webnovel

Capítulo 17 Epílogo

Capítulo 17 Epílogo

Xión despertó treinta y ocho años después, abriendo los ojos

y mirando su puente desde donde estaba sentado en su trono. Frente a él había

dos mujeres que llevaban vestidos de luz. Eran seres de energía y parecían

familiares de la historia original.

—Has jugado un juego peligroso —dijo una de las mujeres.

Ambas eran morenas de estatura promedio.

Xión recordó que uno de sus nombres era Oma Desala, y a la

otra solo la recordaba por el sobrenombre que le dio Merlín, Morgana.

—¿Qué reglas he roto? —preguntó Xión.

—De alguna forma, conocías el futuro —dijo Morgana.

—Interesante, pero los viajes en el tiempo no están

prohibidos —replicó Xión. Si fuera así, habrían matado a Janus, que había

construido máquinas del tiempo por todos lados, de las cuales le fue difícil

deshacerse.

—Nunca viajaste en el tiempo, eres un ser de un plano

superior y no perteneces a este mundo. Tu llegada a este lugar ya violó las

leyes naturales —acusó Morgana.

—El vacío que separa a los universos es vasto, y solo los

seres más aberrantes de los universos se atreven a cruzarlos. ¿Por qué

arriesgarías tu vida de esa manera? —preguntó Oma Desala.

Xión conocía esos riesgos y, en efecto, solo un dios loco

cruzaría los límites a otro universo, perdiendo todo su poder. Y si lo

identificaban como una amenaza allí, sería asesinado con facilidad sin poder

oponer resistencia. Por eso suponía que los dioses de otros universos no

cruzaban sus dominios. Él mismo había evitado ir al universo de Star Trek,

porque allí estaban los Q, que no dudarían en matarlo.

—Busco un camino a casa —dijo Xión.

—¿Y por eso has interferido en este universo? —preguntó

Morgana.

—No lo habría hecho si ustedes no me lo hubieran permitido.

Bien podían preguntarme lo que quería —dijo Xión.

—¿Cuáles son tus planes ahora? —preguntó Morgana. Su tono era

neutral, pero su pregunta implicaba una amenaza.

—¿No permitirán que toque a los Ori? —preguntó Xión.

—Los Ori no pueden oponer resistencia a tu poder actual, pero

no son los únicos ascendidos en este universo —advirtió Morgana. Eso

significaba que todos se le echarían encima si usaba su poder divino contra los

Ori.

—Como quieran, entonces será un mortal de este universo quien

se ocupará de ellos —dijo Xión y sonrió ante la fingida conmoción de Morgana.

Oma Desala suspiró ante su hipocresía.

—Cuando entraste a esa dimensión y llevaste al mortal llamado

Ma’chello contigo… —Oma Desala no dijo más.

—Supuse que no me dejarían actuar contra los Ori —dijo Xión.

Oma Desala miró a Morgana. Era evidente que ella también

imaginó que sabía de los Ori antes de entrar a esa dimensión y había hecho

planes, por lo que prácticamente le estaba diciendo que mandara a otras

personas a encargarse de los Ori.

—Así que les interesa que me quede en este mundo —dijo Xión.

Como estas dos estaban aquí y todavía no le decían que se marchara, era

evidente que querían que se quedara.

—Estamos dispuestos a darte una oportunidad, si te interesa

—propuso Morgana.

Estos tipos querían aprovechar su poder para hacerse más

fuertes. Xión supuso que los dioses que solían invadir otros universos no eran

criaturas muy sociables. Pero Xión no se opondría a ello, porque quería

quedarse en este universo y ampliar su radio de búsqueda hacia su propio mundo.

—Bien, busco mi propio universo y planeo usar este universo

para ampliar mi radio de búsqueda —explicó Xión. Morgana frunció el ceño. Xión

levantó una ceja para que explicara.

—Los universos que puedes ver son aquellos que resuenan con

tus propias habilidades, conocimientos y poder, además del universo en el que

te encuentras —explicó Morgana—. En este momento, aunque vuelvas a tu mundo,

los universos que puedes ver deberían haber aumentado. —explicó Morgana. Ella

no preguntó cuál era su universo original, y Xión tampoco pensaba decírselo a

nadie. Xión apretó los dientes.

Eso significaba que si no veía su mundo de origen al

construir su artefacto sensor, solo podría seguir explorando otros mundos y

acumulando habilidades, conocimientos y territorios.

Xión no pensaba rendirse por eso. Él era un dios, no era como

si fuera a morir de un momento a otro. Aunque si lo que había obtenido no era

suficiente para ver su mundo de origen, tendría que hacer planes adicionales,

porque necesitaba otra forma de dividir su alma sin dividir su poder.

—Gracias por la información, lo tendré en cuenta —dijo Xión

porque, de momento, no pensaba compartir nada con estos tipos. En su antigua

vida, él había aprendido a no pagar nada por adelantado.

Xión miró significativamente a las dos mujeres porque lo que

seguía era adaptar sus habilidades y poderes, y no las quería allí. Las mujeres

se despidieron con un asentimiento y él quedó solo.

Por si acaso, él buscó por todos lados en la Titán y luego se

movió a una dimensión propia para alejarse de los ojos de cualquier ascendido.

Una vez estuvo solo, los ojos de Xión se volvieron negros,

con círculos plateados y la pupila y el iris blancos fluorescentes. Su cuerpo

divino había vuelto, y era como ninguna otra cosa en este universo, con

regeneración instantánea, energía casi ilimitada y todas sus habilidades

divinas.

Aun así, él no podía compararse a un ascendido, ya que sus

habilidades de manipulación de la realidad eran muy superiores al poder de su

jutsu de creación de todas las cosas.

Sin embargo, los ascendidos querían su poder divino, y eso no

era por nada.

Xión se levantó de su trono y su cuerpo se fundió con la

Titán, mientras sus células divinas la asimilaban junto con su pequeña alma.

