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13. Dulce venganza

Sebas escuchó atentamente las palabras de Amanda, aunque no se lo terminaba de creer del todo. Aunque él confiaba en su amiga, le era muy difícil de creer, así que Amanda decidió demostrárselo. Nadie podía enterarse, ni ver lo que ella le iba a mostrar, así que fueron los dos a la habitación de Amanda. La habitación estaba vacía, Mary no estaba, pero podría volver en cualquier momento, así que los dos se encerraron en el cuarto de baño.

Amanda se puso frente a Sebas, estaba muy nerviosa ya que era la primera vez que le contaba su secreto a alguien y, además, iba a mostrarse tal y cómo era ella realmente. Se quitó el collar y su rostro y su cuerpo cambiaron, volvía a ser Aria.

— ¡No me lo puedo creer! ¿De verdad eres tú, Aria?— dijo Sebas muy impresionado por la revelación de Amanda—. Estoy demasiado impresionado…

— Lo entiendo, Sebas, se que no es fácil de asimilar, entiendo que te cueste creerlo, pero es la verdad y nadie puede saberlo, prométeme que no lo contarás, por favor…

— ¡Te creo, claro que te creo!— dijo Sebas a la vez que abrazaba a su amiga con todas sus fuerzas—. No me puedo imaginar por todo lo que estás pasando, tiene que ser tan difícil estar cerca de tu familia y no poder decírselo… prometo no contárselo a nadie, pero tiene que haber alguna manera de acabar con esa maldición y yo te ayudaré romperla, te lo digo muy en serio.

Amanda se sintió muy liberada, se había quitado un gran peso de encima al contarle todo a Sebas, era lo que necesitaba, poder hablarlo con su amigo, sin secretos. Se puso el collar y su aspecto volvió a cambiar, volvía a parecerse a los Yuna.

— ¡Es increíble el poder de ese collar! Lo que me cuesta creer es que Axel sea tu hermano… ¿Seguro que no es adoptado?— dijo Sebas y ambos se rieron— de verdad te lo digo, no os parecéis en nada, tú eres un encanto y él… bueno, digamos que tiene un carácter muy especial, ni él mismo se soporta…

— Puede que tengas algo de razón Sebas, pero a pesar de todo, Axel es a quien más quiero en el mundo…

Sebas suspiró tras escuchar las palabras de Amanda. Ya era tarde así que salieron del cuarto del baño y se fueron a la cafetería a comer algo. Cuando salieron, se encontraron a Mary de frente, ella estaba justo en la puerta del baño con cara de sorpresa, incluso tenía la boca abierta.

— Esto…esto no es lo que parece…solo estaba mirando vuestro grifo, que goteaba un poco…— dijo Sebas avergonzado al ver la cara que había puesto Mary al verlos salir juntos del cuarto de baño.

Mary no dijo nada, su cara era un poema, solo los observó y salió corriendo de la habitación. Amanda y Sebas también salieron de la habitación, estaban bastante avergonzados por lo que pudiera haber pensado Mary, ambos se miraron y se echaron a reír, había sido un momento bastante cómico que no olvidarían con facilidad. Juntos se dirigieron hacia la cafetería. Conforme caminaban hacia allí, Amanda empezó a pensar una cosa y terminó imaginándose lo peor…

— Sebas…¿Y si Mary ha oído algo sobre nuestra conversación?

— No creo que haya oído nada, seguro solo se ha sorprendido al vernos juntos, pensará que estábamos haciendo a saber el qué ahí dentro— dijo Sebas entre risas—. No te preocupes…

Amanda y Sebas llegaron a la cafetería. Cuando entraron, vieron a Mary hablando con Axel y Víctor. Axel puso cara de desagrado y miró hacia donde estaba Amanda. Víctor, a su vez, se tapó la cara con las manos, estaban los dos muy sorprendidos por algo que les estaba diciendo Mary. Amanda pensó lo peor, seguro que Mary había oído gran parte de la conversación le estaría contando todo a Axel. Amanda se puso muy nerviosa, le latía muy rápido el corazón y le empezaron a sudar las manos por los nervios. Axel se acercó con paso decidido hacia donde estaban Sebas y Amanda.

