Capítulo 15
QUIERO ABRAZARTE ASÍ POR SIEMPRE
«No puedo creer que este hombre me quiera tanto, parece un sueño, realmente…»
Sentado en una banca a las afueras del local, un joven de unos treinta y cinco años, muy bien parecido, esperaba por Adonis; este hombre no era otro que Apolo.
Ad: APOLO… ¿Qué haces aquí?
A: Caramba Adonis, que hábil movimiento hiciste trayendo a esta mujer antes de inaugurar el lugar.
Ad: ¿Qué haces aquí? eres el director de Imagen de la empresa y deberías estar en tu oficina.
A: Quería ver, no creí que irías tan lejos como para abrir una cafetería solo para regalársela a una mujer, me pregunto ¿qué clase de mujer, es, y si será esta que te acompaña?
«Lo siento, pero tendremos que discutir del trabajo en otro momento» le dijo a su socio Apolo, mientras salía del local conmigo, sin siquiera presentarnos.
«¿Qué pasó…?, solo soy una estudiante de veinticuatro años… Tal vez él no quería que la gente se enterara de mí, ni siquiera me presentó apropiadamente con su socio.»
G: Lo siento Adonis, te avergoncé frente a tu socio.
«No puedo creer que era tan claro que estábamos en una relación.»
Ad: Te estás preocupando por nada Galt; no me importa quién nos pueda ver juntos.
Así, me llevó de vuelta al campus, donde al llegar, me despedí y salí del carro caminando hasta una plaza central del mismo, cuando llamó Casandra solo diciendo trivialidades, por lo cual corté rápidamente esa conversación.
De pronto, apareció un hombre de unos cuarenta y cuatro años, llamándome por mi nombre… era Morfeo, antiguo dios de los sueños.
Morfeo: Señorita Galt, soy Morfeo, el secretario del señor Adonis y fui enviado a recogerla.
«Ay Morfeo, soy Galt, encantada de conocerte», dije mientras Morfeo me observaba detenidamente.
M: El jefe la espera, pero antes, entraremos a una tienda de modas exclusiva para que usted escoja todo lo que necesita para vestirse adecuadamente y acompañarlo a la inauguración de la nueva cafetería esta tarde.
Ya en la tienda, Morfeo se fue y Adonis que ya había llegado, se levantó caminando hasta el vestidor donde yo estaba…
Ad: Lo siento Galt, es que te ves tan hermosa que iba a tener que abrazarte frente a Morfeo; sé que dije que no me importaba quien nos viera, pero la verdad es que no quiero que nadie más que yo, disfrute y vea tu belleza.
G: ¡¡¡ADONIS…!!!
Luego cerró el vestidor y tomando mis manos, besó mi cuello y mi ya desnuda espalda, mientras el vestido se deslizaba y caía al piso y él susurraba a mi oído lo mucho que me amaba, penetrándome simultáneamente.
Ad: Eres tan bella y tan divina Galt que quiero abrazarte y penetrarte así por siempre.
Al terminar la sesión de amor carnal del vestidor, llegamos a la cafetería que ya estaba llena de gente de su empresa y obviamente que todos notaron nuestra llegada.
«… Señor Adonis —dijo un gerente—, lo felicito, este es un fantástico lugar.»
A: Oye Galt, realmente le gustas a Adonis para que te haya traído vestida como la reina que pareces ser. Ven conmigo, te ayudaré a pegar ese tacón que se ha desprendido de tu zapato.
De modo que lo acompañé a un pequeño estar y mientras pegaba mi tacón, yo esperaba sentada a su lado.
A: Listo Galt.
G: Gracias Apolo.
A: Quería hablar contigo a solas solo para hacerte saber que no tengo intención de dejarte ir así; pensé que deberías saber su pasado para que sepas cosas que él no te dirá. ¿Me escuchas?
G: No quiero saber nada de eso, así que apártate y déjame salir de aquí.
A: Me pregunto cómo reaccionaría él, sí yo te secuestrara ahora mismo.
Entonces, por la fuerza, me acorraló contra una pared y me robó un beso, por lo que lo empujé duramente, dándole también una fuerte cachetada.