Dos horas después, la Titán, de diez kilómetros y con miles

de millones de toneladas en recursos, ya sea biomasa o recursos minerales, se

convirtió en él mismo, un hombre de 1.90 m, con los ojos definitivos, un cuerpo

atlético, cabello lacio y dorado, y un aspecto casual con franela, jeans y

zapatos deportivos. Finalmente, sus ojos se volvieron azules y Xión salió de

esa dimensión que había creado, para volver al espacio entre galaxias.

Cuando apareció, se produjo una turbulencia en las ondas

espaciales que se extendió por cientos de miles de años luz, cambiando incluso

la partícula de materia más pequeña en energía. Xión cerró los ojos por unos

segundos y luego los abrió. Al hacerlo, la turbulencia desapareció y ni

siquiera el sensor más avanzado podría detectar su presencia.

Xión activó el Rinnegan y Jack O’Neill, junto con un niño que

era su hijo, apareció frente a él. Xión le había cedido todos sus recuerdos de

su vida desde que ocupó su cuerpo hasta que llegó a Atlantis. Para compensar

esa parte, incluyó un informe con una breve descripción de lo que había hecho

allí, lo mismo que sabían en el SG1.

—¿Te parece que tu compensación es justa? —preguntó Xión

mientras O’Neill abrazaba a su hijo, que permanecía inconsciente.

—Aún recuerdo cómo asimilaste mi alma —dijo mirando el vacío

del espacio, como si dudara de sus propios ojos.

—Poderes ultramegacosmicos —dijo Xión con una sonrisa,

explicando su situación y por qué podía estar de pie en el espacio profundo sin

morir. Jack hizo una mueca—. En cuanto a tu muerte a manos mías, no quería que

dudaras de tu regreso a la vida, así que no he borrado ese recuerdo de tu mente,

aunque lo hice de la mente de tu hijo —explicó Xión.

—Eso es de agradecer —dijo O’Neill mirando a su hijo. Luego

lo miró a él a los ojos—. Gracias —dijo con dificultad. Xión asintió, pensando

en su propia familia y sintiendo algo de envidia.

—Te enviaré a tu casa, he dejado algunos regalos por allí. No

olvides contactar con el SG1. Como ocupé tu lugar, no es necesario que vuelvas

al servicio, pero no olvides contactar con el general Hammond e informarle de

tu regreso, porque llevo diez años de retraso con esta promesa. Cuando la hice,

no había pensado en la creación de un imperio —dijo Xión con un suspiro.

—Más vale tarde que nunca —dijo O’Neill.

—Oye, no te he quitado tiempo. Con las cosas que te dejé en

la Tierra, podrás pasar una larga vida al lado de tu hijo, y siempre que no te

unas a los militares, supongo que estarás seguro. La juventud eterna no

significa vida eterna, recuerda eso —advirtió Xión, porque esto era algo que

hasta un dios debía recordar. O’Neill asintió y Xión abrió un túnel espacial,

que también era un túnel que conectaba dos líneas de tiempo, ya que O’Neill

sería enviado al futuro, de donde él había partido.

Xión ya había arreglado todo para él, para que no tuviera

ningún desajuste al volver, dejando dinero en su cuenta bancaria, sus papeles

en orden, e incluso agregó peces especiales a su lago para hacerle una pequeña

broma la próxima vez que intentara pescar.

—¿Solo camino? —preguntó O’Neill, y Xión asintió. O’Neill

caminó y el túnel se cerró detrás de él.

Xión desapareció y apareció en un templo ubicado en un

planeta aislado y perdido en el borde exterior de la Vía Láctea.

Anubis estaba en un gran salón de piedra, algo en ruinas,

sentado en un trono de piedra y usando un escudo para interactuar con la

realidad.

Xión supuso que esperaba su oportunidad para retomar su poder

mientras reunía información sobre los otros goa’uld, como en la historia

original. Sin embargo, como los goa’uld habían caído debido a que él había

regresado al futuro, sus planes se retrasarían y tendría que esperar su

oportunidad cuando el imperio que él había creado se debilitara para aprovechar

su oportunidad.

Anubis no tenía prisa. Él podía simplemente dormir y esperar

mil años, dos mil años o un millón de años, porque Anubis era un ascendido y no

moriría de viejo. El tiempo para él era insignificante, por lo que era una

amenaza a la que el imperio no podía enfrentarse, ya que siempre tendría la

oportunidad de atacar y retirarse sin sufrir ningún daño en caso de fallar. No

había nada capaz de matarlo, tal vez aprisionarlo, pero ni eso era seguro.

—Interesante. ¿Qué propuesta me traen los ascendidos esta

vez? —dijo Anubis con tono burlón cuando lo vio aparecer ante él.

Anubis, era un goa’uld que había engañado a Oma Desala para

que lo ayudara a ascender, reveló luego su verdadera naturaleza como un

ascendido y comenzó a planear su dominio sobre la galaxia, riéndose en la cara

de Oma Desala.

Los demás ascendidos, para castigarla por ayudarlo,

decidieron permitir que Anubis hiciera lo que quisiera, siempre y cuando no

utilizara sus habilidades de ascendido ni los conocimientos que había

adquirido, ya que el individuo pasó mil años fingiendo para obtener

conocimiento antes de regresar al plano material y revelarse como el psicópata

que era.

—No soy un ascendido —dijo Xión con una sonrisa, y Anubis se

levantó de su trono. Él presionó un botón y una explosión masiva destruyó el

trono, el templo y varios kilómetros a la redonda, dejando un profundo cráter

en el lugar. Los sirvientes de Anubis que se encontraban cerca también murieron

al instante.

La explosión creó un cráter de más de un kilómetro de

profundidad y dejó el paisaje en ruinas. El aire estaba revuelto a su alrededor

y los escudos de Anubis también habían desaparecido. Sin embargo, Anubis, una

masa informe de energía, y Xión no se habían movido ni un milímetro de su

posición, y la explosión pareció atravesarlos. Xión hizo un pequeño gesto y

todo el polvo se asentó, incluso la tormenta descontrolada se detuvo.

