webnovel

Transportado a Danmachi

El protagonista es un Otaku hikkimori que empezaba a cambiar su vida para reintegrarse a la sociedad. Sin embargo de repente es transportado al mundo de Danmachi sin razón aparente. ¿Qué decisiones tomará?. ¿Cómo cambiará el destino de todos?. ¿Cómo cambiará su propio destino?.

Welshgales · Cómic
Sin suficientes valoraciones
17 Chs

Capítulo 11: Hecho pedazos.

De regreso en el sótano de la iglesia.

Hestia me mira inquisitivamente.

—No has dicho nada en todo el camino de regreso. ¿Hay algo que quieres preguntar Hestia?.

—¿Cuándo conociste a esa chica?.

Hestia se cruza de brazos con un refunfuño.

Al verla, una sonrisa se forma en mis labios.

Parece molesta, pero se ve terriblemente linda.

—¿Te refieres a la hermosa, atractiva y bien desarrollada chica de cabello dorado y ojos dorados?.

—Si, ¡Esa!. ¡Hmph!, parece que la conoces bastante bien.

La expresión de Hestia paso de los refunfuños, a los celos.

—Su nombre es Aiz Wallenstein.

—Entonces, ¿Por qué esa Wallenloquesea-kun sabía tu nombre?.

Hestia azota su pie enojada.

Se ve linda.

—Jejeje.

—¡¿De que te estás riendo?!.

—De nada, de nada. Es solo te ves realmente linda cuando estás enojada.

—No trates de desviar el tema, con tus palabras dulces. ¡Dime como conociste a esa Wallenloquesea-kun!.

—¿No lo dijo ella misma cuando estaba hablando con su <Familia>?. Un minotauro llegó al Piso 12 dónde estaba cazando, entonces ella me vio matarlo con tanta galantería que se enamoró perdidamente de mí, así que al salir del calabozo me pidió matrimonio desesperadamente. Es muy hermosa, así que al final termine aceptando sin siquiera pensarlo.

Hestia se me queda mirando con los ojos muy abiertos, totalmente sorprendida.

Un silencio incómodo se apodera de la habitación.

—Estoy bromeando, ¿Lo sabes verdad?.

—...Broma... Tú... ¿Mentiste?.

Hestia me mira como si viera algo imposible, algo que no debería existir.

El ambiente se torna extraño.

Esa reacción, no me gusta.

De acuerdo a lo que dijo Hestia, es evidente que ella no puede discernir la verdad o la mentira en mis palabras.

Y si ella como una Diosa, no puede, significa que ningún Dios puede.

De cualquier forma, eso no me importa ahora mismo.

—En realidad, Aiz Wallenstein me vio matar al minotauro, y después solo me habló para preguntar mi nombre. Eso es todo.

Esta vez le digo la verdad, pero me siento muy nervioso.

Hestia no me responde y solo sigue mirándome con esa expresión, como si fuera un desconocido.

—Hestia, ya no me mires así por favor... acaso, ¿ya no confías en mi porque descubriste que puedo mentirte?.

—Yo...

La duda aparece en la mirada de Hestia y baja la cabeza.

El silencio se apodera del lugar.

La conozco lo suficientemente bien para saber lo que siente ahora mismo.

Ella... ya no confía en mí.

—Hestia.

—...

La llamo por su nombre, pero no me responde, como si mis palabras ya no significaran nada.

—Hestia. Sabes, la cita de hoy, fue mi primera cita. Estaba muy nervioso, tanto que no sabía muy bien que hacer o decir. Pero tú hiciste un plan para nosotros, paseamos y nos divertimos. Me mostraste tantas cosas nuevas, eso me hizo muy feliz, tanto que ni siquiera yo mismo sabía que podía ser tan feliz.

Incluso habiendo dicho todo eso, Hestia no me responde en lo más mínimo, negándose incluso a mirarme.

—Hestia... por favor di algo, lo que sea. No me importa si me insultas, pero no te quedes callada.

Extiendo mi mano para tocar su hombro, pero ella se aparta.

¿Por qué?.

¿Acaso ahora soy tan repulsivo?.

—Hestia...

Llamó a su nombre, pero no me responde.

¿Por qué no dices nada?.

¿Por qué ni siquiera volteas a mirarme?.

¿Es tan malo ser capaz de mentir?.

Me duele.

Es doloroso.

Es como si una espada se clavara en mi corazón.

Las lágrimas amenazan con formarse en mis ojos, pero aprieto mi mandíbula con fuerza.

¡No!.

¡No lloraré!.

¡Los hombres no lloran!.

¡Me repito eso una y otra vez!.

Frunzo el ceño con fuerza para alejar las lágrimas, pero no me funciona muy bien.

