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Abandonado

El cielo estaba nublado, había charcos a causa de la lluvia. Moondai se levantó con pesadez, se levantó, tomó su cuchillo estaba en el pequeño mueble, fue a quitar la silla, usó el lado del respaldo sobre el picaporte, impidiendo que alguien pudiera entrar, estaba inseguro de lo que hacía "espero que se haya ido" pensó antes de abrir la puerta y asomarse al pasadizo, ni siquiera estaba el cadáver de la noche anterior, ni una mancha de sangre la casa estaba en total silencio, miró hacía el cuarto de al lado, no había nadie, tocó la puerta del baño, no hubo respuesta, nada en el comedor, ni en la cocina.

Suspiro sintiéndose aliviado, camino hacía la sala, pero esta vez ya no estaba solo, encontró a Daniel mirando sigilosamente por la ventana, él también se percató de su presencia y volteo a verlo, pero no le dio mucha importancia y siguió observando.

La curiosidad llevó a Moondai también se acercará a mirar qué estaba pasando - si te ven estarás no será bueno para ninguno de los dos - lo escucho decir con calma, se asomó con cuidado, medio escondido detrás de la cortina oscura, logrando ver un carro de policía estacionado en la calle de enfrente, se apartó con preocupación - es probable que alguien habrá escuchado lo que pasó noche - mencionó, lo miro de reojo, él tenía un rostro aterrado, como si hubiera hecho algo malo y supo a qué se refería, la casa había sido una escena del crimen - no hagas ni digas nada, no llames a nadie y solo quédate aquí como un día normal en tu casa - hablo con firmeza apartándose de la ventana, lo tomó del hombro y lo miró fijamente - recuerda que pasará si me desobedeces.

El estaba asustado - ¿Y qué tal si ellos entran?

- los he visto hablar con toda la vecindad, parece que no saben de qué casa provino el ruido así que no pueden entrar si prácticamente no hay nadie en casa.

Moondai tragó saliva con dificultad - bien, entiendo.

Daniel se dio media vuelta y se dirigió a la cocina llevando su hacha consigo, dejándolo solo, inevitablemente, Moondai voltio a ver el teléfono, con algo de esperanza, miró de reojo hacia la cocina, sabía que no podía ver que hacía estando adentro, tal vez, si era rápido podría ir y hacer una llamada de emergencia o aún mejor, salir de la casa y llamar a la policía que estaba afuera, de todas maneras ¿Que podría salir mal? No iba a perseguirlo con el hacha frente a ellos.

Camino con disimulo pasando por el lado de la puerta, a medida que se acercaba, pudo notar un pequeño candado en la cerradura, era irónico que un detalle tan pequeño como su tamaño era lo único que lo privaba de su libertad.

Quizás lograba hacer una llamada, entonces camino hacia el teléfono, se mantuvo alerta en todos sus sentidos procurando que Daniel no pudiera verlo y cuando tuvo la oportunidad tomó el teléfono, estuvo a punto de marcar cuando se dio cuenta que el cable había sido cortado, devolvió el teléfono a su sitio de golpe, sintiendo la desesperación, dio un salto del susto cuando vio a Daniel parado en la entrada de la cocina, jugueteando con una manzana en la mano, analizaba cada uno de sus movimientos y gestos con la mirada sin decir ni una sola palabra, parecía que estaba jugando con una víctima más.

El desvío la mirada, implorando dentro de sí mismo - lo siento…

- ¿Qué haces ahí? ¿No tienes nada más que hacer? - le increpó.

Moondai se alejó, y caminó con dirección al pasillo, sintiendo la mirada de su asesino en cada paso que daba. Se encerró nuevamente en su habitación, dando un suspiro, para distraerse y quitar toda la tensión del momento, se dedicó a practicar con la tabla de dardos magnéticos, estaba feliz de haber mejorado su puntería durante las últimas semanas, incluso Ya le había felicitado con una de sus tartas de limón que tanto le gustaban.

