—¡Silencio mortal! —La sala privada estaba en un silencio tan sepulcral como la misma muerte.
Fucha Rongcan, Cao Yan, Liang Xuan y todos los demás estaban tan impactados que casi les caían los ojos al suelo, incapaces de creer lo que estaban viendo.
Le llevó bastante tiempo a Fucha Rongcan finalmente salir de su shock.
—¡Papá, qué estás haciendo? ¿Por qué te arrodillarías ante esta basura? —Fucha Rongcan solo sentía que debía haber algo mal con el cerebro de su padre.
Fucha Tai lo reprendió directamente:
—¿Cómo te atreves a ser irrespetuoso frente a Su Majestad, deseas acaso no vivir?
Fucha Rongcan se quedó sin palabras:
—Papá, ¿de qué hablas, si él es solo un aprovechado y un yerno que depende de la familia de su esposa? ¿Cómo podría ser Su Majestad? ¡Debes haber cometido un error!
La expresión de Fucha Tai era seria:
—¡El Anillo Jiulong está aquí, cómo podría haberme equivocado!
—¿¡El Anillo Jiulong?! —Fucha Rongcan quedó estupefacto.
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