Mi voz se vuelve ligeramente temblorosa.

—Hestia... yo te amo, realmente te amo... lo sabes, ¿Verdad?.

Extiendo mis dos manos para abrazarla, Pero ella retrocede dos pasos agresivamente, sin siquiera mirarme.

¿Por qué?.

¿Por qué haces esto?.

No lo entiendo.

—Hestia...

Hestia no responde.

¿Ni siquiera quieres hablarme ahora?.

El silencio reina en el lugar.

Puedo ver como Hestia aprieta sus puños con todas sus fuerzas.

Puedo sentir su ira en el aire.

¿Tan enojada estás conmigo?.

¿Tanto me odias?.

Yo... yo...

—Yo no puedo seguir así, no quiero... quizás lo mejor sea que me vaya.

Hestia se mantiene con la cabeza baja sin decir nada.

Ya veo... ella no piensa detenerme.

Le doy la espalda y cierro los ojos con tristeza.

Si es lo que ella ha decidido no hay nada que pueda hacer, no puedo forzarla a amarme.

—Diosa Hestia. Le dejaré todo lo que he conseguido hasta ahora, así que por favor libéreme de su <Familia>.

Esto es lo correcto, debo dejarle lo más que pueda para que no tenga ningún inconveniente hasta que consiga un nuevo miembro para su <Familia>.

Hay unos momentos de silencio.

Pero ella finalmente levanta mi camisa para llegar a mi falna.

Parece que realmente está dispuesta a dejarme ir.

Aunque ya lo sabía, una parte de mí aún tenía esperanzas de que ella no lo hiciera.

Hestia deja caer una gota de su sangre en mi espalda, y siento como la fuerza en mi cuerpo se desvanece en un segundo.

Mi <Estado> ahora está en estado de conversión.

Ya no pertenezco a la <Familia Hestia>.

—Gracias Diosa Hestia.

Le agradecí sinceramente, pero al mismo tiempo sentía como mi corazón se hacía pedazos.

Subí tranquilamente las escaleras del sótano y salí de la iglesia tratando de mantener la compostura.

Pero ya afuera de la iglesia, en el silencio de la noche. No pude contenerlo más y mis lágrimas comenzaron a fluir en silencio.

Hestia te amo.

----------------------------------------------------------------

En medio de la noche camine, sin rumbo fijo hacia cualquier lugar, como un zombie.

—Jajajaja.

Me rio con entre lágrimas de tristeza.

—¡Puedo ir a donde quiera!, ¿No es genial?. ¡Estoy solo!. Jajaja

¿A quien le importa a donde vaya?.

No tengo a nadie en este PÚTRIDO mundo.

¡Absolutamente a NADIE!.

—Jajajaja.

Me rio, mientras las lágrimas cae por mis mejillas.

Quizás debería entrar al calabozo por un rato.

-----------------------------------------------------------------

Después de Alejandro Garfos saliera de la iglesia.

Esto es lo mejor.

Debo alejarme de Alejandro-kun.

Ya no puedo confiar en Alejandro-kun, él es como los Dioses.

Tiene la capacidad de mentirme y engañarme.

Cualquier cosa que me diga puede ser mentira.

Tal vez ha estado mintiéndome todo este tiempo. Burlándose de mí.

Yo no quiero a alguien así, es por eso siempre rechacé hablar con los Dioses en el cielo.

Así es como soy yo.

Así es como debería ser.

Los Dioses jamás cambiamos a diferencia de los niños del mundo inferior.

Los Dioses somos eternos e inalterables.

Permanecemos iguales por la eternidad.

Entonces...

Entonces, ¿Por qué las lágrimas fluyen de mis ojos?.

¿Por qué estoy llorando?.

¿Por qué me duele?.

Alejandro-kun se esta yendo.

Quizás él ya no quiera volver a verme nunca.

Quizás ya no quiera hablarme nunca más.

Yo...

Yo no quiero eso.

¡No quiero eso!.

¡Tengo que detenerlo!.

Corro para alcanzarlo.

¡No puedes!.

¡No puedes irte Alejandro-kun!.

¡Te amo!.

¡Por favor, no me dejes sola!.

—¡Alejandro-kun, no te vayas!.

Grito desesperada.

Sin embargo, al salir de la iglesia no se ve ni un rastro de Alejandro-kun.

¿Qué hice?

¿Dónde estás Alejandro-kun?.

¿Dónde buscarlo?.

No sé a donde fue.

—¡Lo siento!, ¡Lo siento!, ¡Alejandro-kun, por favor vuelve!. ¡No te vayas!.

Entre llantos y lágrimas caigo de rodillas, y solo puedo gritar esperando que él me escuché en algún lugar.