—No soy un ascendido, pero poseo un poder equivalente y las

armas físicas no me afectan a menos que así lo desee —dijo Xión a la figura

flotante de Anubis.

Xión levantó la mano y el cuerpo de Anubis voló hacia él, sin

importar si era de energía; su Rinnegan no tenía tales limitaciones, todo podía

ser afectado por su atracción.

—¡Estás rompiendo las reglas! —chilló Anubis, viendo su

muerte de cerca.

—Yo, ¿rompiendo las reglas? Anubis, eres un dios

interfiriendo en el plano mortal. Eres la descripción gráfica de romper las

reglas. La única razón por la que los ascendidos no te han borrado de la

existencia es porque eres el castigo de alguien más.

»Sin embargo, he pasado doce años de arduo trabajo en el

plano material y no permitiré que todo se venga abajo por un despreciable gusano

como tú. Así que, si deseas defenderte, puedes hacerlo, porque a ningún

ascendido le agradas, y nadie va a ayudarte. Eres simplemente una alimaña y

nadie te defenderá —advirtió Xión.

—Espera, podemos trabajar juntos —dijo Anubis, quien al

parecer no se atrevía a usar su poder como ascendido. Xión hizo una mueca en su

mente, comprendiendo que este individuo sería inútil para probar el poder de un

ascendido. Suspiró.

—Anubis, ¿crees que eres inmortal? —preguntó Xión y comenzó a

extraer su alma.

Anubis chilló, pero no pudo oponer ni una pizca de

resistencia y, al igual que todos antes que él, perdió su alma mientras Xión

absorbía sus recuerdos y los asimilaba. Su cuerpo de energía fue alcanzado por

tentáculos de nanitos para alimentar sus células y almacenar el resto, sin ser

diferente a lo que hacía con los cuerpos físicos, aunque esto fue más fácil,

porque no tuvo que hacer una conversión de materia a energía.

Xión hizo una mueca porque los conocimientos de Anubis eran

basura en comparación con los de Merlín. Los ascendidos nunca confiaron en él y

todo lo que Anubis sabía, Xión ya lo conocía.

Xión suspiró, eliminar a Anubis no le trajo ningún beneficio

aparte de evitar que se convirtiera en una amenaza que desbaratara su trabajo.

En cuanto a las amenazas como los Hachen u otras civilizaciones hostiles en la

galaxia, ninguna de ellas era un dios inmortal, por lo que el imperio tenía las

herramientas para enfrentarlas, y si fallaban, era su responsabilidad…

Cientos de ascendidos aparecieron a su alrededor, estos eran

unos de los pocos que habitaban la Vía Láctea. Morgana estaba al frente del

grupo.

—Ya habíamos dictado sentencia sobre Anubis —dijo Morgana con

tono neutro.

—¿En base a qué? ¿Cuáles son las leyes de los ascendidos?

—preguntó Xión, y recibió una transmisión psíquica de Morgana con todo un

conjunto de leyes y reglas que los ascendidos utilizaban. Xión sonrió.

—No soy abogado, pero me parece que han ignorado sus propias

leyes con Anubis. No importa lo que digan, no hay manera de que estas leyes

puedan tolerar que uno de ustedes intervenga en el plano mortal, siendo un

ascendido, sin importar si utilizan sus habilidades o poder. Su sola presencia

es una violación de sus propias leyes —dijo Xión—. Si me equivoco, entonces

permítanme hacer lo mismo que Anubis e intervenir en el plano mortal.

»Estoy dispuesto a jurarles que no utilizaré ninguna

habilidad divina ni ningún conocimiento que no haya obtenido siendo un mortal

—propuso Xión con una sonrisa.

Algunos ascendidos parpadearon, porque sus conocimientos

actuales no eran diferentes a los que tenía antes de convertirse en dioses, y

su fuerza y poder también estaban por encima de cualquier otro. Si le permitían

hacer lo que quisiera, él podría imponer su voluntad sobre toda la galaxia sin

ningún problema.

Algunos ascendidos parpadearon y otros hicieron muecas, lo

cual era una admisión de su propia culpa. Anubis estaba rompiendo las reglas y

todos ellos lo sabían.

—¿Qué harás ahora? —preguntó Morgana impotente.

—Ahora que los Ori se han ido, tomaré su lugar en su galaxia.

No estoy de acuerdo con sus reglas, pero no me interesa vivir apartado de la

gente. Construiré una civilización que produzca películas y videojuegos para

mí. Pueden venir a mi palacio cuando gusten —ofreció Xión y los ascendidos

hicieron gestos de desaprobación—. También vendré de vez en cuando a visitar a

mis amigos aquí.

»No se preocupen, no romperé ninguna de sus reglas

interfiriendo en sus vidas o resolviendo sus problemas. Creo que ya deberían

tener claro lo que pienso sobre trabajar para otros —dijo Xión. Lo que no

mencionó fue que sus amigos siempre podrían mudarse de galaxia y una vez allí,

él sería libre de intervenir en sus destinos.

Morgana asintió, sabiendo por qué se mudaba de galaxia. Sin

embargo, como las reglas de estos ascendidos solo se aplicaban en su propia

galaxia, no podían decir nada sobre lo que él hiciera fuera de ella.

Xión se despidió de todos con un gesto de asentimiento y dio

un paso para moverse a través del espacio y aparecer en la galaxia Ori.

El cuerpo divino actual de Xión no tenía comparación con su

cuerpo divino anterior, que obtuvo en el mundo ninja. Su físico seguía siendo

el mismo. Xión aún no había encontrado nada que fuera superior al cuerpo del

Diez Colas, con su resistencia física divina, regeneración instantánea y

capacidad energética divina. No había nada siquiera remotamente parecido en

este universo. Sin embargo, sus mejoras no estaban relacionadas con su físico.

