: ~ Soy de lo peor (parte 1, agua) ~

Su cabeza dolía y su vista no le era de ayuda, tal vez era a causa de una enfermedad o eso creía hasta que vio a su alrededor. Se encontraba sentado en un trono hecho de piedra dentro de un hermoso templo de mármol cubierto por las joyas más valiosas y montones de monedas de oro, ¿estaba alucinado?, bueno esa pregunta se respondió por si sola cuando vio a una anciana frente a él.

Quiso hablar pero la mayor de cabellos grisáceos que solo vestía una túnica blanca con un hermoso collar de Jade y oro, pero esta le hizo una seña para luego solo arrodillarse frente a él.

— Oh, joven elemento de Agua.— elevó su mirada para verlo a los ojos.— por favor, ayude a nuestro pueblo y nosotros lo protegeremos de cualquier bruja o hechicero que venga por su preciada sangre.

Con temor solo se levantó del asiento para ayudar a levantarse a la mujer mayor del suelo por el simple hecho de que le incomodaba verla arrodillandose solo por pedirle ayuda que gustosamente aceptaría, pero para su sorpresa sus labios se comenzaron a mover solos.

— ¿Y por qué yo habría de ayudarlos?.— sin tener control de su cuerpo cruzó sus brazos.— si ustedes están pasando por esto... debieron pensar en lo que hacían primero.

— Pero mi señor...

La interrumpió.— Mire, no es mi culpa que su pueblo esté cubierto por pecadores que hablaron blasfemias sobre mi padre el creador de la luz. Además... por humanos simples como ustedes... dos de mis hermanos fueron corrompidos y castigados.

— Pero los niños están en peligro, la plaga de escorpiones y serpientes han atacado a los pobladores de este pueblo árido.— la mujer solo comenzó a derrumbarse frente al joven de tan solo recordar los sucesos que estaban acabando con su pueblo, y con los ojos cristalizados le rogó.— le suplicó que haga que llueva al menos para ahuyentar a la plaga.

El corazón de Kohei se rompió en mil pedazos al escuchar aquello, quiso acercarse para aceptar su petición pero nuevamente su cuerpo actuó en contra de su voluntad.

— No se siga humillando, que no aceptaré nada de estas riquezas que me ofrecen.— la miró con frialdad.— pero recuerde bien que a un elemento no lo podrá sobornar con cosas materiales porque no son indispensables para nosotros.

— Joven Agua, por favor...

— No. Es mi única respuesta y no cambiará.— sentenció.

Sin más solo salió del templo para luego descender por las escaleras que conducían al árido y arenoso pueblo. Durante su descenso, los pobladores lo observaban con temor y curiosidad pero nunca hablaron por el simple hecho de que sabían cual era la respuesta del joven de cabellos azabache que pasaba por un lado de ellos, ya que llevaban más de un mes entero rogando por su ayuda.

— ¡¿Por qué dije esas cosas horribles?!. Yo quiero ayudarlos.— pensó.

Cada paso que daba era bien vigilado por los pobladores que no se atrevían a hablarle, pero alguien se armó de valor y corrió hacia el varón. Sus cabellos cortos y lisos de un color negro ébano con unos bellos ojos grises tal plata y de baja estatura portando un vestido blanco sencillo, tomó al elemento de la túnica para detener su andar, cosa que funcionó ya que el de vestimenta blanca con bordados dorados posó su mirada sobre la pequeña.

— ¿Qué quieres pequeña?. Si buscas riquezas... yo no puedo darte nada.— dijo para luego de un tirón quitarle de las manos a la niña parte de su túnica que había estirado.— así que déjame en paz.

— Señor Agua, ayude a mi pueblo. ¡Se lo suplico!.— le pidió mientras lo abrazó de las piernas.— le juro lealtad y le daré mi alma si nos ayuda.

— Oye pequeña....

Lo interrumpió.— Lin.— sonrió.

— Lin, en estos momentos has pecado. Yo no soy nadie para que le entregues tu alma y lealtad, solo soy un servidor de padre, una pieza más de este tablero. ¿Crees qué soy un dios como todos los pobladores de este lugar?.— se cruzó de brazos.

— Sí.— respondió.

Kohei solo se sorprendió ante lo revelado, sus esfuerzos por hablar por su propia cuenta fueron en vano y ya se había resignado en solo ver y escuchar lo que sucedía al su alrededor. La preocupación comenzó a invadir su interior pero por fuera su semblante denotaba otra cosa muy diferente, esa expresión que demostraba era de furia, aquella que les hizo temer a todos a su alrededor.

— Jajaja, por eso no ayudo a los humanos. Siempre dejan de lado a mi padre... no soporto que ustedes crean que los elementos somos deidades.— apretó los puños.—tal vez seamos útiles para las brujas y hechiceros pero es porque ellos son capaces de utilizar y sacar provecho de los elementos de su alrededor, los pequeños fragmentos que dejamos esparcidos en este mundo para que ustedes nuestros hermanos humanos fuesen capaces de vivir, pero en estos momentos tenemos otros deberes más importantes que escuchar sus tonterías.