A: No te irás de aquí sin mi permiso Galt.
«Déjame ir o no respondo», le dije furiosa por lo sucedido.
«No me lo creo, es un simple beso y estás llorando como una mocosa virgen, con lo cual me haces querer hacerte llorar mucho más y penetrarte múltiples veces ya», me dijo mientras empezaba a tocarme por todo el cuerpo tratando de desnudarme allí mismo.
Pero en ese justo momento, Adonis derrumbó la puerta del estar golpeando salvajemente a Apolo y recriminándole por su falta de respeto y abusos conmigo.
Ad: NO TOQUES A GALT DESGRACIADO Y SI
LO VUELVES A HACER TE MATARÉ…
Yo casi no podía hablar y entre lágrimas, me desplomé.
Ad: Ya no te gusto, ¿verdad?
G: ¿No estás enojado conmigo?
Ad: Contigo de ninguna manera, pero estoy molesto conmigo mismo porque no pude protegerte y en verdad lo siento… probablemente ese gamberro te dijo cosas que no quiero que sepas de mi pasado y es que algunas veces fui flojo en mi desempeño laboral, además muchas veces hice cosas que tal vez fueron irresponsables… Dime Galt si esto te haría estar decepcionada de mí.
«Nunca dudaría de ti Adonis», dije mirándolo directamente a sus ojos mientras lo besaba dulcemente.
Ad: Te olvidarás de todo lo que pasó hoy, te lo aseguro.
De repente, Morfeo abre la puerta e interrumpe, diciendo:
M: Ya es la hora, jefe…
«Está bien Galt; puedes descansar aquí por un rato más», me dijo al salir de ese estar.
***
Ya ha pasado una semana de lo ocurrido y no lo he visto desde entonces. Quizás perdió el interés en mí o solo estará ocupado… sin embargo, lo vi a lo lejos conversando con una elegante y rubia mujer madura y enseguida subieron a un lujoso auto y se marcharon, con la mala suerte para mí que volvió a aparecer el tal Apolo preguntando:
A: ¿Qué te pasa desconsolada y confundida mujer?
G: ¿Qué quieres, animal?
A: Quería darte un recuerdo de mi viaje de negocios, lamento lo del otro día.
G: No gracias, no trato ni recibo regalos de bestias asquerosas como tú.
A: Puedes decirme lo que quieras, pero Adonis acaba de dejarte tal como lo ha hecho con docenas de mujeres antes de tú aparecer.
G: Entonces, ¿eso quiere decir que, según tú, me dejaron, envidioso y ridículo gilipollas?
De repente, recibió una llamada de efectos paralizantes, logrando apenas balbucear: «Adonis se vengó… realmente le importas…».
Luego de irse Apolo, abrí mi bolso para tomar el teléfono cuando de repente llegó Adonis y tomándome por la cintura, regresamos a su casa donde viendo las noticias con él, pude observar a la mujer con la que lo había visto y sobre ella, él me comento:
Ad: Ella es Elisa Rodríguez, una gran inversionista con la que firmamos hoy un contrato beneficioso para ambas partes. ¿Creíste que tenía algo personal con ella?, ¿acaso estás celosa?
G: Lamento haber dudado momentáneamente de ti, Adonis.
Ad: Necesito enseñarte mejor… viste a Apolo sin mí… de verdad que necesitas ser más cuidadosa con los hombres… todos ellos van a querer comerte. Me gusta también verte cuando tus ojos están cerrados, pero quiero que me mires y me sientas con todos los sentidos.
Eso me decía mientras la noche se nos fue en placeres carnales inconmensurables…
A la mañana siguiente, Casandra tropezó con Adonis en la calle y su teléfono se le cayó y este se lo recogió y devolvió caballerosamente…
C: Ese tropiezo y este contacto personal con Adonis me dejó como hechizada… no puedo creer que un hombre tan apuesto exista, ya es un crimen tan sólo verlo, pero tuve el privilegio de tocarlo por unos segundos… ¿quién puede ser la mujer de tan hermoso y gentil caballero?