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Capítulo 59 - Continente del cielo

Ambas familias llegaron al continente del cielo a través de los antiguos círculos de transferencias creados en épocas anteriores. Se instalaron al lado de un lago de poca profundidad y acamparon. Este paraje de árboles y pasto, era uno de los lugares seguros que había revisado Kain con anterioridad. Así que en este momento, el mayor peligro que tenían las dos familias, eran las tres pequeñas revoltosas que estaban locas por explorar los alrededores. Con Sakura a la cabeza e Ibania y Silvia siguiéndola, fue un grande el jaleo. Al final, se acordó que las tres niñas deberían andar por lo menos con dos adultos en todo momento.

Por otro lado, los tres grandes se vieron reducidos a un nivel de casi esclavitud. Sus madres los habían convertido en expertos mayordomos. "Trae leña" "junta agua" "limpia las hojas de los árboles" y así sucesivamente. Por otro lado, Perugius podría haber sido el Dragón Blindado y todas esas cosas, pero no se salvó. Ahora que habían abandonado el castillo Triturador del Caos, había perdido toda su autoridad y Sylvaril había ganado otra. Como era respaldada por sus colegas, ahora Perugius estaba juntando agua y leña para la noche. Kain por su parte fue el más hábil y supo escapar en el momento perfecto. No obstante, tuvo que comprometerse a traer algo realmente increíble, de lo contrario, el día de mañana no sería perdonado y tendría que hacer todos los deberes él solo.

Una vez que terminaron de instalar las carpas y colocar una gran mesa, todo el mundo se dedicó a pasear por los alrededores. Los tres grandes se vieron lanzados a un estado casi primitivo. Su sangre joven les pedía escalar los grandes álamos que rodeaban el lago. Desde las copas de los árboles, se gritaban el uno al otro cuando veían algo a la distancia. Desde veinte metros de altura, podían ver otros lagos a lo lejos, con figuras entre felinas con cola de reptiles. Según les había dicho su padre, a la mayoría de los animales no les gustaba salir de su hábitat, así que a menos que ellos fueran a molestarlos, no los atacarían. No obstante, hubo un momento en que los tres grandes casi se caen de los árboles. A lo lejos se escuchó un rugido furioso y una cosa gigante corriendo a toda carrera. Se notaba demasiado su avance, ya que sus pisadas eran poderosas y los árboles a los lados se doblaban o se rompían. La criatura era tan poderosa que a través del tronco de los álamos, podían sentir las vibraciones de la tierra. Así siguió el griterío durante media hora hasta que por fin ceso. Solo se escuchó un estruendo, como si la bestia se desmayara y dejara de moverse. Los tres grande se miraron sabiendo que es lo que querían hacer. Así que se bajaron de los árboles como si fueran verdaderos monos y se dispusieron a ir a investigar. No obstante, en ese momento fueron atajados por Maaya y Reida. No tenían ninguna oportunidad contra una emperadora de la espada y la anterior Dios del Agua. Así que solo pudieron suspirar y volver a los árboles para seguir mirando los alrededores.

Media hora después los tres grandes vieron a su padre a lo lejos, venía desde la otra orilla del lago. Su pelo blanco resaltaba entre el pasto y los árboles. Llevaba algo cobijado entre sus brazos. Era pequeño, como una sus hermanas. Así que curioso como ellos solos, los tres grandes una vez más bajaron del árbol con la sagacidad de un mono. Una vez más los detuvieron Rieda y Maaya, pero ellos se excusaron que solo iban a ver a su padre. Así que les dieron permiso para moverse, pero si se iban mucho más allá del círculo de álamos, serían traídos de vuelta. Los tres grandes aceptaron y caminaron bordeando el lago. A medio camino se toparon con su padre y este último les mostro una gran sonrisa, acompañado de una gran sorpresa.

-Papá- dijo Kain Jr con ojos asombrados y apuntando a la criatura que llevaba su padre en los brazos -¿Qué es eso?- . Después se acercó acompañado de sus dos hermanos y miró a la pequeña criatura durmiente. Era peluda como un perro lanudo, pero en sus patas delanteras tenían plumas por todo el borde del interno. Salían desde las axilas hasta llegar a las patas. Por otro lado, su cabeza tenía la apariencia de un búho. En estos momentos la pequeña criatura dormía y se veía adorable, como si fuera una bola de pelos.

-Es un búho-oso, o al menos yo le digo así- dijo Kain acercando el animal a sus hijos. Ellos por su parte le acariciaron el suave pelaje y las plumas de los brazos. Querían tomarlo, pero Kain les dijo que no lo hicieran. Adquirirían el aroma del animalito y después cuando su madre se despierte, los buscaría, y eso no sería para nada agradable. En el camino al campamento les fue diciendo como lo hizo. Kain le había dado un poderoso sedante a la madre del búho-oso y espero que le hiciera efecto. No obstante, tuvo que jugar durante un buen rato con la bestia. De ahí que los tres grandes entendieron que habían escuchado ese poderoso estruendo en el bosque y cuando cayo dormida la madre, todo se calmó.

