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Cheng Mu había venido para ayudar a Qin Ran a resolver este problema.
No había pensado mucho cuando se enteró por primera vez, pero ahora que Hao Dui lo mencionó, comenzó a comparar a los dos.
Había estado pensando en las palabras de Hao Dui mientras venía para acá.
Naturalmente, pensó mucho más que eso. Sus conexiones en Beijing eran mucho más profundas que en Yun Cheng, por lo que Cheng Mu comenzó a pensar en cuántos problemas podría causar Qin Ran en Beijing.
Cheng Mu no esperaba la reacción de Feng Loulan.
—¿Disculparse? —Cheng Mu carraspeó.
El juicio de Feng Loulan sobre las personas obviamente era bueno para que ella pudiera llegar a ser la Presidenta. Podía decir a primera vista que Cheng Mu y Hao Dui no eran locales y no eran ordinarios.
Ella lo pensó y los asoció con Qin Ran.
—Todo esto es un malentendido. Ya se lo expliqué a la señorita Qin esta mañana —Feng Loulan sonrió.
Hao Dui estaba atónito y se volteó para susurrarle:
—¿Cómo puede ser...?
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