Su alma también seguía siendo la misma, una fusión del alma

del Diez Colas dividida por la mitad, una mitad la tenía él y la otra mitad la

tenía Naruto en el mundo ninja.

Sus mejoras actuales eran tecnología combinada con sus

habilidades divinas y todos los conocimientos que obtuvo en este mundo. En

primer lugar, la capacidad de las Naves Wraith, que eran organismos biológicos

pero que podían usar una FED (Fuente de Energía Dimensional) como fuente de

energía. Estas FED ya habían sido mejoradas a FED 2.0, utilizando los

conocimientos que obtuvo de Merlín, mejorando su eficiencia veinte veces.

Con esto, Xión había integrado esta capacidad de absorción de

energía de las naves Wraith en su propio cuerpo, y ahora su cuerpo era capaz de

utilizar las FED 2.0 como su propia energía. Por supuesto, las FED 2.0 tenían

medio metro de diámetro en conjunto, por lo que no había forma de integrarlas

en su cuerpo a menos que tuviera una habilidad milagrosa que le permitiera

hacerlas más pequeñas, justo lo que él tenía porque se lo había robado a Ishiki

de los Otsutsuki en el mundo ninja, pudiendo reducir las FED 2.0 a nivel

celular.

Así, cada célula de su cuerpo ahora estaba equipada con una

FED 2.0 personal. Considerando que en su cuerpo había más de cien billones de

células, esto lo convertía en la existencia más aterradora de este universo y

del universo ninja.

Por supuesto, el rendimiento de una FED 2.0 miniaturizada no

era el mismo que una de medio metro de diámetro. Aun así, eran billones de

ellas, y ahora, con solo agitar un dedo con fuerza, podría borrar de la

existencia un sistema estelar, ya que la energía que podía desatar con un solo

dedo estaba a nivel cósmico.

Si Xión quisiera, destruir una galaxia entera no sería un

problema, por lo que su escala de poder había superado a su versión en el mundo

ninja por miles de veces. Y todo esto era gracias a su cuerpo divino, que no

tenía igual en este universo y que los ascendidos no podrían copiar a menos que

él les diera una muestra, que era lo que querían de él y que Xión solo les

daría si lo dejaban trabajar en paz en su búsqueda de un camino de vuelta a su

propio mundo.

Para qué querían los ascendidos aumentar su poder era algo

evidente para Xión. “Horrores cósmicos”. En este universo de Stargate, la

máxima representación del poder eran los ascendidos, y aunque su poder era

supremo para un mortal, a nivel de dios cada uno de ellos no superaría a su

propia versión en el mundo ninja, aunque tenían la ventaja de ser miles, quizás

millones. Ellos tenían el poder para hacer desaparecer un planeta y alterar la

realidad a nivel planetario.

Para un mortal, esto era una fuerza que no podían igualar a

menos que tuvieran armas de destrucción masiva, y esas armas no afectaban a los

ascendidos. Pero en la existencia, había horrores cósmicos más allá de toda

lógica y comprensión, capaces de crear y destruir no solo galaxias simples,

sino universos completos con miles de millones de galaxias.

Si Xión se comparara con el horror cósmico que era el máximo

dios lovecraftiano, que en un simple sueño y un desliz creó su propio universo

con miles de millones de galaxias y cientos de miles o millones de dioses,

algunos de ellos tan poderosos como él era ahora, y otros capaces de devorar

sistemas estelares de cientos de galaxias a la vez, la necesidad de poder de

los ascendidos era más que evidente.

Los ascendidos querían proteger su propio universo, y su

llegada a este mundo les daba la oportunidad de aumentar su propio poder para

lograrlo.

Sin embargo, esto no quería decir que el dios Lovecraftiano

pudiera llegar a este universo y hacer y deshacer a su antojo. Este no era su

universo, y si se le ocurriera venir aquí, incluso un mortal podría encargarse

de él. El problema radicaba en que los ascendidos podrían pasar por alto su

infiltración, y al igual que lo hizo Xión, sus poderes podrían adaptarse, lo

que significaría el fin. No había forma en que los ascendidos pudieran

enfrentarse a un ser tan formidable.

Xión suspiró. Él no sentía ninguna preocupación por el mundo

ninja, porque con su poder actual, si algo así ocurriera allí también estaría

condenado. Sin embargo, el dios Lovecraftiano, al cual nunca había visto pero

consideraba real debido a la existencia de todo lo demás, debería estar

durmiendo en este momento. En su existencia, no se había interesado por otros

universos. Sus descendientes eran algo diferente, pero a esos sí podría

derrotar fácilmente, y no le preocupaban mucho.

Otras existencias no parecían muy poderosas a sus ojos, por

lo que apartó esos pensamientos y utilizó su Omnisciencia para cubrir toda la

galaxia Ori. Con su poder actual, su Omnisciencia, que antes solo abarcaba un

planeta, ahora tenía un radio de unos trescientos mil años luz, lo suficiente

para cubrir tres veces la Vía Láctea.

Xión sonrió. Ma’chello se había encargado de los Ori,

utilizando todos los materiales y recursos que él había ocultado en la

dimensión que había creado. Allí dejó el arma que había creado utilizando los

conocimientos de Merlín. Xión fingió crear una dimensión paralela por simple

curiosidad y se llevó a los dos ancianos con él. Previamente había depositado

en la mente de Ma’chello los conocimientos necesarios para usar el arma y

enviarla junto con un portal de un solo sentido a la galaxia Ori.

Xión ya sospechaba que los ascendidos no permitirían que él

se encargara de los Ori por su cuenta, por lo que aseguró la muerte de los Ori.

Ahora estaba confirmando que Ma’chello había seguido sus instrucciones y que

todos los Ori estaban muertos, mientras que sus priores, desde hacía días,

rezaban esperando su regreso.