Cuando Kain llego al campamento, atrajo la atención de todas las madres y de sus hijos. No solo los niños y niñas estaban vueltos locos por las criaturas. También las madres, que lo encontraban demasiado adorable. Todos lo pudieron tocar y los más pequeños querían llevárselo para la casa. Pero Kain les dijo que no era posible, les puso el ejemplo de separarse con su madre y ahí no les pareció tan buena idea llevarlo para sus casas. Tanto Perugius y Kain transpiraron sudor frio cuando acoro todos pedían uno como mascota. Si fueran pequeños no sería un problema, pero estas cosas crecían tan grandes como una casa. ¿Dónde la iban a mantener?. No obstante, zafaron del asunto. Una hora más tarde, Kain llevo a la criatura aun dormida, con su madre. La cual, también debería estar dormida. Desapareció en el bosque dejando atrás un montón de corazones rotos. Todos los niños y niñas lloraban de pena, pero entendieron que sería feo apartar al buho-oso de su madre.

-o-

La noche de ese día fue larga, tanto para los niños como para los adultos, ya que salieron a mirar el lago cuando el sol se ocultó. Habían un cielo estrellado hermoso, pero más bello aun, era la danza de las luciérnagas sobre el lago. Todos los niños estaban fascinados aunque varias de sus madres eran fervientes detractores, las luciérnagas eran insectos. Sin embargo, a pesar de todo, todos miraron el espectáculo en familia. Estuvieron una hora sentados sobre frazadas mirando como se movían las luciérnagas, hasta que los más pequeños empezaron a cabecear y se decidió que la función se terminó. Los tres grandes se quedaron mirando, ya que eran los mayores. Por otro lado, Perugius y Kain los acompañaron mientras bebían un poco de vino y conversaban de cosas del recuerdo. Como a eso de las dos de la mañana, solo quedaban Kain y Perugius. Un poco colorados de tanto beber pero aun en forma.

-Así que fue una maquina la provoco ese gran agujero en el océano- dijo Kain empinando ahora una botella de vino. Las sutilezas de las copas se habían ido hace una hora, cuando los tres grandes se habían ido a dormir.

-Así fue- contesto Perugius tomando un largo trago de vino de su propia botella -en esa época estábamos contra las cuerdas. Ese tipo Laplace tenía un sinfín de artilugios y tácticas. Por otro lado, Yo estaba un poco en contra, pero al final permití que nos ayudara un demonio que lo traiciono. Se llama, se llamaba, Riujerd, sí, Riujerd. Veras, casi se extingue su tribu por uno de los juguetes que le gustaba crear a Laplace. Así que ahora quería vengarse. Entre Urupen y yo acorralamos a Laplace en esa época y con su habilidad, Riujerd lo logro cegar. No obstante, ese tipo siguió peleando con su magia. Me llegaba a dar rabia, parecía que no se le acababa nunca-

-¿En serio?- le pregunto Kain

-Sí, hombre. Era una cosa espantosa, ni con las dos puertas del dragón lo podíamos detener. El hecho es que una vez que nuestro aliados sabotearon la máquina de Laplace, nosotros lo incapacitamos y dejamos que explotara con su creación. Íbamos bastante lejos en mi castillo cuando la maquina exploto. Sin embargo, igual sufrimos el choque de la explosión. El castillo salió a la mierda y quedo en muy mal estado. Con el tiempo lo pudimos reparar, pero solo para volar. Me ayudaste mucho apareciendo- dijo Perugius ofreciéndole a Kain un brindis con su botella. Kain hizo chocar la suya con la Perugius y este último continuo -hubieras visto la monstruosidad que había hecho ese tipo. Me molesta admitirlo pero el conocimiento que manejaba ese tipo estaba a otro nivel. La máquina era tan grande como un castillo, pero con enormes patas de araña. Podía surcar montañas y atravesar ríos y lagos como si nada. Puede que si en esa época no lo detenemos. En este momento la historia diría que nosotros éramos insensatos y él era una especie de mesías-

Hubo un prolongado silencio que duro entre tres y cuatro largos tragos. Después de un rato, se escucharon pequeño pasitos y un angelito salió de una carpa. Parecía que sus pequeñas alas bancas como la nieve resplandecían en la oscuridad. Ella andaba con una largo pijama amarillo y sus pies descalzos. Entre dormida y pasándose la mano por los ojos, Silvia estiro sus brazos a Perugius y este último soltó una risita y la acostó en su regazo. Perugius le limpió los pequeños pies que tenían tierra por andar descalzos y la abrazo con suavidad. Al rato salió Sylvaril.

-Lo siento, querido, estaba durmiendo- dijo Sylvaril en un pijama blanco, que no era muy diferente de su toga usual.

-No hay problema- dijo Perugius en un tono suave, contemplando las pequeñas facciones de Silvia. Se paro del suelo y le dijo a Kain -mañana es otro día-

Kain levanto su botella y con un sonrisa le dijo -mañana es otro día-

De esta manera Perugius se fue a acostar acompañado de las dos chicas más especiales en su vida. Kain se quedó mirando otro tanto hasta que salió Lilia de una de las carpas.

-Ven Kain- dijo Lilia -también debes descansar-

-Sí, también lo creo- dijo Kain levantándose del suelo. Termino lo que quedaba de la botella y la guardo en su anillo. Después abrazo a Lilia por las caderas y juntos caminaron devuelta a la tienda de campaña.