CAPÍTULO 60.5- Una hermana rara.
Miles de años en el futuro.
—¡Me lleva la que me trajo! ¡Dax, ayúdame!
—¡Diego, eres un tonto!
Un chico y una chica estaban escapando de un grupo de Orcos. (Diego y Cristhela, personajes de "Humanos Contra Demonios".)
—¡Te dije que no los molestaras! ¡Gracias a Daniel, los Orcos y humanos viven en paz! ¡No debiste golpearlo, idiota!
—¡Perdón, Cristhela, se me olvidó!
Una espada de fuego apareció frente a Diego.
—Supongo que ya aprendiste la lección.- Dijo la espada, con voz de niña.
Diego la tomó y su cuerpo fue rodeado por fuego.
—¡Vámonos!
Saltó y comenzó a correr por el aire.
Con cada paso que daba, una pequeña plataforma de fuego aparecía bajo sus pies. Gracias a esa plataforma, Diego puede correr por el aire.
Cristhela estaba volando al lado de él. No tenía alas... Simplemente estaba volando.
—¡Dax, ¿acaso quieres matarme?! Y yo que te quiero como mi propia hermana. Hasta pensaba tejerte un suéter.
—No seas dramático, Diego. Estaba ocupada...
Dax comenzó a reír.
—¡Te veías muy gracioso corriendo, Diego!
—¡Si esos Orcos me atrapaban, me iban a violar!
—La violación está prohibida. Daniel hizo un buen trato con los Orcos.
—Daniel esto, Daniel lo otro. Oh, Daniel es tan guapo. Oh, Daniel la tiene grande. Oh, Daniel tiene una sonrisa encantadora. ¡Yo no seré un personaje secundario! ¡Me convertiré en el protagonista!
—Jeje. Buena suerte con eso.
—¡¿No confías en mí?! ¡¿Realmente crees que Daniel es mejor que yo?!
—Siendo sincera, sí… Y por mucho.
—Mi propia compañera me traiciona. Cristhela, linda Cristhela, tú confías en mí, ¿verdad? ¿Realmente crees que puedo superar a Daniel?
Cristhela desvió la mirada.
—B-bueno… Lo siento, Diego... Daniel tiene un alma perfecta y más poder mágico… Es difícil que lo superes.
Diego bajó la mirada.
—Lo superaré… Lo haré.
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Presente.
Mundo 39.
Drei estaba caminando junto con Cristhela por las calles de la ciudad.
La ciudad era muy moderna... Parecía una ciudad del mundo de Kei.
—Por aquí se encuentran las mejores hamburguesas que he comido. ¿No quieres comer?
—C-claro... Vamos.
Drei sonrió y levantó la mirada.
—Maestro, Cristhela es una buena chica… Pero tengo un mal presentimiento… ¿Pasará algo malo?- Pensó.
—Busca a Fetoca. Es lo único que puedo decirte.
Drei escuchó la voz del Dios supremo en su mente y se detuvo.
—Fetoca… Cristhela, ¿conoces algo o a alguien llamado Fetoca?
—¿Fetoca? Nunca escuché ese nombre antes. ¿Por qué?
—Escuché esa palabra en la escuela y me pareció curioso... Fetoca.
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—A-abuela… ¿Alguna vez te he dicho que te tengo miedo?
—Sí, varias veces, ¿por qué?
—Solo quería confirmarlo.
La abuela de Kei estaba parada sobre él.
Kei estaba sobre un charco de sangre, gravemente herido.
—Mejoraste mucho, Kei. Me sorprende que seas hombre... Si fueras mujer, serías el doble de poderoso. Es una lástima.
Reima Molfer tomó a Kei del brazo y comenzó a caminar, mientras arrastraba a Kei.
—Vamos a casa. Te aplicaré magia curativa en el camino.
—Me despiertas...
Kei cerró los ojos.
["Comunicación de pensamiento" activada. Nerka, te envidio. Tu abuela es amable. Mi abuela está loca... Aunque es amable conmigo también… Nunca entenderé su personalidad. Me golpea brutalmente, pero también me quiere... La familia Molfer es realmente rara... Por cierto, ¿cómo están las chicas? ¿Siguen temblando de miedo?]
[No te preocupes, lindo esposo, ellas están tratando de acostumbrarse. Por cierto, la familia Molfer es famosa por sus métodos de tortura. Disfrutan torturando a las personas. Oh, mi lindo esposo sufre mucho en esa familia. No te preocupes, yo te daré cariño para que estés tranquilo.]
[Y como tengo sangre Molfer, yo también disfruto torturando a las personas… Personas malas, obviamente. Zius pensó muy bien en mi reencarnación.
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Kei y Reima Molfer entraron a su casa.
—Ya llegamos.
Kei estiró los brazos.
—Subiré a mi habitación.
Kei intentó subir las escaleras, pero su padre lo detuvo.
—Kei, la reina quiere hablar contigo.
—… ¿Qué?
—Creo que se trata sobre su hija mayor.
—… Mierda. Me cortarán la cabeza. Sabía que algún día pasaría. Padre, fue un gusto conocerte. Me iré del país mientras tengo tiempo.
—No te preocupes, no te harán nada... Creo... La princesa quiere pelear otra vez contigo.
—Es una familia de guerreras, tiene sentido... Mi cabeza seguirá en su sitio... ¿Cuándo?
—Mañana.
—Está bien, tengo tiempo.
Kei subió las escaleras y entró a su habitación.
Al entrar, vio a Mei dormida sobre su cama.
—Al menos tiene ropa esta vez.
Se acercó a ella e intentó despertarla.
—Oye, Mei... Oye...
Mei lo tomó del brazo y lo jaló hacia ella.
Lo abrazó con fuerza y Kei se puso nervioso.
—¿M-Mei?
Mei comenzó a besarlo en la boca y él se puso completamente rojo.
—¡Hhnmmhh!
Logró liberarse y se alejó de ella rápidamente.
—¡¿Q-qué?!
—Eres tan lindo, gato. Quiero acariciarte y besarte más.
Mei estaba hablando dormida.
Comenzó a besar una almohada y Kei intentó tranquilizarse.
—E-está soñando. Menos mal... Solo fue un accidente.
Suspiró aliviado.
—Mejor la dejo descansar un poco más.
Salió de la habitación y Mei abrió los ojos.
—L-lo hice...
Su rostro estaba sonrojado... Ella solo estaba fingiendo estar dormida.
—¡Por fin lo hice!