—Te estuve observando... Rey. —Las respiraciones de Alicia eran pesadas, su pecho subía y bajaba cada segundo mientras miraba al chico con quien hablaba.
Él también estaba igualmente cansado, no, quizás incluso más.
—Simplemente continuaste atacando y atacando. No mostraste ni un atisbo de miedo en absoluto.
Por supuesto, esta era una cualidad que ella admiraba en Rey: la naturaleza asertiva que tenía debajo de la apariencia y personalidad aparentemente comunes que usualmente mostraba.
Fue gracias a verlo atacar constantemente, a pesar del agotamiento que debía estar sintiendo, que ella pudo seguir adelante a pesar de sentirse extremadamente agotada.
No podía flaquear, no después de ver lo que Rey estaba haciendo.
Y así, a pesar de sentirse mareada, cansada o francamente enferma, mantuvo sus ataques. Como resultado, eventualmente pudieron derrotar al Monstruo.
—G-gracias, Alicia. Yo solo... ¡tenía que hacerlo! —dijo Rey.
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