Capítulo 18
Así que te grito "eres mía" en tu cara y le diste un rodillazo en las bolas, creo que cada vez me caes mejor – dije riéndome.
Crystal y yo nos encontrábamos en la sala comiendo chocolates y palomitas frente al fuego, ahora que estaba despierta y había comido como si no hubiera un mañana se veía mucho mejor. Nos encontrábamos conversando sobre su vida amorosa y como conoció a Ragnar.
Era lo más lógico Cath, podría ser mi mate pero seguía siendo un total extraño para mí, le dije que si quería algo conmigo me invitara a una cita como una persona decente –
Toda la razón – dije riendo junto a ella.
Nuestras risas pararon súbitamente por la llegada de 3 cartas todas salieron del fuego frente a nosotras y ambas nos miramos. La primera carta tenía el nombre de Crystal, la segunda un nombre que no conocía, pero que Crystal reconoció y la tercera carta era para mí.
"Espero que estas bien junto a Crystal, ya me encuentro con Ragnar, por ahora no podemos hacer mucho estando en el refugio, pero una de las cartas es para el Beta de la manada, son instrucciones de cómo vamos a actuar él se debe de encontrar en Dinamarca hazle llegar la información de la carta, te dejo su número"
Al pie de la hoja se encontraba un número telefónico.
Mire a Crystal, aun no había abierto la segunda carta, estaba leyendo la que estaba dirigida a ella, se encontraba sonrojada y era inevitable no darse cuenta del remitente de la carta. ¿Acaso era la mate de Alex y por eso había sentido algo por mí?, sacudí la cabeza, no era momento para eso, más tarde lo averiguaría.
Las instrucciones que estaban dirigidas al beta, Niels, eran simples y claras, informar al consejo y regresar inmediatamente a la manada. No tarde en prestarle mi celular a Crystal para que se comunicara con su beta.
En cuanto a nosotras suponía que debíamos quedarnos aquí, al fin y al cabo, era a mí a quien buscaban, pero la loba tenía otras intenciones.
Tengo que regresar a la manada –
¡¿Qué?! ¡¿estás loca?!, acabas de recuperarte y ¿que se supone que harás una vez que llegues? – dije mirándola como si no pudiera creer sus palabras.
No espero que lo entiendas, pero esa manada es mi familia, y como su Luna tengo que estar presente en las buenas como en las malas – dijo de forma seria.
Suspire, si la loba iba, yo también, al fin y al cabo, era por mí que había atacado su manada.
Si vas, no te puedo dejar ir sola –
Sabes que no es necesario que me acompañes ¿no? –
Si es necesario – Crystal se me quedo viendo confundida - … Por mi atacaron tu manada, yo soy a quien buscan – confesé
Espera ¿eres Catherina Lambert? – dijo sorprendida
Asentí con la cabeza y espere gritos, insultos o hasta que me obligara ir a su manada para que me entregaran a los vampiros, pero nada de eso paso, solo vi en su mirada ¿pena?
Al parecer la loba noto mi desconcierto y solo me dedico una sonrisa que no llego a sus ojos.
Una vez a mí también me quisieron obligar a casarme – dijo simplemente
Después de preparar nuestro equipaje para el viaje cada una se fue a dormir, pero esa noche no pude conciliar el sueño, todo olía a Alex, pero él no se encontraba presente, no pude evitar sonreír al imaginar su cara cuando nos vea, seguro que después me iba a castigar y ese simple pensamiento hizo que me sonrojara de pies a cabeza.
Al día siguiente partimos al alba, cargábamos con lo necesario, algo de comida y una muda de ropa, aparte yo había recuperado el anillo que hacia cambiar mi apariencia y esperaba que sirviera de algo.
Debía de admitir que la intemperie no era lo mío, irónico viniendo de un leopardo de las nieves, pero la verdad era que me había criado en una vida de lujos y nunca había hecho acciones como acampar como estábamos haciendo ahora, y aunque me estaba muriendo de frio y de incomodidad de estar durmiendo en el duro suelo, no pude evitar admirar el cielo y su infinidad de estrellas, era algo que no ve��as en la ciudad.
Había sido un día agotar habíamos avanzado un buen tramo, pero una vez que el sol se puso decidimos parar para comer y descansar, Crystal se había quitado su ropa y había adoptado su forma de loba y yo imite sus pasos, al final era la mejor forma para mantener el calor.
Al cuarto día de viaje llegamos a la manada y esta se había vuelto un campo de batalla conde la sangre corría como ríos y los gritos se escuchaban por doquier, corrimos al centro de la batalla y entre más nos acercábamos nos dábamos cuenta que la mayoría de cadáveres eran de vampiros, no pude evitar darme cuenta de la expresión de alivio de Crystal.
Busque a Alex con mi olfato, pero solo olía a sangre, uno de los chupasangres corrió hacia mí, con claras intenciones de atacarme, esquive su primer ataque para luego atacarlo por la espalda con mis garras, no me entretenía con él y seguí buscando a Alex, Crystal estaba a mis espaldas con claras intenciones de estar buscando a su mate, no tardamos en encontrarlos.
Dos camaradas en combate, totalmente sincronizados en una danza de sangre y sudor, solo se percataron de nuestra presencia cuando Crystal grito el nombre de Ragnar.
¡¿Qué rayos haces aquí Cath?! – grito sobre el ruido de la batalla.
¡No podía dejar que fuera sola! – dije mirando a Crystal
No tarde en sentir el brazo de Alex empujándome detrás de su espalda mientras al mismo tiempo rebanaba a un vampiro por la mitad.
Cuídame la espalda gatita, grita si necesitas ayuda y por lo que más quieras no te alejes de mi –
Si Sr. Mandón – dije desenfundando uno de los cuchillos de Alex mientras le guiñaba un ojo.
Mentiría si digiera que no sentía ni una clase de remordimiento por estar arrebatándole la vida a esos vampiros, pero también mentiría si digiera que no se sentía natural. Me movía mas por instinto contando, defendiendo y congelando, Alex aprovechaba el hielo que formaba en el suelo para electrocutar a los vampiros que pasaran por ahí. Y poco a poco todo se fue tranquilizando, algunos vampiros huyeron y otros fueron capturados.
Me sentía agotada, probablemente igual que todos. No me importo sentarme sobre el suelo lleno de sangre, mientras veía como trataban a los heridos y recogían los cuerpos, eran poco los lobos que habían caído y eso era bueno, aunque no quitaba la culpa de que por mi habían sufrido.
Poco a poco todo se fue volviendo más borroso y las voces se comenzaron a distorsionar más, solo cerraría los parpados por un momento y después me levantaría a ayudar a Alex.