— ¿En serio, Yuna? ¡Estas loca!— le dijo Axel alterado—. Ni en tus mejores sueños tendría yo algo contigo…¡Qué asco!

— ¿Qué?— preguntaron Amanda y Sebas al unísono.

— ¡Lo he oído todo, no lo niegues!— decía Mary quien de acercó hasta donde estaba Axel—. Te he oído decir que Axel es la persona a la que más quieres, esas fueron tus palabras exactas…

— Bueno, yo…— Amanda no quería dejar a Mary por mentirosa, así que no le quedo otra opción, tuvo que seguirles la corriente— no quería que te enterarás. Se que Mary y tú sois pareja y lo respeto, ya se me pasará…

— ¡A saber que perversiones estás pensando ahora mismo que te gustaría hacerme!— dijo Axel a la vez que cogía un vaso lleno de bebida fría y vaciaba su contenido sobre la cabeza de Amanda, empapándola entera—. Así te refrescas un poco…

Mary sujetó a Axel por el brazo y ambos se fueron a su mesa. Amanda estaba muy avergonzada, todos se volvieron a reír de ella, estaba muy cansada de las tonterías de Axel. Aunque pensó que eso era mejor a que hubieran descubierto su verdadera identidad, así que tendría que aguantar y fingir estar enamorada de Axel durante un tiempo, no le quedaba otra opción.

— Axel se ha pasado, me da igual que sea tu hermano, se merece un buen escarmiento— le susurró Sebas a Amanda.

— Tienes razón Sebas, ya me he cansado, Axel me las va a pagar…

Por la noche, Amanda estaba tumbada en la cama pero no se podía dormir. De repente, notó un cosquilleo en el brazo, ya lo había notado en otras ocasiones pero había hecho caso omiso, parecía provenir del brazalete que le había dado Haro. Se levantó y se aseguró de que Mary estaba profundamente dormida. Entonces, entró al cuarto de baño y apretó y frotó el brazalete con la mano. Empezó a salir una pequeña luz blanca del brazalete y dentro de esa luz estaba la imagen de Haro.

— Hola pequeña, me alegro de verte, estaba preocupado, ya pensaba que te habría pasado algo…— era Haro quien hablaba.

— ¡Haro! Estoy bien, aunque está siendo algo difícil estar aquí, hay un chico que es muy cruel conmigo…— dijo Amanda omitiendo que era de Axel de quién hablaba.

— Lo siento mucho…— dijo Haro apenado— pero eres muy fuerte, seguro que puedes con él. Recuerda todo lo que te he enseñado, no dejes que te trate mal y defiéndete ¿Me oyes?

— Si, lo haré…

— Por cierto, Hesme está ansiosa por saber si has descubierto ya como conseguir los tres libros, ya sabes lo impaciente que es…

— Aún no, pero lo descubriré pronto, dile que no se preocupe…— dijo Amanda poniendo los ojos en blanco, no soportaba a Hesme.

— De acuerdo, pequeña, seguiremos en contacto. Cuídate.

Amanda se despidió de Haro y salió del cuarto de baño. Mary seguía profundamente dormida. Ella se metió en la cama y comenzó a recordar todas las enseñanzas de Haro, entonces se le ocurrió que era lo que podía hacer para vengarse de su hermano.

Al día siguiente, Amanda se levantó toda decidida a vengarse de Axel. Él siempre se pasaba mucho con ella y la dejaba en ridículo delante de todos. Era hora de que él probará de su propia medicina. Amanda se levantó y se metió al cuarto de baño para darse una larga ducha, le esperaba un gran día.

