—¡Oh dios mío, finalmente despertaste! —exclamó emocionada la Srta. Juliet al ver a Irene. Había dormido profundamente durante todo un día.
—Ven aquí, niña. Me alegra que hayas descansado bien y recuperado tu energía. Ven y siéntate, déjame servirte un almuerzo suntuoso —dijo la Srta. Juliet.
—Gracias, señora. —Irene agradeció su amabilidad y sonrió.
—Me recuerda a nuestra madre. Tan cálida y amable —Jay señaló a Aurora que estaba a su lado. El dúo y Lily estaban detrás de Irene. Todos habían bajado las escaleras después de que Irene se despertara esa mañana.
—Sí, lo sé. Es demasiado amable —Aurora afirmó y sonrió calurosamente a la Srta. Juliet.
—Gracias por todo, señora —dijo ella a la Srta. Juliet mientras los guiaba al comedor.
—Basta de agradecimientos, todos deberían venir y tomar asiento y disfrutar de su comida —la Srta. Juliet les informó con una risa. Se rieron de su broma. Rápidamente instruyó a dos criadas para que los atendieran.
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