Xión, que se encontraba en el vacío del espacio, dio un paso

y apareció en la ciudad de Celestis, donde los Ori tenían su residencia mortal.

En opinión de Xión, era un lugar bastante horrible, ya que se trataba de un

templo con un altar de fuego que, al estar los Ori difuntos, se encontraba

apagado. El Doici, sumo sacerdote Prior y sirviente de los Ori, se encontraba

arrodillado rezando, acompañado por otros diez priores.

Dado que los Ori estaban muertos, Xión tenía vía libre para

ocupar su lugar. Volvió a encender el fuego de los Ori para mantener la

ilusión. Luego, se envolvió en llamas y cambió su ropa casual por túnicas

blancas y una corona de fuego con ojos resplandecientes.

Por último, utilizó sus habilidades psíquicas para leer la

mente de todos los priores presentes y enterarse de todo lo que sabían sin que

se dieran cuenta. Con los conocimientos adquiridos, Xión se reveló ante los

fervorosos priores y el Doici, cuyas esperanzas se avivaron al ver que el fuego

de los Ori regresaba.

Los priores lo vieron emerger del fuego y quedaron aturdidos,

ya que los Ori nunca habían tomado una forma corpórea para comunicarse con

ellos. Aun así, se apresuraron a postrarse y adorarlo, sin siquiera considerar

la posibilidad de que fuera un impostor, pues eso no cabía en sus mentes.

—¡Yo soy Xión, yo soy los Ori, y los Ori soy yo! —declaró Xión,

y su voz fue escuchada por todos los priores de la galaxia, quienes cayeron de

rodillas adorándolo—. Doici, fieles priores, ha llegado el momento, y yo, Xión,

he decidido que a partir de hoy, esta galaxia prosperará bajo mi guía y mis

leyes, pues me convertiré en su nuevo gobernante. Aquellos que lo deseen pueden

creer en mí, y yo consolaré sus almas y responderé a sus súplicas.

»Sin embargo, no perseguiremos ni castigaremos a aquellos que

decidan alejarse de este camino —declaró Xión. Los priores tuvieron algunas

dudas respecto a este cambio de ideas, pues los Ori solían matar a quienes no

creían en ellos, pero no las expresaron, pues los Ori eran dioses y ahora Xión

también lo era.

—A partir de ahora, solo existo yo, Xión. Doici, eres el

primero entre tus hermanos. Obedece mi mandato y guía a esta galaxia hacia un

futuro de paz y prosperidad, otorgando conocimientos a aquellos que valoren

este camino y dejando de lado a aquellos que busquen el caos y la destrucción —dijo

Xión, transfiriendo conocimientos al nivel del imperio galáctico al líder de

los priores.

El Doici asintió con fe absoluta, y los demás priores en toda

la galaxia se prepararon para predicar el nuevo Origen y el cambio de era,

según los conocimientos, leyes y reglas que Xión les estaba proporcionando.

Xión había realizado una transformación completa del Libro

del Origen y había introducido cambios radicales en las leyes. Tomaría tiempo

para que la gente de esta galaxia dejara atrás sus costumbres, pero el libre

albedrío era poderoso para generar nuevas ideas, y los priores se convertirían

en una fuente de conocimiento y recompensa para aquellos que quisieran seguir su

camino.

Con su declaración y sus palabras, Xión desapareció,

regresando al fuego de los Ori y dirigiéndose a un sistema solar deshabitado.

Xión creó un clon de sombra que lideraría a los priores y

construiría un imperio en toda la galaxia. Luego sacó algo similar a un grano

de frijol negro y se lo entregó al clon. Este pequeño grano de frijol era donde

se encontraban los Wraith en hibernación. El clon hizo desaparecer el pequeño

grano de frijol y se movió para regresar a Celestis y comenzar su labor.

Xión extendió la mano y el sistema solar completo

desapareció. Este lugar era rico en naquadah, neutronio y trinium, elementos

únicos de este universo y que Xión, aún siendo una existencia del mundo

material, necesitaba para sí mismo.

Xión continuó desplazándose hacia otros sistemas estelares

desiertos, absorbiéndolos y miniaturizándolos para almacenarlos como recursos.

Después de recolectar miles de billones de toneladas de recursos, buscó un

planeta y creó un artefacto similar al que tenía en el mundo ninja para ver

otros universos, pero esta vez no necesitaba clones para operarlo ni

alimentarlo con chakra, ya que era una pieza biotecnológica millones de veces

más potente.

Xión vio decenas de universos ante él y reconoció más de diez

de ellos, pero cerró los ojos durante varios segundos porque su propio universo

no estaba entre ellos.

Después de unos segundos, Xión abrió los ojos con

determinación y abrió un portal hacia el mundo ninja, un año después de su

partida, conectándose en ese momento con su otra mitad en ese mundo.

Naruto despertó y se estiró. Luego vio a su esposa de ojos

blancos durmiendo a su lado y le dio un pequeño beso. Ella se despertó y lo

miró con una leve sonrisa y un rostro algo ruborizado. Llevaban más de

cincuenta años durmiendo juntos, pero ese era el carácter de Hinata, y Naruto

se sentiría extraño si la viera actuar de otra manera.

Después de tomar un baño y realizar su rutina matutina,

Naruto desayunó junto a Hinata, Hanabi, que prácticamente vivía en su mansión,

y sus tres hijas, cuyos rasgos se parecían a los de su madre. Naruto no quería

tener hijas rubias, ya que la existencia de un engendro como Boruto lo había

afectado, por lo que se aseguró de que no nacieran. Sus hijas a veces le daban

dolores de cabeza y podían ser molestas de vez en cuando, pero él las amaba a

las tres y consideraba que esas pequeñas molestias no eran nada para él.

Su mayor problema actual era que sus hijas habían heredado su

carácter despreocupado y cualquier mención al matrimonio era un tabú para

ellas, por lo que no esperaba tener nietos pronto.

