—Como dije antes, si te vuelves a escapar, te castigaré —dijo Miguel calmadamente.
—¿Estos tres días no se consideraron castigo? —lo miré a Miguel con sorpresa y pregunté.
En estos tres días, sentí que Miguel estaba a punto de romperme los huesos.
Pensé en cómo Kate me había preguntado sobre la sensación de tener sexo con un príncipe Licántropo. Solo quería decir que la fuerza física del príncipe Licántropo era aterradora. Por tres días, no supe si él había descansado. La única sensación que tenía era la de quedar inconsciente y despertar.
—Eso es lo que he querido hacerte durante mucho tiempo.
—¿Qué?! —miré a Miguel extrañada.
—Y también me has ocultado muchas cosas, ¿no es así? —Miguel dijo de manera compuesta—. Por ejemplo, no has rechazado el contacto conmigo durante mucho tiempo, pero usaste a tu lobo como excusa.
Abrí la boca sorprendida y tartamudeé, —Tú... ¿cómo lo sabías?
Miguel sonrió, pero no pude ver mucha calidez en esa sonrisa.
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