Suspiro al recordar aquel detalle, ella aún no había vuelto, empezó a tener un raro e inquietante apetito y ahora había un asesino en su casa ¿A dónde habrá ido? ¿Cuándo volverá? ¿Estará bien? La incertidumbre lo estaba matando, alzó la mirada encontrándose con la ventana, recordó haber salido por ahí anteriormente, no había sido uno de sus intentos de escape hasta ahora. Se asomó por el pasillo, verificando que no estuviera cerca, se acercó a la ventana analizando las cerraduras, no había nada fuera de lo normal, esto era demasiado fácil para ser verdad, sin embargo, la primera vez fue inexplicable, la segunda fue tal vez por piedad o simplemente a Daniel le parecía divertido jugar con sus esperanzas de escapar pero… ¿Cuánto más podría seguir burlando a la muerte? La duda hizo que renunciará a la idea de salir por la ventana.

De repente, Daniel apareció por la entrada de su cuarto, llamando su atención, entró y cerró la de golpe - yo no… - intentó defenderse aterrado al ver el hacha en su mano.

- la policía entró - anunció - ¿Que? - hablo con incredulidad, lo tomó de la muñeca y lo jaló al interior del clóset, encerrando a ambos - ¿Como entraron? Tú dijiste que no iban a entrar, además había un candado en…

- shhh

Ambos se quedaron en silencio y atentos a cualquier sonido, lo único que podían hacer era mirar a través de las ranuras. Cuando se escuchó pasos acercándose a la habitación, Daniel sacó su cuchillo, colocando todo el filo contra su cuello al mismo tiempo que con la otra mano le tapaba la boca, Moondai solo se mantuvo en silencio y sin mover ni un músculo.

Apareció un hombre trayendo una caja de cartón, aquella persona vestía de manera causal y no parecía haber entrado por razones policiales, revisó en los cajones, tomó algunas cosas y se fue, dejando a ambos confundidos, no salieron hasta que escucharon que cerraron la puerta principal - ¿los conoces? - preguntó Daniel saliendo del escondite con cuchillo en mano.

- no, parece que acaban de entrar a robar a la casa - se lamentó - pero creí ver un candado en la puerta…

Daniel camino hacia la entrada del cuarto mirando a lo largo del pasillo hacía la puerta principal- estaba roto, solamente lo coloque bien para que no vieras que estaba abierto, simplemente esa persona abrió la puerta y cayó - señaló, Moondai pudo corroborar cuando vio el candado en el suelo, incrédulo se acercó para mirarlo mejor y era verdad lo que había dicho, por más presión que pudiera, no podía quedarse cerrado, exhaló de rabia, había caído en una trampa.

- solo se llevaron algo de ropa y unos papeles - escuchó a Daniel hablar mientras cojeaba a su dirección - parece que vinieron a recoger algunas cosas - Moondai se fijó que las paredes del pasillo estaba vacío, todos los cuadros habían desaparecido, entró al cuarto de Yan descubriendo que el armario estaba vacío, al igual que los cajones y algunas vasijas, había quedado perplejo - hay algo que no me estés diciendo - Daniel habló alzando una ceja.

Moondai desvió la mirada al suelo, afligido, no pudo articular ni una sola palabra por segundos que parecían eternos, ya que le costó comprender lo que estaba pasando - esas personas eran los hijos de Yan, la anciana con quien vivía - mencionó en un tono bajo.

- ¿Qué no vivía contigo? parece que se están llevando sus cosas.

Moondai quiso decir algo, pero no pudo articular ni una sola palabra, le estaba costando asimilar lo que estaba pasando "¿eso significaba que Yan no iba a volver?" "¿por qué?" "¿Qué había hecho mal?" "¿que la llevó a cambiar de casa y no decirle nada o siquiera despedirse?" Daniel había notado el rostro devastado de Moondai, supo que algo no andaba bien, sin embargo, no dijo ni pensaba hacer algo, por lo que simplemente se dio la vuelta para retirarse a seguir en lo suyo, dejando a Moondai con ese sentimiento de abandono.