Después de terminar de comer, Naruto se dirigió a la oficina

del Hokage, donde estaba Kakashi, ocupándose de las tareas del Hokage. Kakashi

lo miró con cierta hostilidad cuando Naruto llegó. Kakashi asumió el cargo de

Hokage hace diez años, aunque la junta de jōnin originalmente había votado por

él. Sin embargo, después de algunas conversaciones “privadas”, cambiaron su

voto a favor de Kakashi.

No había más candidatos disponibles. Tsunade era joven y

mientras ella quisiera seguir siéndolo, lo haría, pero después de ser Hokage

durante casi cuarenta años, estaba cansada y amenazó con matar su camino hacia

la jubilación. Por lo tanto, los jōnin decidieron evitar una masacre y nombrar

a un nuevo Hokage. En la aldea estaba Sakura, quien era discípula de Tsunade y

también su mano derecha, lo que significaba que también amenazó con matar su

camino hacia la jubilación si se mencionaba su nombre.

Sasuke tenía diez esposas y más de cien hijos, mil nietos y

unos doscientos bisnietos, formando todo un clan del cual ocuparse. No tenía

tiempo para ser Hokage. Itachi era un Anbu anónimo, Neji era el actual líder

del clan Hyūga, Gai y Rock Lee eran las principales armas de la aldea, y Naruto

era una persona muy ocupada. Por lo tanto, entre los ninjas más poderosos, solo

quedaba Kakashi.

—Kakashi-sensei, si sigues mirándome así, pensaré que me

odias —dijo Naruto.

—¡Naruto, he sido Hokage durante diez años para que tú puedas

holgazanear! —reprendió Kakashi.

—Kakashi-sensei, siempre que vengo a verte, me dices lo

mismo. Ya te lo dije antes, tengo demasiado trabajo para ser Hokage. Soy el

héroe de este mundo y su protector. Tú solo eres un Hokage encargado de una

pequeña aldea y ya te estás quejando. ¡Debería darte vergüenza! —reprendió

Naruto. Él no tenía la culpa de que el mundo no estuviera siendo atacado—.

Ahora vamos por mi maestro y deja un clon aquí —dijo mirando la oficina vacía—.

Kakashi-sensei, eres demasiado desconfiado.

»Unas decenas de clones resolverían todos tus problemas de

papeleo —dijo Naruto. Él era el jefe de la Raíz y hacía décadas que no pasaba

por su oficina, pero todo seguía funcionando a la perfección.

—¡Naruto, eres un holgazán! —reprendió Kakashi con

impotencia, poniéndose de pie y creando un clon.

Naruto se movió de nuevo y Kakashi lo siguió, ya que él tenía

los ojos de Obito y después de Naruto, podría convertirse en el ninja más

fuerte de este mundo.

Naruto llegó a un gran salón donde una anciana arreglaba un

kimono para Jiraiya.

—Maestro, ya es hora —dijo Naruto apareciendo a unos metros

de él, seguido por Kakashi. Jiraiya, cuya apariencia no había cambiado en los

últimos cincuenta años, asintió. Dejó un libro que estaba leyendo en un

estante, ya que este salón era una oficina con su propia biblioteca, y asintió.

—¡Hoy no aceptaré un no por respuesta! —sentenció Jiraiya.

Kakashi parpadeó—. ¡Recibiré un sí, o moriremos en el intento! —sentenció

Jiraiya.

Kakashi dio media vuelta y pretendió escabullirse a través

del espacio, pero su doujutsu espacial era inútil contra Naruto, quien lo

sujetó por su túnica de Hokage y lo devolvió a su lugar.

Jiraiya lideró el camino para salir de su casa de tres pisos.

Se había establecido como escritor y era bastante famoso en el mundo ninja

debido a que era el maestro del actual emperador.

Después de asegurarse de que ya no escribiera contenido

inapropiado, el emperador lo reconoció como su maestro, lo que aumentó su fama

y lo convirtió en uno de los escritores más reconocidos del mundo ninja,

generando millones de ganancias al año. Sin embargo, Tsunade todavía lo miraba

con los ojos entrecerrados, a pesar de que el sabio pervertido llevaba más de

veinte años siendo una persona honorable.

Ella le daba una paliza cada vez que iba a pedir su mano,

pero ella no lo rechazaba, lo que evidenciaba que aún tenía oportunidad.

Tsunade tampoco se había casado.

—Esto es muy aburrido —se quejó Shikamaru, actual comandante

de las fuerzas de la Hoja, en las puertas de la aldea.

Shikamaru lucía una apariencia de treinta años, pero no

porque Naruto le hubiera dado tratamiento para la juventud, sino porque se lo

había ganado del emperador en persona. Este recompensaba a sus ninjas más

destacados con un suero que extendía su juventud por trescientos años, no solo

para la aldea de la Hoja, sino para todas las aldeas ninja.

Ahora todos los Jōnin de élite recibían este regalo, lo que

había provocado una drástica reducción en la natalidad de las aldeas ninjas, ya

que los ninjas de élite no envejecían de forma normal y no sentían la necesidad

de tener hijos pronto. Este era el caso de Shikamaru, quien ya era perezoso

antes de recibir su recompensa, y ahora que tenía más de doscientos años de

juventud por delante, no veía la necesidad de tener hijos pronto y seguía sin

descendencia.

Esto creaba otros problemas además de la natalidad, ya que

algunos ninjas habían fallecido y, al no tener hijos, sus familias estaban en

aprietos. Para solucionar esto, los ninjas que recibían el reconocimiento del

emperador eran obligados por sus familias a tener descendencia, pero en casos

como el de Shikamaru, era demasiado perezoso como para hacer caso a sus mayores

y seguía sin tener hijos.

—Shikamaru, deja esa pereza de lado. Hoy debemos tener la

fuerza de la juventud de nuestro lado, pues debemos domar a una bestia… —Gai

salió volando de una patada de Jiraiya.

