Sus pies se quedaron momentáneamente pegados al suelo.
Mientras ella miraba, la mujer le sonrió y caminó hacia el hombre y se paró frente a él. La sonrisa ingenua en su rostro le recordaba a él mucho a su madre en sus días de juventud.
Él estaba perdido en sus recuerdos y no le respondió de inmediato.
Song Enya sacó su celular, pero cuando él fue a tomarlo, ella juguetonamente hizo un gesto y lo escondió detrás de ella. Así era como ella salía bromear con él en su infancia.
―¡Hermano Mu, por favor, no te enojes conmigo!
Parecía un tanto aturdido y luego se quedó callado. ¡La ira dentro de él disminuyó un poco al ver su rostro sonriente que le recordaba tanto a su madre!
Sabía que su mirada helada indicaba su ira; por ello, extendió sus manos para aferrarse a sus hombros en modo caprichoso.
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