En el pasado, aunque Duan Ling Tian había notado la combinación de odio y celos que Huang Ji y Meng Qiu tenían hacia él, no le había prestado atención. Como dice el dicho común, "¡ladran Sancho, señal que cabalgamos!". Poseer la envidia de alguien indudablemente demostraba que tenía algunos méritos. Esto era algo bueno.
Pero ahora, Huang Ji y Meng Qiu lo empujaban al matadero mientras que en presencia de forasteros, en cambio, han causado una rabia sin límites que se elevaba en el fondo de su corazón.
—¡Ustedes..., ustedes dos!
Que Huang Ji y Meng Qiu bailaran al compás de la misma canción provocó que la expresión de Zheng Song se llenara de desagrado. Nunca antes Zheng Song había esperado que Huang Ji y Meng Qiu le pusieran las cosas difíciles a Duan Ling Tian de esta manera.
—Hermano menor Duan Ling Tian, no tienes que preocuparte por ellos —aconsejó Zheng Dong mirando a Duan Ling Tian.
—¿Duan Ling Tian?
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