—¡Hoy mantén la boca cerrada! —reprendió Jiraiya con enojo,

mirando también de manera amenazadora a Rock Lee, ya que la última vez habían

insultado a Tsunade y la violencia se desató en las calles de Konoha. Por

supuesto, Naruto desaparecía en el momento en que las cosas se tornaban

violentas.

—Hoy deberíamos tener una buena celebración —dijo Shoji,

quien llevaba el atuendo de guerra del clan Akimichi.

—Van a regañarnos nuevamente —se quejó Asuma con un suspiro.

—Son una molestia —dijo Sasuke, quien milagrosamente

encontraba tiempo para actuar como representante de su clan en estas ceremonias

oficiales.

—¡Avancemos! —sentenció Jiraiya en un grito, para acallar las

quejas de los más de cincuenta hombres presentes, y tomó la delantera para

liderar el camino por las calles principales de la Hoja.

En los últimos tres años, la población no había crecido

demasiado y la aldea solo era un poco más grande. Sin embargo, las casas y

mansiones eran todas lujosas y las calles principales estaban pavimentadas con

piedra, con plazas y numerosas tiendas. La Hoja se había convertido en una

aldea comercial, y más de la mitad del dinero provenía del comercio.

Con sus clones vigilando la ciudad, la Hoja era tan segura

como la aldea de la Lluvia, lo que atraía a ninjas y comerciantes por igual.

Además, estaba Jiraiya, el maestro del emperador, lo que convertía a la aldea

en un lugar turístico donde miles de personas observaban su procesión y le

brindaban su apoyo a Jiraiya mientras atravesaban la ciudad hasta llegar a la

mansión que eran los restos del clan Senju al que pertenecía Tsunade.

Jiraiya llegó al frente de la mansión y, con porte digno,

sacudió las aldabas de una enorme puerta doble mientras pedía de forma

respetuosa que lo recibieran. Mientras él hacía esto, los más astutos

preparaban su huida y los más locos, como Gai y Rock Lee, gritaban su apoyo y

demandaban que Tsunade saliera a recibirlos.

Las puertas dobles fueron abiertas por dos mujeres y Tsunade

se hizo visible para todos en el centro del camino de piedra de su jardín, con

Sakura a un lado y Shizune al otro. Tsunade llevaba un yukata verde que, aunque

no era un kimono, le daba un cierto aire formal.

—¡Habla! —ordenó Tsunade con tono amenazador, mientras se

tronaba los nudillos, dando señales de que pronto habría un baño de sangre.

Jiraiya asintió solemnemente y se volvió hacia ellos para indicarles que todo

estaba bajo control y que esta vez triunfaría, como lo había prometido.

Naruto pensó que hoy su maestro en verdad tenía un aire algo

extraño, ya que en sus anteriores presentaciones ya estaría declarando sus

intenciones y pidiendo la mano de Tsunade, amenazándola con quedarse allí todo

el día si no aceptaba ser su prometida, a lo que Tsunade respondía dándole una

paliza. Otras veces, alguien como Gai hablaba de más y la petición terminaba

antes de comenzar.

Jiraiya miró a Tsunade con solemnidad y…

Naruto parpadeó al igual que todos sus acompañantes, ya que

Jiraiya se había arrodillado y luego se había postrado.

—Tsunade, fui un hombre malo en el pasado y nunca pude

ganarme tu confianza por ser un truhán y un sinvergüenza. Hoy, te pido perdón

por eso y también te pido que me concedas tu mano en matrimonio. Juro que

trabajaré duro para ser digno de tu confianza —juró Jiraiya con tono solemne,

dejando a todos conmocionados. Incluso Tsunade, Sakura y Shizune estaban

aturdidas, pero aunque el tiempo pasaba, Jiraiya no se movió de su lugar ni

dijo nada más.

—Acepto —dijo Tsunade un largo minuto después, volviendo a

dejar a la multitud, que apenas ahora empezaban a parpadear, conmocionada.

Jiraiya se levantó y hizo una reverencia. Tsunade sonrió y se

apartó para invitarlos a su casa.

Al entrar, fueron recibidos con un banquete, lo que hizo que

todos miraran a Jiraiya. En verdad, estaba en serio y había acordado las cosas

con Tsunade. Quizás le había dicho algo que la motivó a tomar su propuesta del

día de hoy con seriedad, porque Tsunade estaba igual de sorprendida que todos

cuando Jiraiya se postró. Naruto no creía que ella esperara lo sucedido.

Después de un día de celebración por el compromiso de su

maestro, Naruto estaba en la terraza de su mansión, observando el monumento de

los Hokage, donde estaba el primero, Hashirama; el segundo, su hermano

Tobirama; el tercero, Sarutobi; el cuarto, su padre Minato; el quinto, Tsunade;

y el sexto, un renuente Kakashi.

—¿Naruto? —llamó Hinata desde detrás de él. Naruto golpeó el

suelo a su lado para que se sentara y luego la abrazó para besarla en la

frente.

—¿Naruto, estás bien? —preguntó Hinata cuando él la soltó.

Naruto hizo una mueca.

—Creo que no me siento bien —dijo Naruto, y Hinata se aferró

a su pecho—. Todos son demasiado responsables, mañana podría despertar y ver a

mis hijas casadas, quizás también al flojo de Shikamaru tener un par de niños

—se quejó Naruto. Hinata se rio.

—Naruto, no vas a ver a nuestras hijas casadas en mucho,

mucho tiempo. Se parecen a mí, pero son el doble de vagas que tú —dijo Hinata

con pesar.

—¡Oye, ¿ya quieres ser abuela?! —exclamó Naruto. Hinata rodó

los ojos—. Esto es serio, Hinata. ¿Cómo podemos ser abuelos en plena juventud?

—preguntó Naruto.

—No tienen que casarse, solo tener algunos bebés —insistió

Hinata.

—Oye, ¿viniste a consolarme o a hacerme sentir peor? —se

quejó Naruto con un suspiro. Hinata se abrazó a él sin decir nada.