Al cabo de un rato salió de la ducha, fue a ponerse la toalla pero no la encontró, no había ninguna toalla, ni su ropa, ni el brazalete estaban allí. Salió a la habitación y miró dentro del armario, no estaba su ropa, ni su mochila, ni siquiera las ropas de la cama, todas sus cosas habían desaparecido. Sólo pudo encontrar una pequeña toalla debajo de su cama que le tapaba lo justo para no parecer una exhibicionista.

Ella ya se imaginaba quien se había llevado sus cosas, seguro que había sido Axel. Salió de la habitación y fue a buscar a su amigo, Sebas. Llegó tapándose como pudo a la habitación número 18 y llamó a la puerta, Peter fue quien abrió la puerta. Quedó impactado al ver a Amanda, la miró de la cabeza a los pies y se sonrojó al ver que estaba solo tapada con una pequeña toalla ante su puerta. Él miró sonrojado rápidamente para otro lado.

— ¿Esta Sebas?— preguntó Amanda muy avergonzada.

— Esta en la ducha— dijo Peter también muy avergonzado y dejó entrar a Amanda en la habitación—. Oye…no llevas ropa…

— Oh, ¿en serio? No me había dado cuenta…—dijo Amanda sarcásticamente—. Tu amigo me ha quitado todas mis cosas, no tengo nada que ponerme…

— Espera un momento— dijo Peter y seguidamente abrió su armario, sacó algo de ropa y se la dio a Amanda—. Te irá un poco grande, pero mejor que nada…

Peter se dio la vuelta para que Amanda pudiera ponerse la ropa. Ella estaba encantada de que Peter le hubiera dejado su ropa, se la puso y si que le estaba algo grande pero no le importó, ya que olía a él.

— Gracias por dejármela, prometo devolvértela en cuanto recupere mis cosas— le dijo Amanda y, seguidamente, se fue a buscar a Axel.

Fue a la habitación número 5, era la habitación de Víctor y Axel. Llamó a la puerta y Víctor fue quien la abrió. Se quedó muy sorprendido al ver a Amanda.

— ¿Esta Axel?— preguntó Amanda alterada—. ¡Dile que me devuelva mis cosas ahora mismo!

— No…no esta aquí…

Amanda empujó a Víctor y entró en la habitación. Axel no estaba, pero pudo encontrar todas sus cosas debajo de su cama. Amanda las cogió y salió de la habitación sin decirle ni una palabra a Víctor, quien aún la miraba sorprendido.

Cuando salió de la habitación se encontró con Axel, que venía acompañado de su padre. Amanda miró con odio a Axel, tenía ganas de estrangularlo, pero no podía hacer ni decir nada porque estaba Gabriel delante.

— Amanda ¿esto es tuyo?— le preguntó Gabriel enseñándole la navaja que había traído guardada en su mochila a Scanya—. Sabes que esta prohibido que los alumnos traigan armas a la academia. Puede ser motivo de expulsión…

— Si, es mía…

— Bueno, espero que no vuelva a ocurrir algo así. Te quedarás varias semanas castigada haciendo unas tareas que yo mismo te impondré.

— Papa, ha traído un arma a Scanya, ¡a saber que quería hacer con ella, debería ser expulsada!— dijo Axel enfadado, quería a toda costa que expulsaran a Amanda.

— ¡La traje para defenderme de abusones como tú¡— dijo Amanda muy enfadada y llorando por la rabia— ¡Lo único que has hecho ha sido amargarme la vida desde que llegué! Pero hoy te has pasado, has invadido mi privacidad, me has quitado todas mis cosas y yo no te he dado permiso para que toques mis cosas…

— ¿Eso es cierto, Axel?— le preguntó Gabriel mirándolo muy serio—. ¿Has entrado en la habitación de Amanda y te has llevado todas sus cosas?

