—¿Por qué Nandi dice que estamos prisioneros aquí? Nana, ¿vas a utilizarnos a nosotros y a los niños para tus experimentos? —Preguntó Friya mientras la identidad de su anfitrión se volvía más clara por momentos.
Su mente se negaba a creer que el protagonista de un cuento de hadas de advertencia pudiera ser real, pero cuanto más escuchaba, más sentido tenían las leyendas.
—En absoluto. —Nana negó con la cabeza.
—Eres libre de irte cuando quieras. No moveré un dedo para dañarte, pero me temo que los que te esperan afuera no serán tan amables. Te estoy ofreciendo una elección.
—Quédate aquí conmigo y ayúdame con mis investigaciones. No solo salvaré vuestras vidas, sino que también os daré un poder más allá de vuestros sueños más salvajes. O pueden dejar estas cuevas y morir como perros a manos de aquellos a quienes consideraban aliados.
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