Manteniendo su mirada sobre la infante, solo pasó su mano por la cabeza de la menor para después acariciar su cabello.

Se había calmado un poco y eso le alegró a Kohei quien estaba a punto de llorar por la impotencia que sentía al no poder hacer nada con su cuerpo, así que un poco más aliviado solo siguió observando la escena.

— Ojalá que ustedes no dependieran tanto de nosotros, sus hermanos mayores.— suspiró.— mira, yo no puedo intervenir en sus vidas. Así que mejor dejen en paz a mis compañeros y a mi, porqué solo tenemos la obligación de protegerlos de la oscuridad y no de las bestias que habitan con ustedes en este planeta.

— Pero al menos haga que llueva por favor.— rogó por última vez con los ojos cristalizados.— necesitamos que solo por esta vez nos ayude a controlar esta plaga que azota mi pueblo.

— Pequeña, no es mi obligación controlar a su favor el elemento que está en mis manos. Solo puedo usarlo para luchar y crear vida... aún que la segunda opción ya fue cumplida cuando le di forma a los mares, ríos, arroyos y lagunas.— la separó de él.— ahora solo soy un guerrero que busca hundir la oscuridad. Si me disculpas... iré a ver a los demás.

Sin más que decir comenzó a caminar por la arena, deseando encontrar algún indicio sobre el paradero del hermano gemelo de su padre. Sí, la deidad de la luz lo había enviado a buscarlo pero porque el otro estaba causando estragos en la hermosa creación que poco a poco estaba llenándose del mal.

Kohei trató de girarse para al menos despedirse pero nuevamente su cuerpo sólo siguió caminando sin obedecer sus órdenes, a lo que solo aceptó.

Mientras caminaba al siguiente pueblo, escuchó el crujir de la arena que ahogaba el sonido de las pisadas de quien trataba de seguirle el paso, cosa que ignoró hasta que sintió que algo se abalanzó sobre él.

— ¡¿Pero qué?!.— gritó mientras se trataba de liberar.

Al moverse de bruscamente la misma pequeña con la que había hablado anteriormente cayó al suelo mientras sostenía el pedazo de tela que ataba el cabello del elemental de agua provocando que su largo cabello azabeche quedase libre. Tal osadía le molestó tanto pero no la expresó con palabras, así que con el ceño fruncido solo le dio la espalda y siguió su camino, por otro lado la pequeña Lin solo se levantó de la arena para tratar de entregarle el pedazo de tela y disculparse pero algo sucedió. Pero para su desgracia, algo le impidió seguir.

— ¡Ahg!.— gritó de dolor.

Los orbes grises de la pequeña solo se llenaron de lágrimas mientras extendía su mano hacia el joven que solo la observaba desde una distancia considerable como se retorcía de dolor en la arena, pocos minutos después poco a poco comenzó a cerrar los ojos y con sus último aliento le habló.

— Todo esto... es tu culpa, egoísta.

De pronto la visión de Kohei se volvió en blanco y negro, percatandose de que el tiempo se detuvo a su alrededor. Al sentir que tenía control de su cuerpo, corrió hacia Lin para tratar de salvarla del veneno de la serpiente que la había mordido, pero para su mala suerte apareció la jinete frente a él.

— Tu egoísmo acabó con mi primera vida.— habló Plaga mientras veía su propio cuerpo en la arena.— no entiendo como sigues luchando sin remordimiento a tu pasado.

— Pero yo...— sus ojos se cristalizaron.— Lin... lo siento.— se acercó a ella.— no se que pasaba por mi mente en esos momentos.

— No te disculpes, el daño está hecho y no se puede remediar.— dijo mientras lo tomó del cuello de la túnica.— Ahora mi alma está llena de odio y rencor hacia ti, sin importar cuántas veces vuelva a renacer con ustedes. ¡Eres de lo peor!, deberías desaparecer y dejar de lado tu labor como elemento, porqué lo que causas son desgracias.— habló mientras lo liberaba.

Sus piernas comenzaron a temblar, y su vista se nubló a causa de las lágrimas que comenzaron a recorrer por sus mejillas, realmente estaba arrepentido y afectado por las decisiones y palabras que había dicho en su primera vida y tal vez en las otras como elemento aún que no recordara nada y solo fuese parte de su pasado, le dolía saber que fue él causante de una gran desgracia.

Plaga solo observaba la escena llena de alegría al ver al joven llorar mientras le pedía perdón de rodillas, en esos momentos sabía que Kohei estaba vulnerable así que sin más solo se posó a su altura para luego tomarlo del mentón para que la viese a los ojos.

— Kohei, elemental de agua.— sonrió.— si me entregas tu cristal... te perdonaré.

— Lin...— cerró los ojos.— pero...

Lo interrumpió.— Si me lo entregas activado, me cedes el puesto de elemento y yo haré lo que tu no hisiste por mi pueblo.— le mintió mientras le extendía la mano.