Observé a Ravenna, quien me lanzaba una desagradable mirada. No había oído hablar de ella antes, pero sí parecía una princesa. La pequeña tiara plateada con brillantes piedras rosadas que estaba apoyada en su cabello rubio lo confirmaba. Su rostro perfectamente formado habría hecho que Rissa se pusiera muy celosa. Ravenna era hermosa y ella lo sabía, porque toda su postura desprendía confianza. No puedo decir lo mismo de mí, sin embargo.
Ravenna soltó una risa que me sacó de mis pensamientos. —¿No me digas que Ivan trajo a casa a una muda? —me miró con desprecio en su rostro.
—Soy Arianne. —me presenté fijándome en ella.
—Arianne —Ravenna pronunció mi nombre evaluándome con esos fríos ojos azules suyos—, bueno, Arianne, ¿es que nadie te enseñó modales? ¡Debes inclinarte en presencia de la realeza! —Ravenna me dijo firmemente.
¡Ah, cierto! ¡Reales! Levanté mi falda e hice una pequeña reverencia. A Ravenna pareció complacerle un poco, ya que me dio una sola asentida.
Apoya a tus autores y traductores favoritos en webnovel.com