—Malachi se despertó, su cuerpo entero le dolía. Al moverse, el dolor le apuñaló en el costado del estómago. Podía sentir la venda alrededor de su cintura y miró a su alrededor con los párpados pesados.
—Ravina estaba sentada cerca de la ventana, mirando hacia la noche. Parecía perdida en sus pensamientos. Malachi la observaba en silencio, sintiendo su garganta y labios secos. Como si notara que estaba despierto, ella giró hacia él, sus ojos azules lucían cansados y muertos.
—Estás despierto —dijo como si fuera un hecho. Se levantó y caminó alrededor de la cama y él la siguió con la mirada mientras se paraba a su lado—. ¿Cómo te sientes?
—¿Por qué estaba él aquí solo con ella?
—Abrió los labios secos para hablar —¿Por qué estás aquí? —Su voz sonó ronca.
—Para cuidarte. Déjame traerte un poco de agua —dijo y sin esperar su respuesta, lo dejó.
—Malachi se obligó a incorporarse, luego miró la venda que tenía alrededor de su cintura. ¿Cuidando de él? ¿Qué estaba pasando?
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