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Una Hermosa Luna Después del Rechazo

``` Cecily era una chica escuálida sin amigos. Sin embargo, como todas las demás chicas, anhelaba el amor verdadero. Siempre había estado enamorada de Roberto, el hijo del Alfa de su Manada. Sin embargo, en su decimoctavo cumpleaños, ¡descubrió que Roberto era su compañero! Antes de que pudiera abrazarlo emocionada, Roberto ya había apartado su mano como si fuera un trozo de basura. —No te convertirás en mi compañera. Finge que hoy no pasó nada. ¡Vete y cuida tu boca. No digas nada que no debas decir! —Roberto miraba descaradamente a la sexy y hermosa rubia Alison en su graduación de la escuela secundaria. El viaje de graduación cambió a Cecily, haciéndola más fuerte, más segura, más vibrante, más bella y sexy. Además, Roberto, que la encontró nuevamente en el campus de su universidad, comenzó a perseguirla. —Deberías ser mi Luna. Viviremos juntos a partir de ahora. Tendremos muchos hijos. Serán saludables e inteligentes. —Los ojos de Roberto estaban llenos de lujuria. ¡El acoso de Roberto hacía que Cecily se sintiera disgustada y nauseabunda! Como Cecily no podía protegerse de Roberto debido a la diferencia de fuerza, apareció Miguel. —Tus acciones te hacen indigno de ser un Alfa —Miguel miró a Roberto con desdén. Durante la inauguración de Roberto como Alfa, Cecily ya no pudo tolerar su acoso. —Yo, Cecily Levin, rechazo a Roberto Paslo como mi compañero —Cuando Roberto estaba furioso y sufriendo, queriendo herir a Cecily, ¡Miguel apareció de nuevo! —Cecily era la compañera dispuesta por la Diosa de la Luna para mí —Miguel miró a Cecily dulcemente. —Quien se atreva a tocarla está faltando al respeto a la familia real. ```

JQK · Fantasía
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337 Chs

Un Título Oficial

Desde el momento en que Miguel y yo nos sentamos a la mesa, podía sentir la penetrante mirada de Miguel fija en Teseo y en mí. Estaba escrito en sus ojos que quería que este chef se perdiera.

—¿Qué estás haciendo? —me giré para mirar a Miguel.

—No hables cuando estés comiendo —dijo Miguel fríamente.

—¿Por qué hay tantas reglas? —murmuré.

La última vez que comimos juntos, casi me subes a la mesa y me comes como un plato.

Sentía que Miguel me miraba, así que tragué la segunda mitad de mi frase.

—Teseo, quizás quieras traernos unas frutas como postre —miré a Teseo.

—Por supuesto, encantado de servir —Teseo se marchó con una sonrisa.

Sospechaba que si no le pedía a Teseo que dejara este lugar, Miguel se volvería loco y voltearía esta mesa.

—Ahora solo estamos los dos aquí. ¿Estás satisfecho? —miré a Miguel con impotencia.

Miguel bufó fríamente y cortó su bistec con calma.

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