—Hinata, quiero tener a mis padres de vuelta —confesó Naruto—.

Siempre lo he querido, aunque nunca los conocí, y ahora soy un anciano cuya

esposa quiere nietos. Quiero tener a mis padres a mi lado —agregó.

—Entonces tráelos de vuelta. La vida siempre será mejor —dijo

Hinata como si fuera algo evidente.

—¿No crees que soy egoísta? —preguntó Naruto.

—Naruto, si quisieras un dulce y tuvieras dinero para

comprarlo mientras otros no, ¿lo dejarías pasar? —preguntó Hinata soltándolo y

mirándolo a los ojos. Naruto negó con la cabeza. Esa no era su forma de pensar.

Él la abrazó y volvió a besarla en la frente.

—Hinata, me convertiré en Hokage. Necesito algo de lo que

presumir. También es hora de presionar a esas vagas de nuestras hijas para que

tengan un hijo cada una. Al menos necesito tres nietos para mostrarles a mis

padres —dijo Naruto asintiendo. Hinata se volvió a abrazar a su pecho…

El portal al mundo de Stargate se había vuelto a abrir, y

esta vez, desde ambos lados, su otra mitad había cruzado sin problemas. Parecía

que si se abría el portal desde ambos universos, se podía cruzar sin

dificultad.

Naruto sonrió. Su otra mitad había sufrido un poco en el

universo de Stargate, pero no estaba dispuesto a abandonar su empeño. Ya estaba

haciendo planes para continuar su búsqueda y preparativos para superar las

adversidades que encontrara cuando volviera a ser un mortal.

Naruto no acudió a recibirlo todavía, ya que eran uno solo y

ya estaban juntos, por lo que el reencuentro no era necesario. Su otra mitad

tenía planes que detendrían su exploración por unos días, por lo que podía ir a

recibirlo al día siguiente.

Xión llegó al mundo ninja en una tarde, un año después de

haberse marchado, ya que manipuló el tiempo para que fuera así.

Al día siguiente, su otra mitad se presentó en la base

subterránea donde se encontraba el portal. Él observó las dimensiones alternas

que había creado mientras Xión le entregaba varias miles de millones de

toneladas de trinium, naquadah y neutronio, para que él también actualizara su

cuerpo. Estos recursos estaban reducidos al tamaño de una canica.

—He sufrido sin mis poderes y no volverá a suceder. He creado

millones de clones con cuerpos no más fuertes que una persona común, con

diferentes alturas, pesos y estados corporales. Aunque vuelva a ser un mortal,

seré un guerrero capaz de adaptarme a cualquier cuerpo y sacar su máximo

rendimiento. También los hago practicar con todo tipo de armas, durante unos

mil años —explicó Xión a su otra mitad, aunque esta ya estaba al tanto de todo

lo que hacía. Esto solo era para tener la sensación de hablar entre ellos.

—¿A qué mundo planeas ir ahora? —preguntó Naruto, siguiéndole

la corriente.

—Pensaba ir al mundo de Harry Potter, porque allí hay magia,

un elemento que puede ampliar los universos a nuestro alcance, pero he

descubierto otro problema. Mi conexión con el universo Stargate comienza a

debilitarse al salir de allí. Si pasa suficiente tiempo, perderé ese

territorio. Y ya no podemos dividir más nuestra alma, ya que si lo hacemos,

perderemos habilidades y poder —dijo Xión alzando la mano hacia el artefacto

sensor de universos y abriendo una ventana hacia uno de ellos.

—Un mundo de cultivo —dijo Naruto.

—Uno donde podemos encontrar un alma que espero sea más útil

que el alma del Diez Colas. También hemos llegado al límite de este cuerpo. De

hecho, si exploto incluso con una décima parte del poder que poseo ahora, este

cuerpo se deshará en pedazos —explicó Xión.

—¿Y crees que el cuerpo y el arma de un dios dragón superarán

al Diez Colas? —dijo Naruto.

—El Diez Colas sería solo una pequeña bestia en este universo

—respondió Xión. Naruto frunció el ceño. Xión sabía que no podía engañarlo, ya

que había dos universos de cultivo disponibles y él había seleccionado este.

Seguramente tenía una razón.

—No vayas a imitar a ese protagonista desvergonzado —advirtió

Naruto.

—Claro —respondió Xión. Solo era un fan, no significaba que

fuera a pasar nada.

Tres días después, Xión estaba listo para cruzar a otro

universo.

—Cien años es el tiempo en el que el portal al universo

Stargate se cerrará, y no habrá trucos temporales allí —advirtió Naruto. El

pasaje entre universos tenía sus propias reglas y ellos no podían influir en

ellas, a pesar de poder hacerlo para escoger la línea del tiempo en otros

universos, ya que les era fácil hacerlo—. Ten cuidado —agregó sosteniendo el

paquete de células y alma sellada, en el cual se había convertido Xión.

—Es un mundo seguro y en ruinas. No hay dioses poderosos que

lo protejan y, aunque hay semidioses, ni siquiera están al nivel de alterar la

realidad —dijo Xión con confianza. Esta vez, su mortalidad no le tomaría por

sorpresa, ya que iba preparado.

Naruto arrojó el paquete de células al portal entre universos

y vigiló su camino. Hasta ahora no había pasado nada, pero eso no significaba

que bajarían la guardia.

Nota del autor: Fin del epílogo. Como pueden ver, el próximo

universo es uno de cultivo, porque Xión requiere un cuerpo más fuerte y también

un alma que lo controle. No hay nada parecido en los mundos de ficción

normales. Incluso Superman es demasiado débil, ya que su cuerpo es inferior al

del Diez Colas, que tiene regeneración instantánea. El alma tampoco es algo

destacable por allí, pero en los universos de cultivo, el cuerpo y el alma son

la esencia del poder, por lo que irá a buscarlos allí.