Pero Alejandro-kun no volvió a casa esa noche, y yo me quede sentada fuera de la iglesia.

...

Al día siguiente permanecí sentada en la entrada de la iglesia, sin moverme, sin dormir y sin comer, esperando que Alejandro-kun regresara, pero no volvió durante toda la mañana.

Al atardecer la figura de alguien se acercaba en esta dirección, por segundo me emocioné pensando que era él.

Pero resultó ser la Asesora del gremio.

—Diosa Hestia, vengo a usted porque no sé con quien más acudir.

—No me importa, estoy esperando a Alejandro-kun.

—Es sobre Alejandro. Ayer en la noche... él... él entró al calabozo con su falna sellado.

¡¿Qué?!.

No, no, no, no.

Alejandro-kun no haría eso, él es muy inteligente.

¡Él me lo prometió!.

¡Él jamás jugaría con su vida!.

Entonces el recuerdo de sus palabras vuelve a mi mente.

—"Yo jamás haría algo tan demencial como jugar con mi vida, después de todo, tengo a ti esperando mi regreso. Te lo prometo".

"Después de todo, te tengo a ti esperando mi regreso".

Sus palabras resuenan en mi cabeza.

Él... ya no me tiene esperando su regreso.

Esos pensamientos me envían a una espiral de desesperación.

¡No!.

¡Él no puede estar muerto!.

Las lágrimas comienzan a fluir nuevamente por mis ojos.

—Diosa Hestia. Alejandro aún esta vivo.

—¡¿Qué dijiste?!, ¡¿Está vivo?!.

Esa noticia fue como un balde de agua fría que me despertó.

—Si, Diosa Hestia. Un aventurero de la <Familia Miach> lo encontró y lo llevo a su sede, pero no pueden salvarlo, su cuerpo con falna sellado es muy débil, el Dios Miach le dijo que solo reactivando su falna tendría la fuerza para sobrevivir, pero Alejandro se niega a unirse a la <Familia Miach>, él no tiene voluntad de vivir.

Me pongo de pie enérgicamente.

—Rápido Asesora-kun, no hay tiempo que perder, vámonos antes de que sea demasiado tarde.

Me adelantó rápidamente hacia la sede de Miach.

Esta vez no te dejaré ir Alejandro-kun.

------------------------------------------------------------------

Sede de la <Familia Miach>.

En una habitación estaba Alejandro acostado en la cama con la mayor parte del cuerpo envuelto en vendajes.

Sin embargo, faltaba su mano derecha.

Sus párpados temblaron un poco y abrió los ojos.

...

Un techo que no conozco.

Me duele todo el cuerpo y no tengo fuerzas para moverme.

—Así que... todavía sigo vivo.

No puede evitar hablar con ira.

—Deberías agradecerle a mi compañero, él fue quien te salvo.

—...¿Huh?, Naaza de la <Familia Miach>... te recuerdo... una vez te compre un par de pociones... me estafaste con el precio.

—Yo también te recuerdo, eres Alejandro de la <Familia Hestia>.

—No, ya no. ...tú compañero es un idiota... ¿no es obvio que... busco morir si entro al... calabozo con el falna sellado?.

Cada vez me cuesta más trabajo respirar.

—No deberías gastar más tu aliento o morirás más rápido. Miach-sama ha gastado demasiadas posiciones en ti, como para que mueras por capricho.

—... ah, si... .

Justo cuando estaba apunto de lanzar una rabieta para morir más rápido, la puerta se abre y el Dios Miach entra en la habitación.

—Al fin despiertas Alejandro, ¿Como te encuentras?.

—¡Enojado!... ¡¿Por qué me salvaron?!... ¡¿Qué buscan de mi?!.

—El miembro de mi <Familia> te salvo porque eras un conocido, solo eso. Nadie quiere nada de ti.

—Eso... ya lo sé... ¿por qué crees... que entre al calabozo... en mi estado?.

—Veo que estás sufriendo. Naaza dale otra poción, esta vez que sea una oral.

Naaza saca una poción y se acerca a mí.

—¡Ni... se te ocurra... no voy a... troggghg!.

*Glup Glup*

Naaza me aprieta la nariz y me obliga a tragar la poción.

La poción se esparce por mi estómago con una sensación cálida y puedo volver a respirar con normalidad.

Mi ceño se frunce de ira.

—¿Cuál es su objetivo?, ¿Por qué siguen haciendo esto?.

—Ya te lo dije Alejandro, no queremos nada, solo queremos salvarte la vida. La poción que bebiste solo te hará sentir mejor por un tiempo, pero el daño interno es demasiado grave para el cuerpo de una persona sin el poder del <Estado>. La única forma de salvarte, es que te unas a otra <Familia> y reactives tu falna, de otra forma no tendrás la fuerza necesaria para sobrevivir, aún con la ayuda de las pociones.

