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Amistad Fuerte

 A las 3:30 p.m., solo media hora antes de que un caos inesperado estallara, dos jóvenes traviesas se encontraban bajo la atenta mirada de la directora de la Academia Von Blumen para señoritas, recibiendo una reprimenda por sus recientes aventuras. Pero, ¿quiénes eran estas chicas intrigantes?

Johanne Sorensen, una encantadora danesa de 16 años, destacaba no solo por su cabello dorado y sus ojos azules como el cielo, sino también por su imponente altura de 1.72 metros y su figura esbelta, resultado de su dedicación al ejercicio. Su curiosidad insaciable y energía contagiosa a menudo la llevaban a situaciones complicadas, pero siempre lograba salir airosa. A pesar de su espíritu aventurero, Johanne mantenía un excelente rendimiento académico.

Mia Weber, originaria de Alemania, era su mejor amiga. Con su cabello negro que caía hasta los hombros y ojos castaño claro, Mia era un poco más baja que Johanne. Aunque tímida e introvertida, encontraba en Johanne una compañera perfecta para compartir travesuras. Proveniente de una familia adinerada con padres ocupados y un hermano en el extranjero, Mia disfrutaba de cada momento en la academia gracias a la amistad que compartía con Johanne.

Ambas fueron convocadas por la directora debido a una travesura reciente. La conversación entre ellas se desarrolló así:

Directora: Señorita Johanne, sabe que está prohibido intentar escapar de la escuela durante las horas de clases.

Johanne: No es así, directora. Solo quería ir a buscar algo que se me olvidó en el vestuario.

Directora:Señorita Johanne, vive en los departamentos de la academia; si va a inventar excusas, por favor que sean más creíbles. Además, ha arrastrado a una de nuestras alumnas más exitosas con usted. ¡Esperaba más de una chica prodigio transferida desde Dinamarca! La decepción en la voz de la directora era palpable, y sus palabras resonaron como un eco en la mente de Johanne.

Johanne: Eso no es verdad.

Mia: Lo que dice Johanne es cierto; yo misma decidí seguirla.

Directora: ¡Silencio! Entonces, ¿está aceptando ser cómplice?

Mia: No, yo no... Directora: ¡Silencio! Como ninguna quiere aceptar la culpa, su castigo será arrancar todas las malezas alrededor de la escuela. No se irán hasta terminar porque yo misma supervisaré. Ahora salgan de mi oficina.

Al salir, Johanne se volvió hacia Mia con un tono triste: "Lo siento, Mia, no quería involucrarte en esto."

Mia, con una chispa en los ojos: "No te preocupes, nunca me había metido en problemas; eso fue muy emocionante."

Johanne: ¿En serio? ¿No estás enojada?

Mia:¡Claro que no! Ahora dime, ¿cuándo haremos algo aún más loco y emocionante? Johanne: Está bien, pero primero terminemos con el castigo. Mia: Lo que tú digas, hermana.

Johanne: ¿Hermana? Mia: Sí, ahora tú serás mi hermana. Siempre quise tener una hermana mayor y tú eres la única chica con la que siento esa conexión.

Mientras ambas chicas salían al jardín para comenzar su castigo, Johanne reflexionó: "Nunca pensé que me encontraría en una situación como esta."

Mia: Bueno, la vida está llena de sorpresas. Y al menos estamos juntas en esto. Con un suspiro resignado y una sonrisa cómplice entre ellas, comenzaron a arrancar las malezas.

Johanne: Prométeme que la próxima vez seremos más cuidadosas.

Mia: Prometido. Pero también promete que habrá una próxima vez. Las chicas comenzaron a arrancar todas las malezas en la parte trasera de la escuela cuando, de repente, un terremoto sacudió la tierra con una fuerza devastadora. Las paredes del edificio temblaban y crujían, y varias se derrumbaban, creando un caos aterrador.

En medio de este tumulto, Johanne se vio envuelta en una estela de colores brillantes, como un arcoíris resplandeciente. Mia, absorta en el asombro de lo que le sucedía a su amiga, no se dio cuenta de que un enorme fragmento del edificio se desprendía y se precipitaba hacia ella. La adrenalina recorrió a Johanne al percibir el peligro inminente que acechaba a Mia.

Sin pensarlo dos veces, corrió hacia ella, aunque sabía que el tiempo se agotaba. De repente, una energía poderosa brotó de su interior, desafiando sus límites normales. Se lanzó hacia Mia con una velocidad sorprendente, envolviéndola en un abrazo protector justo cuando el gigantesco bloque de escombros caía hacia ellas.

En ese instante crítico, ocurrió algo extraordinario. Con un movimiento instintivo, Johanne levantó su brazo hacia el colosal escombro. Un destello de luz deslumbrante iluminó el aire mientras lo destruía en mil pedazos. El fragmento se deshizo en partículas más pequeñas antes de que pudiera alcanzarlas, dispersándose como polvo brillante.

Mia, aturdida y sorprendida por lo que acababa de presenciar, miró a Johanne con ojos desorbitados. La incredulidad llenaba su mente; no podía comprender cómo su amiga había realizado tal hazaña.

Mia: (con la voz temblorosa) ¡Johanne! ¿Qué fue eso? ¡Eras como una superheroína!

Johanne: (aún aturdida) No lo sé, Mia. No tengo idea de cómo lo hice. Solo... sentí algo dentro de mí, como si una fuerza me empujara.

Mia: (mirándola con asombro) ¡Eso fue increíble! Nunca había visto algo así. ¿Estás bien?

Johanne: (frunciendo el ceño) Me siento... diferente. Como si algo hubiera cambiado en mí.

Mia: (tomando su mano) No importa. Lo importante es que me salvaste. ¿Te das cuenta de lo que eso significa? Pero no había tiempo para cuestionar lo sucedido; el suelo seguía temblando y las fisuras en el espacio se agrandaban.

Johanne: (con preocupación) Pero, ¿y si no puedo controlar esto? ¿Y si vuelve a suceder algo así y no puedo protegerte?

Mia:(con firmeza) ¡Tú puedes! Lo acabas de hacer. Tienes un poder increíble, Johanne. Necesitamos averiguar qué está pasando contigo. Con determinación renovada, Johanne tomó la mano de Mia y juntas corrieron hacia un lugar más seguro, esquivando escombros y evitando las grietas que se abrían bajo sus pies.

Johanne:(mirando hacia el caos) Tienes razón, pero ahora mismo necesitamos encontrar un lugar seguro. Este lugar ya no es seguro.

Mia: (señalando hacia el bosque) ¡Mira! Hay un camino hacia el bosque. Tal vez podamos refugiarnos allí.

Johanne:(asintiendo) Vamos rápido. No podemos quedarnos aquí. Mientras corrían hacia el bosque, la adrenalina aún corría por sus venas y la conexión entre ellas se fortalecía con cada paso hacia lo desconocido.

Mia:(mientras corren) Johanne, ¿crees que esto tiene algo que ver con el arcoíris que te rodeaba?

Johanne: (pensativa) No lo sé... Tal vez sea parte de esto. Pero tengo miedo de no entenderlo.

Mia: No estás sola en esto. Estoy contigo, pase lo que pase. Finalmente, después de escapar del derrumbe y ya en el exterior, ambas quedaron atónitas ante la escena desoladora que se extendía frente a ellas.

Era un panorama apocalíptico: los edificios yacían en ruinas, las calles estaban destrozadas y criaturas monstruosas devastaban la ciudad como si fuera un escenario sacado de una película del fin del mundo.

Lo que había comenzado como una simple travesura ahora se transformaba en una lucha por sobrevivir en un mundo caótico e inesperado.