—¿A dónde nos dirigimos? —La voz de Darcy mostró un indicio de confusión mientras dirigía su mirada a Efraín.
—A mi estado —respondió él con suavidad.
Frunció el ceño—. Pero mi padre... sigue aquí.
Una sonrisa críptica bailó en los labios de Efraín—. Ya he tenido una palabra con tu padre. Estuvo de acuerdo en que podrías pasar algún tiempo lejos conmigo.
—Oh… —antes de que pudiera pronunciar otra palabra, Efraín se transformó.
Su forma cambiada, reveló una majestuosa bestia gris con un pelaje que brillaba como plata fundida. Los recuerdos volvieron a ella de aquel día fatídico cuando el miedo la había consumido, su corazón latía con fuerza mientras corría, escapando de los dragones. Estaba segura de que la atraparían, la castigarían por intentar huir.
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