— Bueno, sí, pero…

— ¡No hay peros que valgan!—dijo Gabriel enfadado— ¡Estáis los dos castigados, hasta nuevo aviso! Sí, tú también, Axel y no quiero oír ni una palabra…

A Amanda no le gustó tener que quedarse castigada, pero se alegró de que Axel también hubiera recibido un castigo, se lo merecía por todo lo que le había hecho sufrir desde que comenzó el curso. Después, Amanda fue a la cafetería y se encontró con Axel, que también había ido allí, se le veía muy enfadado hablando con sus amigos. Vio a Amanda y fue directo a por ella.

— ¡Yuna, por tu culpa me han castigado, me las vas a pagar!— le dijo enfadado a la vez que la cogía por la muñeca.

Sebas, quien se encontraba allí contemplando la escena, se acercó corriendo hasta ellos. Intentó que Áxel soltara a Amanda, pero él no le hacia caso, incluso le empujaba para apartarlo de allí y seguir gritándole a Amanda. Entonces, Sebas cogió el brazalete de tela gruesa de la muñeca de Áxel y tiró con todas sus fuerzas, sacando el brazalete del brazo de Áxel. Al no llevar el brazalete, el uniforme de Áxel desapareció y se quedó en ropa interior. Todo el mundo vió a Áxel casi desnudo y comenzaron a reírse a carcajadas. Áxel, avergonzado, soltó a Amanda y le quitó el brazalete Sebas para volver a ponérselo y así, su uniforme volvió a aparecer en el momento. Después, Áxel se encaró contra Amanda y Sebas, se acercaba a ellos para hacerles daño, pero Amanda fue más rápida que él.

— ¡Te está bien merecido, Axel! ¡Te pasas mucho conmigo! No sabes lo que es sufrir tus bromas día tras día, ya es hora de que sepas lo que se siente…

Amanda había recordado un hechizo que le enseñó Haro, con el que podías manipular las emociones de la gente. Amanda quería transmitir a Axel toda la vergüenza y sufrimiento que le había hecho pasar desde que llegó a Scanya. Quería que supiera lo que sentía ella por su culpa, todos los días.

— ¡Sentelmen!— dijo Amanda a la vez que dibujaba unos círculos con las manos, dirigiéndolas hacia Axel.

Axel comenzó a poner mala cara, estaba recibiendo todas las emociones desagradables de Amanda de todos esos días. Ella estaba concentrada transfiriéndoselas, pero, sin darse cuenta, comenzó a recordar cosas que vivió con los Yuna. No podía controlar su mente, aparecían todos los sentimientos desde el día que fue secuestrada, la tristeza al ser separada de su familia, el intento de asesinato por parte de Hesme, sus burlas, su desprecio, las torturas y muertes de las que fue testigo… todo ello se lo estaba transfiriendo a Axel inevitablemente. Axel había comenzado a retorcerse y a gritar, hasta que cayó al suelo llorando desconsoladamente. Amanda consiguió parar el hechizo, pero había dejado a Axel destrozado.

Axel por fin pudo recomponerse un poco, y fue cuando se dio cuenta de que todos le miraban y se estaban riendo de él, lo habían visto tirado en el suelo llorar y patalear como un niño. Sintió una gran vergüenza, a la vez que un gran desconcierto al no saber que le había pasado. Amanda quiso acercarse a ayudarlo a levantarse pero él, no dejó ni que lo tocará. Se levantó él solo de un salto y salió corriendo de allí, tras él, todas las risas y burlas de todos sus compañeros.

Amanda no pretendía llegar tan lejos, sólo quería que Axel se pusiera en su lugar un poco, pero se le había ido de las manos por completo. Sus emociones le habían controlado a ella. Pensó que se había excedido, pero al menos, consiguió en parte lo que quería, que Axel supiera lo que se siente cuando todos se burlan de ti día tras día. Por fin se había vengado. A partir de ese día las cosas iban a cambiar.