—Me niego, jamás me uniré a otra <Familia>. Ahora déjenme morir en paz.

Empiezo a sacudir mi cuerpo con la esperanza de caer de la cama y morir más rápido.

—Naaza ponlo a dormir.

El Dios Miach ordena.

—¡Tú, no te atrevas a acercarte más!.

Naaza vacía un poco de polvo gris en un pañuelo y me lo restriega en la nariz.

Aguanto la respiración para no inhalar ese polvo gris.

Naaza solo me mira aguantar la respiración y hace una sonrisa burlona.

¡¿Te estás burlando de mi?!.

—¡Maldita mujer perr...!.

Inhale ese polvo y mi conciencia se debilita rápidamente.

Caí inconsciente otra vez.

------------------------------------------------------------------

Horas después.

Nuevamente abro los ojos.

Pero todo parece borroso y difuso.

¿Qué hago aquí?.

¿Dónde estoy?.

¿Qué es este lugar?.

Muevo mi cabeza y siento que me mareo bastante como si estuviera viendo a través de agua en movimiento.

Entonces, noto la pequeña figura de una mujer que llora en mi pecho.

—¿Hestia?.

—¡Despertaste Alejandro-kun!.

Hestia me voltea a ver con lágrimas en sus ojos.

—¿Por qué estás llorando?. No me gusta que llores, quiero verte feliz.

—¡Rápido, Alejandro-kun!. ¡Únete a la <Familia> de Miach!.

—¡No quiero!.

—¡¿Por qué?!, ¡Si no te unes vas a morir!.

—No me importa, yo solo seré miembro de la <Familia Hestia> en mi vida.

—Tonto, ya no eres miembro de mi <Familia>.

—No importa, la <Familia Hestia> es la única para mí, incluso si me odias todavía te amo.

—¡Tonto!, ¡Gran tonto!. Yo jamás podría odiarte, yo te amo.

—¿Me amas?, ¿En serio?, ¿Ya no me odias?, ¿Me perdonaste?.

—Ya no hagas tantas preguntas, y únete a la <Familia Miach> antes de sea demasiado tarde.

—¡No quiero!... Mejor te doy un beso... ¿Eh?, No tengo fuerzas para moverme, que extraño... Hestia dame un beso.

—No, no te daré ningún beso si no te unes a la <Familia Miach>.

—¡No quiero!... Mejor me vuelvo a unir a la <Familia Hestia>.

—No se puede, después de que sales de una <Familia> no puedes volver a esa <Familia> hasta después de un año. ¡Tienes que unirte a la <Familia Miach>!.

—¡No quiero!... ah, ya sé... Hestia ven, te voy a decir un secreto.

—¿Un secreto?.

Hestia se acerca curiosa a mi cara.

—Te amo, dame un beso.

Estiro mis labios para recibir un beso.

Hestia se aparta refunfuñando con los brazos cruzados.

—¡Ya te dije que nada de besos hasta que te unas a la <Familia Miach>!.

—Hestia ven otra vez, esta vez si te voy a decir el secreto real.

—¿En serio?.

Hestia baja los brazos y me mira con cautela.

—Si, si. Es verdad verdadera.

Hestia se me vuelve acercar a mi cara.

—Te amo mucho, dame un beso y un abrazo.

—¡Alejandro-kun!, ¡Estoy hablando enserio!.

—Yo también... bueno ven, ahora si te voy decir mi mayor secreto, pero si lo escuchas te convertirás en mi esposa para siempre.

—¡¿Qué clase de trato es ese?!.

—¿No quieres ser mi esposa?, ¿No me amas?.

Lo digo con una voz triste.

—Te amo, te amo, seré tú esposa.

—¡Ya lo dijiste!, serás mi esposa aunque después tenga otras esposas.

—Espera, yo jamás dije...

—Escucha. Mi mayor secreto es que no soy un humano normal. Vengo de otro planeta, era un soldado de élite, un Spartan que combatía contra el Covenant. ¡Soy un extraterrestre!. Así que a lo mejor me puedes volver a integrar en la <Familia Hestia> sin esperar un año.

—Eso... ¿No eres un humano de este mundo?.

—¡Rápido Hestia!. Ahora eres mi esposa, sino te das prisa te quedarás viuda y virgen para siempre.

—¡No lo digas de esa manera!.

Hestia me da vuelta y comienza el proceso de reincorporación a la <Familia Hestia>.

La sensación cálida se extiende por mi cuerpo y mi fuerza regresa.

Finalmente la niebla borrosa se aclara en mi cabeza.